¡Hola, campeones!
Felicidades por el título. Pero espero que ustedes mismos saben que, como lo dijo ayer en el estadio un amigo: “Entre dos malos, ganó el menos pior...”
Por primera vez fui al estadio Cuscatlán. No había ido nunca, porque poco me atrae el fútbol guanaco. Ver mal fútbol es como ver mal teatro: da pena ajena. Te hace sentir mal, casi un poco co-responsable de las barbaridades que están exhibiendo los actores o los jugadores...
Ayer, viendo dos equipos mediocres disputando el título, cayéndose sobre sus propias patas, caminando en vez de correr para abrir espacios, me puse a pensar: ¿Quiénes realmente serán responsables del estado tan lamentable de nuestro fútbol?
Es mentira que aquí no hay talentos. Sin ninguna duda hay afición dispuesta a apoyar a sus equipos. Entonces, ¿qué pasa adentro de los clubes? ¿Por qué los que manejan el fútbol organizado huelen a corrupción?
Viendo la final del fútbol salvadoreño, queda claro que aquí hay mucho más que resolver que el problema legal entre la Normalizadora, Federación y Gobernación. Mucho más que el problema con la FIFA. Hay que limpiar el deporte de influencias mafiosas, pero sin que caiga en manos de los políticos, mucho menos del gobierno...
Disculpen, valientes chavos del Isidro Metapán. No quiero echarles agua a la fiesta. Ganaron porque jugaron mejor que el Águila. Sin embargo, para que juegen bien, falta mucho.
Saludos, Paolo Lüers
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