Comisionado Landaverde:
Entiendo que no le gusta que los medios informen y opinen sin
restricciones sobre la violencia en el país. A nadie que dirige una
política de Seguridad fracasada le conviene. Además, como buen soldado
(disculpe: policía) del FMLN, está en su ADN el desprecio al desorden
que significa una prensa no regulada. O cualquier cosa no regulada por
el Estado, más bien por el gobierno, sobre todo por su gobierno.
Pero como no puede regular el ejercicio de la libertad de prensa, porque la Constitución no lo permite, se inventa una ley que ordena a los medios ejercer “autorregulación”.
Surge
entonces un proyecto legislativo con el aparatoso nombre “Ley del
Sistema Nacional de Prevención de la Violencia”, y entre un montón de
previsiones dudosas esconden el artículo 30, que manda que los medios de
comunicación tienen que “contribuir en la promoción de la prevención de la violencia, la convivencia y la cultura de paz en la población, procurando la autorregulación ética de la información
y contenidos no violentos para no afectar la salud mental de la
población, sin perjuicio del respeto a la libertad de expresión, de
prensa y de información.”
Una joya de redacción, comisionado. No puede existir una autorregulación mandada por ley. Y mucho menos una autorregulación obligatoria sin perjuicio de la libertad de prensa y de la expresión. Es un absurdo. O es autorregulación, o sea voluntaria y autónoma del Estado, o es regulación, o sea censura.
Lamentablemente para ustedes y afortunadamente para los periodistas, la censura no puede existir. Los periodistas vamos a seguir publicando lo que logremos investigar sobre la violencia y los crímenes, incluyendo los cometidos por una policía mal dirigida; sobre los fracasos de su política de mano dura y sobre la militarización de la PNC.
Los opinadores vamos a seguir diciendo las cosas por su nombre, aunque usted piense que esto va en detrimento de la salud mental de la población. Pero la salud mental que tienen en mente ustedes es la tranquilidad de un pueblo que confía en su gobierno y se traga restricciones de sus libertades. Nosotros trabajamos para una salud mental informada, crítica y activa.
Para nosotros, los periodistas y opinadores, esta ley que usted propone significa otra forma de censura. Cuando publicamos investigaciones, fotos, videos, análisis o columnas que demuestran la realidad cruda de inseguridad, la falta de control de las fuerzas de seguridad, y las barbaridades que cometen estos en su desesperación, no nos va a llamar la atención un censor del gobierno – nos va a censurar el editor o director del medio, que por ley estará obligado a la “autorregulación”. El efecto será el mismo: silencio, información tibia, opinión sin dientes…
La verdadera intención de esta ley, que ustedes tratan de esconder en frases ambiguas sobre “autorregulación sin perjuicio de la libertad de prensa”, la revela sin tapujos el diputado Misael Mejía, su hombre en la Comisión de Seguridad de la Asamblea: “Los medios deben sacar lo bueno del Gobierno y dejar de vender noticias negativas”. Así de simple, sin tanta paja.
Olvídese, comisionado: En este país nunca habrá autorregulación por ley – por más que anhelen tener aquí algo como la famosa “Ley RESORTE” en Venezuela, que permite al gobierno sancionar y cerrar medios cuando no respondan a la “responsabilidad social” definida por el gobierno, o cuando a criterio del ejecutivo “alteran el orden público, difundiendo noticias que alteran la salud mental de la población”.
No con nosotros, comisionado. Saludos,
(MAS! / El Diario de Hoy)