viernes, 8 de mayo de 2020

Carta a opositores u otros que quieren negociar con el gobierno. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 9 mayo 2020


El presidente Bukele les tomó el pelo a ARENA y ANEP, con las últimas medidas, según él contra la epidemia, pero en realidad contra nuestras libertades. Para conseguir el apoyo para su ley de regulación para la cuarentena y su solicitud de autorizar otros mil millones de prestamos, les mandó a decir con sus emisarios dos mentiras: una, que no iba a implementar medidas más restrictivas a la población y la economía; segundo, que al terminar las dos semanas adicionales de cuarentena total se iba a abrir gradualmente la vida prodructiva, comercial y social del país.
La primera promesa la incumplió el día siguiente, emitiendo su decreto #22, que con el paro total al transporte público y el cierre de otra lista larga de rubros económicos terminó de paralizar al país. La segunda promesa, la reactivación de la economía, ya en su última cadena nacional apareció como una posibilidad, pero solo si sus medidas drásticas logran parar el ascenso de contagios en el país. Como esto no va a pasar, tampoco habrá reactivación de la vida productiva. Y no va a pasar, porque las cuarentenas no tienen un impacto curativo, tampoco erradican al virus, sino solamente, en el mejor de los casos, pueden retrasar un poco el avance de la epidemia.
Hoy tanto ARENA como ANEP denuncian este nuevo abuso por parte del presidente y exigen que se derogue el tal decreto 22, y sobre todo la paralización del transporte público. Es obvio que el presidente no les va hacer este favor, y dudo que en la Asamblea Legislativa exista la voluntad y coherencia para derogar la ley que por engaño acaba de aprobar.
Hay algunas lecciones que hay que sacar inmediatamente de este desastre. Quienes tengan la noble disposición de olvidarse, ante la crisis del país, de las diferencias políticas y dialogar con el gobierno sobre maneras de apoyarlo, que exijan que el presidente personalmente se siente con ellos, y que cualquier acuerdo o compromiso se ponga por escrito y que sea conjuntamente transmitido a la nación.
Está claro que no son confiables promesas hechas por algún hermano del presidente, ni tampoco por alguien de sus cheros convertidos en secretarios de la Presidencia. Hemos visto la facilidad con la cual el presidente se hace el maje y desautoriza estos acuerdos.
Los que se dejaron engañar tienen que tener el valor de decirlo con toda claridad y en público. No fueron malentendidos, sino malas intenciones por parte del presidente, y la gente tiene derecho de saber que no pueden confiar en la palabra del presidente.
A partir de ahorita todos -oposición, empresarios y ciudadanos- tenemos que concentrarnos en una sola exigencia: al solo terminar esta “cuarentena especial”, comenzar a trabajar para reactivar la economía del país antes de que su declive sea irreparable. Ni una prorroga más al encierro.
Saludos,