Estimados amigos:
Esta carta está dirigida a todo el personal de los hospitales que participó el jueves pasado en las marchas. Me parece absolutamente justo y necesario que ustedes reclamen del Estado el apoyo que necesitan para hacer su trabajo. Esta falta de apoyo no solo pone en peligro la vida de ustedes, por carencia de equipos adecuados de protección, sino también resta eficiencia al combate por la vida de sus pacientes contagiados de COVID-19.
Son dos razones fuertes para movilizarse como gremio y exigir cambios en la manera en que el Estado maneja la emergencia. Yo he expresado en varias cartas y columnas mi apoyo a sus reivindicaciones y mi respeto y admiración al trabajo que están haciendo en tan precarias condiciones. Repito lo que escribí en una carta anterior: “Si todo el mundo les dice ‘héroes’, ¿por qué son tan mal pagados? ¿Por qué tienen condiciones de trabajo tan inhumanas? ¿Por qué no les dan todo el equipo de protección que necesitan contra el contagio?”Tienen que entender que en la situación actual, con la crisis de la epidemia, ustedes de repente son un sector importante y protagónico. Las noticias de médicos prominentes muertos por el COVID-19 o las historias de enfermeras cayendo enfermas conmueven a la gente. De repente, ustedes se vuelven sujetos de campañas públicas de apoyo, pero lastimosamente también de intentos de manipulación.
No creo que realmente sea en defensa de sus intereses, como enfermeras y médicos, andar exigiendo a la Asamblea que haga caso a la presión del gobierno de decretar nuevamente un Estado de Excepción, facilitando una nueva cuarentena domiciliar y los instrumentos jurídicos para otra vez paralizar la actividad económica del país.
Lo que ustedes como trabajadores de salud y nosotros como potenciales pacientes necesitamos es una política sanitaria coherente, con claras prioridades. Y obviamente la prioridad número uno debería ser apoyar a los hospitales y su personal. Lo que más afecta a ustedes y a los pacientes es que el gobierno permitió que todos los hospitales estén ahora congestionados y contaminados, porque todos han tenido que dar prioridad a los enfermos de COVID-19. Los 3 meses de cuarentena, confinamiento y cierre de la economía tenían una sola razón: dar tiempo al gobierno de hacer las inversiones necesarias para capacitar al sistema hospitalario a recibir a los pacientes contagiados que en algún momento iban a necesitar atención. El gobierno hizo inversiones, pero no fueron inteligentes, porque no se hicieron con criterio técnico sino con criterio político y publicitario.
Que esto ahora está haciendo crisis era previsible y muchos de ustedes lo advirtieron. En esta situación no deberían ser ustedes los que vengan a salvarle la cara al gobierno, que quiere aprovechar la credibilidad y el tremendo respeto que el país les tiene para ocultar sus fracasos detrás de la insistencia en leyes de excepción y cuarentenas.
Si ustedes focalizan su movilización en exigir una política sanitaria coherente, más allá de las improvisaciones y trucos publicitarios, podrán tener un gran impacto y tal vez incluso romper con los empates y bloqueos políticos. De todos modos, ni las cuarentenas ni las intervenciones focalizadas que otros proponen tienen ningún sentido si no son parte de un plan coherente que abarca salud y economía, hospitales y empleo, implementos médicos y seguridad alimentaria.
Ustedes tienen todo el derecho -yo diría, la obligación- de exigir que el gobierno formule y ponga en práctica un plan coherente para sacar al país de la emergencia sanitaria y de la emergencia económica. Ambas son inseparables. Ya ahora el gobierno no logra garantizarles el pago de salarios y el suministro de máscaras y trajes de protección.
Si no arrancamos la economía, y con ella el volumen de impuestos que recolecta el gobierno, ¿de dónde piensan que les van a pagar a ustedes, proveerles de transporte, habilitar más UCI y comprar implementos que ustedes necesitan?
Con el respeto que siempre les he tenido, les saluda