Esto quiero hacer con esta carta, dirigida a los agentes de una patrulla del 911 que se hizo presente en la madrugada de este domingo en la residencial donde yo vivo, en la Motocross.
Alguien había soltado unos balazos. Un ciudadano llamó al 911 para reportarlos. Una patrulla se movilizó a la Motocross y ustedes hicieron lo que les toca hacer: interrogar a los vigilantes de la zona. Al vigilante de nuestra residencial, un muchacho que tiene cinco años de cuidarnos a nuestra plena satisfacción, le encontraron un arma de fuego. El muchacho, aunque tiene cierta razón de alegar que se siente más seguro teniendo un arma para casos de emergencia, lo que no tiene es un permiso para portar arma, tampoco un registro del revólver que guarda en la caseta ("por si acaso...)
Me impresionó la calidad profesional que ustedes mostraron en el trato a este muchacho. Con gran paciencia le explicaron que estaban obligados a reportar este incidente para que el laboratorio levante el arma y la someta a exámenes forenses. Y que ellos estaban obligados a detenerlo. Escuché las largas pláticas de ustedes con su detenido, mientras todos esperábamos al laboratorio, explicándole que no se afligiera, que ustedes sabían que era un hombre honesto que trabaja duro para dar de comer a sus hijos; que su profesión era peligrosa, que el fiscal y el juez iban a entender su situación, pero que él la había "cagado" al andar un arma sin permiso, y sobre todo al tratar de esconderla cuando ustedes lo abordaron...
Más incluso que la calidad profesional me impresionó la calidad humana de la manera como ustedes actuaron esta noche. Todos sabemos que no todos los policías actúan así siempre. Muchas veces me he indignado observando de qué manera tan humillante se efectúan los registros y capturas, sobre todo a jóvenes. Pero igual que a veces me indigno, esta vez tengo que decir que me sentí orgulloso al observar cómo ustedes estaban haciendo lo contrario al trato humillante tan común: aconsejaron al detenido, hicieron todo lo posible para levantarle la moral y quitarle el miedo...
Alguien podía pensar que ustedes actuaron así porque yo como periodista estaba presente. Es cierto, me hice presente cuando me avisaron que iban a detener a nuestro vigilante. Pero nadie de ustedes sabía que este vecino preocupado por el vigilante era periodista y publicaba cartas. Hasta que al final pasaba un grupo de bolos y uno de ellos me reconoció y empezó a gritar: "Paolo hijueputa, periodista extranjero de mierda, ¡Viva Hugo Chávez!"
Y uno de ustedes me miró y dijo: "Ah, usted es... no lo habíamos conocido". Así que ustedes se portaron como profesionales y humanos, no porque estaba un periodista, sino porque así son. ¡Gracias por esto!
Saludos del "hijueputa periodista extranjero de mierda"
(Más!/EDH)