martes, 6 de abril de 2010

Carta a un director de una escuela pública

Estimado director:

Ahora va a regresar de las vacaciones. Regresar a clases – y regresar a la misma pesadilla. Pesadilla de violencia. Y pesadilla de impotencia...

Porque a usted no le ayuda ni el ministerio de Educación ni mucho menos el de Seguridad. Tiene alumnos que venden drogas, extorsionan y atacan a sus compañeros, y usted no tiene derecho de expulsarlos. Tienen derecho a educación, le dicen en el ministerio de Educación.

Usted pidió protección policial para su escuela, y el ministro de Seguridad dijo en una entrevista que el problema de la violencia en las escuelas no se resuelve con policías, sino con una educación para la paz...

¡Qué galán! Su problema es que no tiene suficiente paciencia. Y que no tiene suficiente capacidad para explicar a sus alumnos y sus padres que necesitan aguantar la violencia escolar un rato más (5, 10, 15... años).

Urge que la Asamblea cambie las leyes que impiden que los directores puedan ejercer autoridad en sus escuelas o institutos. Urge también que en el gabinete de Seguridad entiendan que emplear recursos y personal policial para combatir la violencia en las escuelas sería la mejor inversión en Seguridad Pública que pueden hacer.

Así que, querido amigo, paciencia.

Paolo Lüers

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