De repente ustedes aceptaron el reto.
Reflexionaron. Y cuando fui a las cárceles para hablar con ustedes, me tiraron
el reto de vuelta: Nos retaste que cambiemos, ¡ahora te desafiamos nosotros que
nos escuchés!
Acepté el reto. Hemos venido
conociéndonos. Hemos platicado. Hemos discutido. Yo les he escuchado y les he
dicho lo que pienso. Hasta ahora, lo que ustedes me dijeron que iban a hacer,
lo cumplieron. Dejaron de matarse entre ustedes. Dejaron de matar a jóvenes que
nada tienen que ver con pandillas, sólo porque viven en el barrio equivocado.
Dejaron de joder las escuelas, paralizando la educación. Dejaron de matar a
transportistas y quemar buses. Dejaron de matar a policías, custodios y sus
familiares.
Yo también les cumplí. Comencé a escribir
sobre ustedes y la tregua, para que la gente les ponga atención y les dé el
beneficio de la duda. Me han criticado por esto, me han dicho que ahora soy
amigo de pandilleros. No me importa. Soy amigo de la paz.
Anteayer nos encontramos nuevamente en
Mariona, en la reunión con el secretario general de la OEA, José Miguel
Insulza. Y anunciaron que van a prohibir la violencia contra las mujeres. Nada
de violaciones. Nada de desaparecer muchachas.
Ustedes me explicaron que para los
pandilleros “la palabra” es clave, es ley. Les tomo de su palabra, cuando dicen
que quieren ser parte de la solución, porque están cansados de ser el problema.
Les reto que sigan cumpliendo.
Si ustedes cumplen, juntos podemos
trabajar para un país donde todos caben, también ustedes, con todo y tatuajes.
No sé si se va a lograr, pero vale la pena intentarlo.
Nos vemos. Paolo
(Más!/EDH)
Postdata: El inicio de la carte original es como aquí reproducido. En el publicación en El Diario de Hoy se agregó "Estimados amigos". No lo había puesto, porque todavía no estoy seguro de cómo decirles: ¿amigos, chavos, señores pandilleros...?