Y de hecho: en su gran acto de lanzamiento en la Feria, Saca no sorprendió a nadie. Todo era previsible. Dijo todo lo que la gente quiere escuchar. La gran bulla que aquí viene algo nuevo. Pero era más de lo mismo. La montaña publicitaria parió un ratoncito político...
Fui a la Feria a ver el acto de lanzamiento de Elías Antonio Saca. Fui como periodista, o sea con curiosidad por oficio. Fui con cámara y gafete del Diario colgados visiblemente, para que nadie se confunda. La única sorpresa que me llevé era el mensaje de twitter, que durante el acto apareció en la cuenta oficial de Saca: "Le doy la bienvenida a Paolo Luers por estar en el evento del lanzamiento de mi candidatura presidencial. #UNIDAD". A lo que inmediatamente respondí: "@tonysacaoficial: De reportero, si no viste la cámara y el gafete del medio que tuve colgados. De otra forma no asisto a actos proselitistas."
No hubo otras sorpresas. Ya sabíamos que Elías Antonio Saca es buen orador. Ya sabíamos que su discurso pega con mucha gente humilde. Ya sabíamos que con él andan muchos exfuncionarios. ¿O a alguien lo agarra por sorpresa que en las filas de invitados especiales de Saca estaban sentados gente como Jorge Hernández, Sigifrido Ochoa Pérez, el exfiscal Garrid Safie, los dirigentes del PCN, de GANA y del PDC? Ya sabíamos quienes son los amigos viejos y los amigos nuevos de Saca.
Sorpresa hubiera sido ver a personalidades de peso más allá de los 'sospechosos usuales', por ejemplo cuadros de ARENA, gente representativa de la sociedad civil, académicos o empresarios influyentes. Bueno, ahí anduvo Aldo Parducci, el secretario privado del presidente Flores. Y Agustín García Calderón. ¿Sorprendente? No para los que saben cómo funcionaba la relación entre este señor, cuando era presidente de la Corte Suprema de Justicia, con el presidente Saca. Aunque no lo vi, todos sabemos que también anda con Saca Mauricio Gutiérrez, el más cuestionado de todos los ex-presidentes de la Corte Suprema de Justicia.
Aunque tampoco lo había esperado, me llenó de alegría y satisfacción que no vi amigos míos en esta compañía, excepto dos que tres que ya andaban perdidos cuando se metieron a la Democracia Cristiana, y que ahora fueron endosados a Saca. Es gente honesta que seriamente cree en la necesidad de una tercera fuerza - y aceptan, con cierto dolor de estómago, este pacto con el diablo para que abra el espacio que ellos no han sido capaces de abrir. De estos hay unos cuantos, pero era visible que en la Feria, en medio de los personeros de Gana y del PCN y de la vieja argolla de Capres, se vieron como pollos comprados con caras de 'yo no fui'.
Tampoco el discurso de lanzamiento de Saca llevaba sorpresas. A menos que alguien se quiera dejar sorprender de la promesa de llevar a El Salvador al mundial de fútbol del 2018 en Qatar... Todas las promesas que Saca hizo en el las campañas del 2003/4 y del 2006 (de diputados y alcaldes), más las que hizo Funes en el 2008/9, sumados en un sólo paquete populista: las cumplidas, las incumplidas, las racionales, la irracionales, las con color de derecha popular, las con color de izquierda - todo esto junto lo ofrece Saca para el 2014. Para variar una de las grandes verdades de Karl Marx: "La historia se repite: la primera vez como tragedia, la segunda como farsa." Sólo que es peor: ya es la tercera vez. Funes ya repitió la historia de Saca - y era la famosa farsa de Marx. Hoy se quiere reciclar Saca - y quien cae por tercera vez, realmente se lo busca...
¿Realmente no hubo nada sorprendente? ¿Todo más de lo mismo, todo reciclaje? Bueno, talvez algunos se pueden sorprender de la frialdad con que Saca, el maestro de lo encubierto, de la compra de voluntades, de los pactos debajo de la mesa, y de los fondos discrecionales, abraza la bandera de la transparencia, la rendición de cuentas. O como Saca, quien en el 2009 estaba al punto de hacer un pacto que daba a Frente el control de la Corte Suprema y a él de la fiscalía, y quien luego fue cómplice de todas las conspiraciones contra la independencia de la Sala de Constitucional y de la Fiscalía General, hoy tiene el valor de hablar de 'la defensa de la institucionalidad democrática y de la independencia de los poderes'. Peso esto es sorprendente sólo para quienes no lo conocen bien.
En la Feria hubo dos públicos: uno humilde, acarreado, ansioso de liderazgo y de soluciones a sus problemas. Gente que cree en Saca; gente que necesita creer en alguien. Ya tienen el vicio creado de promesas demagógicas. Y el otro público de las primeras filas, el de saco y corbata: los socios de Saca, los viejos y los nuevos, los cínicos que no vienen a creer en alguien o algo. Estos apuestan a Saca, porque quieren estar con él cuando regrese al poder, y porque son unos fracasados que solos no llegan a ninguna parte. Como es evidente que no creen en nada, tampoco generan credibilidad. Este es el gran problema de esta campaña: Mientras no se ve gente seria, decente y creativa a la par del candidato, sigue siendo caudillo y no puede ocupar el espacio que quiere tomárselo: representante de la ciudadanía contra la partidocracia. Es cierto, hay una crisis de los partidos y su credibilidad. Pero la solución no puede ser sustituir los partidos por caudillos y sus movimientos y demagogias.
(El Diario de Hoy)