Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 3 mayo 2022
Estimado presidente Manuel López Obrador:
Usted va a visitar El Salvador y al presidente Nayib Bukele, el 5 de mayo, en el marco de su gira por Centroamérica. Desde El Salvador nos preguntamos: ¿A qué viene, presidente?
Dicen que va a revisar la implementación del programa ‘Sembrando Vida’. Si es así, se puede ahorrar el viaje: El gobierno le va a llevar a un 'Pueblo Potemkin' y enseñarle algún sitio con arbolitos sembrados y con muchachos en camisetas cian que digan ‘Sembrando Vida’, pero el programa no existe. No existe en su dimensión ecológica, ni en su propósito de crear puestos de empleo para jóvenes para que no emigren. Se esfumaron los 30 millones de dólares que usted entregó a Bukele para este proyecto, en junio de 2019.
¿Sabe usted qué país visita? Es un país bajo régimen de excepción, donde en un mes se han detenido, sin garantías procesales, a 16 mil jóvenes en los barrios pobres. Si la policía recibe órdenes del presidente de llenar todos los días la cuota de 500 detenciones, es obvio que habrá cientos de víctimas inocentes.
Es un país donde lo va a recibir un presidente que ha declarado una “guerra a pandillas”, pero resulta que es una guerra contra los pobres. Es un país, donde el gobierno amenaza con penas de 15 años de cárcel a periodistas, si siguen investigando por qué se rompió el pacto secreto que el gobierno ha mantenido durante dos años con las pandillas, y por qué este rompimiento llevó a un baño de sangre y luego al estado de excepción.
El senador Emilio Álvarez Icaza le dijo que en la situación que vive El Salvador su visita a El Salvador es un "mensaje preocupante". No conozco al senador, pero tiene razón. Como presidente mexicano usted representa un país que ha jugado un papel de garante de la transición democrática de El Salvador, luego de que nuestro país pusiera fin a su guerra civil, en un acto celebrado en el castillo de Chapultepec, el 16 de enero del 1992. Con este compromiso histórico, un presidente mexicano sólo debería viajar a El Salvador, si su propósito es insistir al presidente Nayib Bukele que deje de desmantelar lo logrado en el proceso de paz que México apoyó con tanta dedicación. Bukele está revirtiendo todos los elementos claves de los Acuerdos de Paz: la desmilitarización, la separación de poderes, la independencia judicial, y las garantías para el ejercicio de las libertades de expresión y organización.
Si esta fuera su intención, agradecidos estaríamos los salvadoreños.
Mientras dure la invasión rusa en Ucrania, ningún presidente de ningún país democrático visita Rusia, a menos que sea con el propósito de presionar a Vladimir Putin a terminar la agresión a Ucrania. Este principio debe aplicarse a todos los gobiernos que han escogido el mal camino al autoritarismo y al irrespeto a las libertades democráticas. Nayib Bukele es un ejemplo. Nadie en El Salvador espera que la comunidad internacional deje de visitar a nuestro país y a hablar con nuestro gobierno. Pero los que en El Salvador trabajan por defender la democracia esperan que los presidentes de los países amigos, cuando vienen a El Salvador, expresen con claridad su preocupación por el desmantelamiento del orden constitucional. Si el presidente mexicano se presta al juego propagandístico de Nayib Bukele y le permite que lo utilicen como testigo de que en El Salvador todo es normal, tal vez se gana un presidente ‘amigo’, pero no cumple con el compromiso histórico de México con la democracia en América Latina.
Puede ser que usted esté viendo similitudes y afinidades entre su proyecto de transformación de México y lo que Nayib Bukele proclama. Pero tiene que entender que el de Bukele no es un proyecto anti-corrupción o para devolver a la política su contenido ético. Es un proyecto cínico de poder y corrupción. Si tiene dudas, puede invitar a un intercambio a algunos intelectuales o periodistas salvadoreños, quienes se vieron obligados a aceptar la generosidad con la cual México ofrece recibir y proteger a disidentes perseguidos de toda América Latina.
De todos modos, bienvenido a El Salvador. Saludos,