Yo no lo hago, pero puedo respetar que otros lo hagan: dar el beneficio de la duda al presidente de la República.
Pero hay un límite que no hay que sobrepasar entre cortesía e ingenuidad; entre esto del beneficio de la duda y lameculo...
Usted escribió en su columna dominical sobre el viaje del presidente con algunos empresarios: “Ha concluido lo que fue, sin duda, un exitoso viaje a Brasil.... No se conocen detalle de los logros, pero algo habrá resultado...”
Y aquí el gran logro: “El presidente habrá tenido la oportunidad de convivir y compartir con los representantes del sector privado y ellos con el presidente...”
Según usted, esta experiencia humana, “a bordo de un avión, en la suite presidencial o alrededor de mesas en el bar del hotel”, es “de gran relevancia para la buena gobernabilidad del país.”
Bueno, don Neto, talvez usted tenga conocimientos más íntimos de lo que pasó en la suite presidencial de Mauricio Funes en Sao Paulo. Si ahí se rescató la gobernabilidad del país, tal vez deberíamos mandar al gabinete de gobierno en pleno, junto con el COENA y los directores de ANEP, a pasar una semana en un campamento. Que pasen los días practicando deportes... y las noches alrededor de una fogata, contándose sus vidas...
Ya que usted se sabe los secretos de Sao Paulo, sáqueme de una duda: Y los prominentes representantes de nuestros medios que acompañaron a Funes a Sao Paulo, ¿también participaron en las sesiones de terapia de grupo en la suite presidencial?
Por lo que han publicado de su viaje, parece que sí...
Lástima que no me invitaron. Tal vez hubiera sido la oportunidad de superar mis desconfianzas y dejar de criticar tanto...
Saludos, Paolo Lüers
(Si alguien piensa que yo me inventé los argumentos de don Neto, puede encontrarlos completos en La Prensa Gráfica)
(Más!)