En mi Berlín, todos los primeros de mayo fueron memorables. La primera vez que asistí a una manifestación del 1 de mayo en Berlín fue en los años 50.
Fue en mi primer viaje a la capital. Tenía tal vez 14 años y escuché a Willy Brandt, en aquel entonces alcalde de Berlín Occidental, hablar a un millón de personas: "Son inseparables la justicia social y la libertad individual. Trabajadores de Berlín: No se dejan engañar por una izquierda falsa que quiere sacrificar la libertad para buscar la justicia. Al final no tendrán ni libertad ni justicia...".
Luego, ya residiendo y estudiando en Berlín, el 1 de mayo del 1969, que terminó en batallas campales entre trabajadores y trabajadores, unos en favor de la guerra de Vietnam, otros en contra.
Y unos con apoyo de la policía. Me detuvieron bajo la acusación de haber fregado a un caballo policial tirándole canicas para que se deslizara. Por suerte, no me lo pudieron comprobar. Pero pasé semanas sin poder levantar el brazo por la paliza que me cayó por parte de un policía montado...
Luego, el 1 de mayo de 1974: un millón de trabajadores en la calle de Berlín, pero en dos lugares diferentes. Frente a la alcaldía de Schöneberg los sindicalistas "oficialistas", en el barrio industrial Wedding los sindicalistas "rebeldes". Siendo delegado sindical en una de las fábricas grandes de Siemens, me tocó hablar en la concentración "rebelde". Nadie entendió ni una palabra de mi discurso, porque la policía nos puso dos helicópteros encima...
El siguiente año, nuestro intento frustrado de participar, con nuestras propias banderas, en el 1 de mayo del otro lado del Muro. Ni siquiera nos dejaron pasar de la frontera...
Un par de años más tarde, el histórico 1 de mayo de la reunificación del movimiento sindical: un millón de gentes juntas, desafiando a los enemigos de la democracia en las dos Alemanias, la Oriental y la Occidental.
Sólo los grupúsculos de sindicalistas comunistas se mantuvo aparte, porque no les gustó que los trabajadores estaban pidiendo libertad sindical para los obreros de Alemania Comunista. Claro, ¿cómo pedir libertad sindical en el Estado de Obreros y Campesinos?
Recuerdo otro 1 de mayo, no sé qué año de los 70, celebrado en Kreuzberg, para acercar al movimiento sindical a los inmigrantes turcos, griegos y yugoslavos concentrados en este barrio. Tal vez el Día del Trabajador más lindo, porque se convirtió en una fiesta multicultural, con músicas y comidas exóticas, bailes aún más exóticos, y con mucha alegría. Creo que fue el único 1 de mayo sin violencia en Kreuzberg...
En El Salvador nunca he asistido a una marcha del 1 de mayo. Sólo durante la guerra, cuando me tocó coordinar que las marchas se registraran en fotos y en vídeo. Luego de la guerra, se han convertido en eventos del FMLN - partido que nunca permitió que surgiera nuevamente un movimiento sindical autónomo y fuerte. Todo el mundo lo sabe - por más que Dagoberto Gutiérrez trate de mostrar que existe un "movimiento social" autónomo del FMLN.
Toda la vida me he negado a aceptar que los partidos políticos se montaran encima del 1 de Mayo. Nos enfrentamos a esta manipulación en Alemania Oriental, donde el Día del Trabajador se convirtió en un desfile militar (con tanques y misiles) y paramilitar (con los obreros "organizados"), presidido por los viejitos del Politburó. Una farsa perversa. Y también en Occidente, donde tuvimos que temporalmente dividir el movimiento sindical para lograr su autonomía del Partido Socialdemócrata.
La verdad: Me hacen falta los primeros de mayo que son fiestas de la autonomía, fraternidad y combatividad de los sindicatos. El 1 de mayo, para mí, es un día de nostalgia.
Luego, ya residiendo y estudiando en Berlín, el 1 de mayo del 1969, que terminó en batallas campales entre trabajadores y trabajadores, unos en favor de la guerra de Vietnam, otros en contra.
Y unos con apoyo de la policía. Me detuvieron bajo la acusación de haber fregado a un caballo policial tirándole canicas para que se deslizara. Por suerte, no me lo pudieron comprobar. Pero pasé semanas sin poder levantar el brazo por la paliza que me cayó por parte de un policía montado...
Luego, el 1 de mayo de 1974: un millón de trabajadores en la calle de Berlín, pero en dos lugares diferentes. Frente a la alcaldía de Schöneberg los sindicalistas "oficialistas", en el barrio industrial Wedding los sindicalistas "rebeldes". Siendo delegado sindical en una de las fábricas grandes de Siemens, me tocó hablar en la concentración "rebelde". Nadie entendió ni una palabra de mi discurso, porque la policía nos puso dos helicópteros encima...
El siguiente año, nuestro intento frustrado de participar, con nuestras propias banderas, en el 1 de mayo del otro lado del Muro. Ni siquiera nos dejaron pasar de la frontera...
Un par de años más tarde, el histórico 1 de mayo de la reunificación del movimiento sindical: un millón de gentes juntas, desafiando a los enemigos de la democracia en las dos Alemanias, la Oriental y la Occidental.
Sólo los grupúsculos de sindicalistas comunistas se mantuvo aparte, porque no les gustó que los trabajadores estaban pidiendo libertad sindical para los obreros de Alemania Comunista. Claro, ¿cómo pedir libertad sindical en el Estado de Obreros y Campesinos?
Recuerdo otro 1 de mayo, no sé qué año de los 70, celebrado en Kreuzberg, para acercar al movimiento sindical a los inmigrantes turcos, griegos y yugoslavos concentrados en este barrio. Tal vez el Día del Trabajador más lindo, porque se convirtió en una fiesta multicultural, con músicas y comidas exóticas, bailes aún más exóticos, y con mucha alegría. Creo que fue el único 1 de mayo sin violencia en Kreuzberg...
En El Salvador nunca he asistido a una marcha del 1 de mayo. Sólo durante la guerra, cuando me tocó coordinar que las marchas se registraran en fotos y en vídeo. Luego de la guerra, se han convertido en eventos del FMLN - partido que nunca permitió que surgiera nuevamente un movimiento sindical autónomo y fuerte. Todo el mundo lo sabe - por más que Dagoberto Gutiérrez trate de mostrar que existe un "movimiento social" autónomo del FMLN.
Toda la vida me he negado a aceptar que los partidos políticos se montaran encima del 1 de Mayo. Nos enfrentamos a esta manipulación en Alemania Oriental, donde el Día del Trabajador se convirtió en un desfile militar (con tanques y misiles) y paramilitar (con los obreros "organizados"), presidido por los viejitos del Politburó. Una farsa perversa. Y también en Occidente, donde tuvimos que temporalmente dividir el movimiento sindical para lograr su autonomía del Partido Socialdemócrata.
La verdad: Me hacen falta los primeros de mayo que son fiestas de la autonomía, fraternidad y combatividad de los sindicatos. El 1 de mayo, para mí, es un día de nostalgia.
(El Diario de Hoy)