viernes, 8 de noviembre de 2019

Carta sobre el 9 de noviembre, cuando en Berlin cayó el muro y en San Salvador comenzó la ofensiva . De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 9 noviembre 2019


En noviembre 1989, exactamente hace 30 años, pasaron dos eventos históricos, que a primera vista no tenían nada en común, pero marcaron cambios dramáticos en mis dos patrias: Alemania y El Salvador. Y por lo tanto, en mi vida...

En Berlin, este día 9 de noviembre de 1989 cayó el muro, y con él simbólicamente “la cortina de hierro”, que dividía a Alemania, Europa y el mundo en dos bloques. Con la caída del muro de Berlin comenzó el desmoronamiento no solo del régimen pro-soviético en Alemania Oriental, sino de todo el imperio soviético. Durante los años 1990 y 1991, una revolución pacífica puso fin al bloque comunista. 

En El Salvador, el 11 de noviembre del año 1989, comenzó la ofensiva guerrillera sobre la capital. Con esta ofensiva quedó claro ante los ojos de toda la nación y el mundo que esta guerra civil salvadoreña nadie la iba a ganar. Comenzó un proceso que también terminó a finales del 1991, con un resultado básicamente igual que en Europa Oriental: la refundación democrática, en nuestro caso a través de los Acuerdos de Paz. 

Igual que la unificación de Alemania y la democratización de toda Europa Oriental, el proceso de paz y democratización en El Salvador fue patrocinado por los dos super poderes que habían administrado durante décadas la guerra fría y que ahora la estaban terminando: Washington y Moscú. 

Durante los días caóticos de la ofensiva de noviembre 1989, culminando con el asesinato de los jesuitas y la toma del Sheraton, no teníamos cabeza para analizar lo que estaba pasando en Berlin, con la caída del muro. Pero cuando el polvo de las balas y bombas se asentó, todos nos dimos cuenta que despertamos en un mundo diferente, en el cual nuestra guerra ya no tenía cabida; que en Berlin había pasado algo que irreversiblemente iba a llevar al fin de la guerra fría, la cual en nuestro país se había vuelto bastante caliente.

Entonces, en El Salvador había que negociar la paz, y en Alemania había que negociar la unificación de un país dividido por los dos bloques. Todo el mundo sabía que no hubo alternativa, pero no todos lo interpretaron de la misma manera. Hubo quienes interpretaron ambos eventos históricos -la paz en El Salvador y la unificación de Alemania- como derrotas de la izquierda. Y habíamos muchos que vimos ambos eventos como victorias de la democracia y oportunidades de superar la guerra fría. 

Yo perdí buenos amigos (en Alemania y en El Salvador), quienes se sintieron defraudados porque los guerrilleros habíamos firmado un acuerdo con la derecha cuando habíamos prometido ganar la guerra; y quienes tampoco podían entender porque yo celebraba la caída del muro y del socialismo en Alemania. Decían que celebrar la caída de la Unión Soviética era traición. Pero para mi, era traición haber mantenido durante décadas dictaduras con bandera de socialismo. Y hubiera sido traición no poner fin a la guerra en El Salvador cuando había posibilidad de conquistar la democracia y la libertad. 

Para mi, el proceso de democratización que comenzó, este mismo noviembre 1989, en Berlin y en San Salvador fue lo mejor que podía pasar a mis dos patrias. 

Saludos,