Estimados señores Medardo González y Alfredo Cristiani:
Ni modo, se terminaron las vacaciones y el país regresa a la triste realidad, dirigiendo sus miradas hacia ustedes dos: A ver si encuentran el punto final a este capítulo de enredos y componendas que nos tiene fastidiados: estoy hablando del pleito sobre la Corte Suprema y el fiscal general.
Ni modo, se terminaron las vacaciones y el país regresa a la triste realidad, dirigiendo sus miradas hacia ustedes dos: A ver si encuentran el punto final a este capítulo de enredos y componendas que nos tiene fastidiados: estoy hablando del pleito sobre la Corte Suprema y el fiscal general.
Me dirijo a ustedes dos, porque supuestamente son los que mandan en los dos partidos que están obligados a ponerse de acuerdo. Sin la suma de ARENA y FMLN nadie puede alcanzar los 56 votos necesarios para elegir magistrados y fiscal. Los demás “dirigentes” en los interminables sesiones en Casa Presidencial, o están de adorno o sólo hacen estorbo. Pongo en comillas “dirigentes”, porque nadie sabe qué dirigen. Y esto incluye no sólo a los representantes de GANA, CN, CD y el PES, sino sobre todo a los ciudadanos Mauricio Funes y Sigfrido Reyes.
Perdieron la oportunidad de convertirse en arquitectos de la solución cuando decidieron meterse en el pleito en vez de acordarse de sus obligaciones como presidente de la República y de la Asamblea, respectivamente. Ahora, en la recta final, deben apartarse y dejar que resuelvan ustedes que son los que tienen las llaves en sus manos...
Ya todos sabemos cuál es el único final posible: acatar las sentencias de la Sala, poner a la nueva Asamblea (con su correlación de fuerzas actualizada por los votantes) a elegir a 10 magistrados, uno de ellos como presidente de la Corte, y al fiscal. Todo lo demás es paja: trataron a sacar al Dr. Jaime de la Sala, y no se puede, porque la Constitución no lo permite; trataron a sustituir al Dr. González, y no se puede, porque la nueva aritmética legislativa no lo permite. Trataron a imponer a la fuerza al Dr. Bonilla, y no se puede, porque no hay 56 diputados dispuestos a poner como presidente de la Corte a un hombre que se prestó a la usurpación de un cargo público.
Ya se pusieron de acuerdo que van a volver a votar por los magistrados del 2006, a pesar de su pésima actuación en esta crisis. Bien, háganlo, la prudencia lo dicta. Ya se pusieron de acuerdo que a los 5 magistrados del 2012 los van a elegir entre los que en abril salieron seleccionados como magistrados y suplentes. Bueno, háganlo, entre los suplentes seleccionados hay varios que no participaron en los tristes eventos del 1 y del 16 de julio, cuando sindicalistas y empleados de la presidencia de la Asamblea intentaron a instalar una corte paralela.
Pongan como presidente de la Corte al magistrado con más capacidad de enfrentar el reto de reunificar la Corte y mantenerla fuera de pleitos partidarios. Y pongan como fiscal general a alguien en quien ambos partidos pueden confiar; alguien que sepa conciliar dos principios: seguridad jurídica y ruptura con la impunidad; alguien que puede perseguir la corrupción, pero no en función de intereses partidarios. No es imposible, siempre y cuando este acuerdo lo construyan sin participación de los que necesitan que siga la impunidad. Con la gente de Saca y Funes en la mesa nunca van a encontrar al fiscal que el país necesita.
¡Manos a la obra, señores, y mostrar liderazgo!
Paolo Lüers
(Más!/EDH)