miércoles, 25 de septiembre de 2019

Carta a los críticos de Greta: Ella no nos está dando lecciones científicas sino éticas. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 26 septiembre 2019


Estimados:
Una niña de 16 años tomó el micrófono en Nueva York, y el mundo escuchó, porque su discurso no fue nice, no lo dijo con una sonrisa, lo dijo con rabia, espetando sus advertencias, regañándonos.
Y como era de esperar, el día siguiente el internet, los periódicos y las redes retumbaron de voces de rechazo. A nadie le gusta que una niña le regaña. Y el tema, el cambio climático, de todos modos provoca mucha negación.
Como yo, en mi última carta, reproduje el discurso completo de Greta Thunberg, me cayó mi parte del rechazo.
La gente se burla de esta niña que se atreve a dar lecciones científicas a los líderes del mundo, reunidos en Naciones Unidas. ¿Cómo se atreve ella, que ni siquiera terminó el bachillerato, a hablar de procesos que ni siquiera nosotros los adultos entienden? Pues, la respuesta es simple, amigos: Ella no da lecciones científicas, simplemente exige a los gobernantes que hagan caso a lo que los científicos del mundo, en su abrumadora mayoría, tienen años de decir: el cambio climático está en pleno avance; conocemos sus causas y sus efectos; sabemos cómo detenerlo o por lo menos suavizarlo. ¡Háganlo!
Claro que una niña de 16 años no está facultada para dar lecciones científicas, pero los científicos ya hablaron y ella tomó la palabra para darnos una lección ética. Y, estimados amigos, los niños sí tienen capacidad y derecho de confrontarnos con imperativos éticos, sobre todo cuando se trata del mundo en el cual ellos tendrán que vivir.
Nosotros los adultos hemos bombardeado a los niños durante años con sermones sobre lo bueno, lo correcto y lo moral. Lo escucharon de sus padres, sus abuelos, sus profesores, sus curas. ¿Cómo negarles el derecho de devolvernos estos sermones, cuando tan contundentemente fallamos a cumplir con nuestros propios discursos?
Esto es lo que Greta Thunberg está haciendo. En esto reside el tremendo impacto que provoca, incluyendo el rechazo. Ella no necesita tener razón en todo lo que dice sobre el cambio climático y cómo hay que enfrentarlo. Tiene derecho de equivocarse, porque en la esencia tiene razón: le estamos fallando a los niños que van a heredar el mundo de nosotros. Este es su mensaje, y duele.
Sus detractores dicen que es una loca. No ocultó su rabia. Y no está entrenada para hablar ante las personas más poderosas de la economía y la política, de egresados de las mejores universidades, de los supuestos dueños de la verdad. ¿Esperaban ustedes que iba a expresar el mensaje con una sonrisa?
De todos modos, ya pasaron los tiempos cuando encerramos en manicomios a quienes se atrevieron decir verdades incómodas. Pasaron supuestamente los tiempos cuando todo comportamiento que no se adaptaba a los buenos modales y desafiaba las verdades acordadas fue declarado locura, porque las locuras no se tenía que tomar en cuenta…
Dicen que Greta Thunberg es una pobre niña que está siendo manipulada por intereses oscuros, sean por comunistas que luego del fracaso de la lucha de clases quieren provocar luchas contra el cambio climático; o sean grupos empresariales con intereses en energías renovables. No tengo ninguna duda de que luego del tremendo impacto que ha logrado tener con su huelga escolar por el futuro, ella es perseguida por oportunistas que quieren instrumentalizarla. No sé cómo lidia ella con esto, pero en el fondo no importa: su mensaje sigue siendo el mismo, y porque es auténtico conecta con toda su generación, más allá de ideologías, razas, religiones.
La critican incluso porque viene de una familia y un país con privilegios. Qué raro, todos los que leí diciendo esto vienen de países y sectores privilegiados, ¿y qué?
Dicen que no le creen nada, porque cometió el error de viajar de Europa a Nueva York en un velero de carrera que cuesta millones. Vaya, cometió un error. Tal vez ha sido engañada en este punto. ¿Y qué? Un error de una niña significa que su mensaje pierda validez? No jodan, entonces el mundo quedaría sin mensajes y sin mensajeros creíbles.
Simplemente acepten que esta niña Greta nos confrontó con nuestra propia ética y racionalidad. ¿Y cuánta gente logra el impacto que ella nos causó, sea aplauso, reflexión o debate?
Saludos,