Entendemos
por conservación “un esfuerzo deliberado por evitar una degradación excesiva de
los ecosistemas” (Margaleff, 1977), y le agregamos el concepto de Nueva
Delhi, conservación: “uso sensato o juicioso de los recursos de la tierra”
(UICN, 1969). Dentro de estos dos principios, podemos enmarcar las
tendencias de la conservación actual, que se desenvuelven por dos
ramas: una se centra los esfuerzos de conservación (como las áreas naturales
protegidas) y otro, por el uso racional de los recursos (agricultura sostenible).
Así, pasemos a examinar los primeros esfuerzos de conservación y
sus motivaciones.
Los
primeros modelos de conservación (preservación) se basaron en las
características paisajísticas de los lugares, siendo las áreas naturales
protegidas la primera forma de conservación. Las primeras formas de
conservación del territorio fueron el Parque Nacional de Yellowstone y el
“Central Park” de Nueva York. Así como algunos de los jardines
franceses de finales del siglo XIX. El “Central Park” y los jardines
franceses se crearon para mostrar las especies de otras partes del mundo,
así se convertirán en precursores de los primeros jardines botánicos.
Por
otra parte, Yellowstone es el primer territorio que se declaró oficialmente como
Parque Nacional en 1872. Este parque se creó con el fin de preservar la
naturaleza tal cual estaba presente en ese momento. Por esto, se expulso a
toda la población indígena residente. Así mismo se dijo que tenía que ser
“para el uso y disfrute del pueblo” (Sellers, 1977). Esta idea persevera
hasta nuestros días en muchas áreas protegidas del planeta, y es el concepto
fundamental detrás de la idea de parque nacional: un lugar en el cual la
población puede apreciar las bellezas paisajísticas de la naturaleza, el
cual no puede ser utilizado más que para la recreación.
Otro
modelo interesante de comentar son las áreas naturales protegidas mediterráneas,
en especial el modelo español, debido a la influencia que tiene este en América
Latina. La idea de área natural protegida en España, así como en muchos de
los países europeos, tiene tres raíces fundamentales que van a dar origen a
algunos de los sistemas de conservación actuales. El interés de la realeza
y aristocracia europea por la cacería fue uno de los motores
fundamentales para declarar algunas áreas (cotos) de uso especial para
ese propósito. Al mismo tiempo, los Ingenieros de montes,
también han tenido especial interés para el desarrollo de áreas de
especial uso, en este caso, con fines de explotación forestal. Grupos de
naturalistas, geólogos, excursionistas y pedagogos han utilizado partes del
territorio con fines de educación, y han exigido la preservación de los
recursos tal cual están en el momento en que lo han conocido
(Casado, 2000). Todas estas presiones han servido de insumos para que, en 1916,
se creara la primera ley de Parques Nacionales de España y en 1918 se
declarara el primer parque nacional, el de Covadonga (ahora Parque nacional
de Picos de Europa).
Actualmente,
son reconocidos numerosos bienes y servicios ligados a la naturalidad
o seminaturalidad de los ecosistemas, así las áreas naturales
protegidas contribuyen al bienestar de la sociedad. Entre otros, pueden
destacarse el mantenimiento de la diversidad biológica y de la calidad del
paisaje, la regulación hídrica y de los ciclos de nutrientes,
la producción del suelo, la protección de catástrofes naturales y la
provisión de lugares de recreo, educación, ciencia y cultura.
Algunos
de las peores presunciones que se pueden hacer es pensar que las áreas
naturales protegidas están aisladas del medio que los rodea. Por lo tanto, no
podemos seguir pensando que al delimitar en un mapa un área natural
protegida ya se ha garantizado su protección, aun trabajando y tratando de
preservar todos los recursos tal cual están dentro del área no va a
garantizar su protección. La trama territorial es más complicada y extensa
que los núcleos que llamamos áreas naturales protegidas. Las nuevas
ideas sobre áreas naturales protegidas son más extensas que los
límites de una determinada área, tienen que ser concepciones territoriales
integrales (Gomez-Limón et al., 2000).Los esfuerzos económicos, humanos y el
soporte legislativo desarrollado en muchos de los países expresan la voluntad
de conservación de la naturaleza. Cabe esperar que en las áreas naturales
protegidas se cuiden con especial énfasis los valores ambientales,
pero sin dejar de lado los beneficios sociales y económicos de las
poblaciones vecinas.
Las áreas
naturales protegidas constituyen herramientas eficaces para alcanzar
los objetivos primarios de conservación que una nación se haya trazado;
adecuadamente conservadas contribuyen de manera significativa a la
protección y conservación de la diversidad natural. Al estar bien
planificadas, administradas e implementadas generan beneficios biológicos
y ecológicos al proteger especies vegetales y animales reguladoras del
medio ambiente; generan beneficios económicos directos e indirectos y protegen
los valores naturales y culturales más relevantes.
Entonces,
¿Qué es un área natural protegida? Como hemos visto existen
muchas influencias y razones precursoras de la idea de las áreas
protegidos. Pero fue a partir de las primeras reuniones (Seattle 1962,
Yellowstone 1972 y Bali 1982) que se sentaron las bases para crear la
definición actual de área protegida, pero esta fue aprobada hasta el IV
Congreso de parques, Caracas 1992, “Parques para la vida”. Además en esta
reunión se discutieron conceptos como “categorías de manejo”, “corredores”
y “participación”. Además de los documentos obtenidos del IV Congreso
mundial de parques, la cumbre de la tierra, Rio 1992, da origen a un
convenio llamado de Diversidad Biológica, en dicho convenio en el Art. 8
sobre la conservación in situ obliga a las partes firmantes a
“…establecer un sistema de espacios protegidos que garantice la
conservación de la diversidad biológica…” (Convenio sobre
Diversidad Biológica, 1992), además da una serie de lineamientos que van a
nutrir el concepto actual de área protegida. Entonces un área natural protegida
es: “Una zona de tierra y/o mar especialmente dedicada a la protección y
mantenimiento de la diversidad biológica y de los recursos naturales y
culturales asociados y gestionada legalmente o por otros medios eficaces”
(Europarc y UICN, 1999)
En
pasado V Congreso de parques, Durban 2003, “Beneficios más allá de
las fronteras”, el Acuerdo de Durbán reafirma la línea de acción que se ha
venido realizando, pero advierte que hay un nuevo paradigma al cual nos
tenemos que mover, hacia un comanejo de los espacios protegidos, una
gestión descentralizada, en donde existan redes y no islas de conservación, el
paradigma de la restauración y la facilitación de procesos.
A la
fecha estamos con avances dispersos frente a Durban, y nos comenzamos a
preparar para el congreso de Australia 2014; se prevé ya un énfasis en el
establecimiento de áreas marinas protegidas, ya que es el vacio más importante
que la red mundial de áreas protegidas tiene en este momento.
En El
Salvador actualmente con la nueva política de medio ambiente, tiene un enfoque
más integral, el Programa Nacional de Restauración de Ecosistemas y Paisajes es
un buen inicio, el único tema será ver si la posible dispersión de actividades
podrá tener el beneficio deseado o tendrá un descuido a las joyas de la corona
(áreas naturales protegidas). Si los recursos y la dirección son adecuadas este
es un buen inicio para El Salvador. Así mismo el esfuerzo de Zonificación Ambiental,
sobre todo el esfuerzo que se realizó en el Gran San Salvador y que se
realizará en la Zona Costera será muy importante para tratar de integrar en el
territorio esas distintas herramientas que hemos discutido en esta serie de
cuatro artículos.
Las
áreas naturales protegidas y su enfoque en el territorio son probablemente la
herramienta más importante que tenemos en la actualidad para integrar la
biología y ecología de la conservación, así como para integrar a los
instrumentos de planificación con los de conservación. Es importante recordar
que el enfoque de áreas protegidas no se termina en sus fronteras, el éxito de
la conservación dependerá de poder integrar en una trama territorial los
distintos enfoques del desarrollo sustentable.