sábado, 16 de febrero de 2019

Carta a los que demandaron una CICIES: ¡Abran el debate!

Estimados amigos en DTJ, Funde, Fusades…:
Uno de los primeros grandes temas de discusión y negociación en esta fase de transición será la CICIES. La instalación de una Comisión Internacional contra la Impunidad fue una de las banderas principales de campaña del ahora presidente electo– dentro de su discurso central de denunciar a todos los partidos de la postguerra como corruptos.

Hagamos historia: La demanda de una CICIES no es invento de Nayib Bukele. Surgió con fuerza en la sociedad civil salvadoreña, cuando las instituciones salvadoreñas no estaban dispuestas a romper con la impunidad de los corruptos – y cuando a la vez vimos que en Guatemala, con ayuda de la CICIG, desbancaron y enjuiciaron a un presidente corrupto y su vice. Y nosotros tuvimos una Fiscalía General comandada por un delincuente y extorsionista, una sección de Probidad dormida, una Corte de Cuentas corrompida, y partidos que querían ponerle bozal a la primera Sala de lo Constitucional independiente. ¿Cómo no nos iba a dar envidia la CICIG?
Ahora ya no estamos en la misma situación. La Sala terminó sobreviviendo todos los intentos de mediatizarla, y se renovó con magistrados que prometen defender su independencia. El fiscal general corrupto, Luis Martínez, está preso, igual que el ex presidente Saca. El ex presidente Funes tiene 4 órdenes de captura. Obviamente, nada de esto hubiera pasado sin un avance sustantivo en la Fiscalía General y la Corte Suprema.

Por tanto, la primera pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿Todavía necesita El Salvador una CICIES? ¿O podemos apostar a la consolidación de las instituciones propias? Esta discusión hay que abrirla inmediatamente en toda las sociedad civil, la academia, las organizaciones civiles y la comunidad jurídica. Y hay que exigir al gobierno entrante que no impulse ninguna iniciativa unilateral sin tomar en cuenta esta discusión de la sociedad civil.

Y si se llega a la conclusión que siempre es preciso una institución externa independiente de investigación y asesoría para fortalecer a nuestras instituciones jurídicas, la pregunta central sería: ¿Cuál sería el diseño y la misión de una CICIES que realmente cumpla con esta misión?

Aquí algunas tesis iniciales:

El primer imperativo para una CICIES sería su absoluta independencia. Si no es independiente del Ejecutivo y de intereses partidarios, sería contraproducente. Por tanto, el presidente electo tendrá que despojarse de los discursos manejados durante su campaña de una CICIES controlada por el gobierno. Siempre una CICIES nacerá de un convenio entre el gobierno y la comunidad internacional (Naciones Unidas y/o OEA). Pero los términos de este convenio, en cuanto a la misión y los mecanismos de funcionamiento de la comisión, tendrían que ser discutidos y aprobados por la Asamblea Legislativa.

Hay que definir un mecanismo confiable para nombrar al jefe de la Comisión. No puede ser simplemente por acuerdo del gobierno con los organismos internacionales, si para elegir a un magistrado o un fiscal general se requiere mayoría calificada de la Asamblea.

El punto esencial a discutir y definir es la relación CICIES-FGR. La CICIES tiene que fortalecer a la Fiscalía General, no hacerle competencia ni restarle competencias.

Tiene que respetarse el monopolio de la acción penal en manos de la fiscalía. Hay que discutir hasta qué punto esto tiene que incluir las decisiones sobre la apertura de investigaciones penales, y sobre cómo comunicar sus resultados al público. Hay que evitar el populismo judicial y los juicios mediáticos.

Todo esto hay que comenzar a debatir inmediatamente, con seriedad y libre de presiones. Es un asunto demasiado delicado para dejarlo solo en manos de los políticos y gobiernos. Por esto, esta carta va a los activistas, voceros, investigadores de las organizaciones civiles, académicas, y de la comunidad jurídica.

De este debate y su incidencia política dependerá si tendremos una CICIES que fortalezca nuestra institucionalidad o un pelotón de fusilamiento. Y a los diputados hay que decir que no pueden asumir ningún compromiso antes de que este debate haya producido consensos.

Saludos,

(MAS! y EL DIARIO DE HOY)


jueves, 14 de febrero de 2019

Carta a los enamorados de todas las edades: Seamos románticos

Hoy no quiero hablar de política. Hablemos del amor. ¿Qué vamos a hacer cada uno este 14 de febrero para o con las personas que amamos?

Yo voy a ir a Suchitoto a celebrar con mi esposa Daniela la inauguración de su exposición ‘Retratos de Amor’, celebrando el Día del Amor. Durante meses, ella ha recorrido las casas de Suchitoto para recoger (y a veces rescatar) las fotos de parejas: de los bisabuelos o abuelos retratados por el fotógrafo del pueblo hasta los hijos recién casados. Algunas estaban expuestas en el comedor-sala de la casa, otras guardadas en álbumes, algunas perdidas en baúles. 100 retratos, momentos muy privados, que ahora serán compartidos con la comunidad. Recuerdos familiares y compromisos recientes. Otro evento del Centro de Arte por la Paz para reparar el tejido social…

Para celebrar con Daniela el Día del Amor (y el éxito de la inauguración) voy a llevarle 24 rosas rojas, para que presidan la exposición en el corredor del Centro de Arte por la Paz – y una botella de Proseco italiano para compartirla después en el mirador encima del lago. No hay que tenerle miedo a lo romántico…



También voy a hablar por teléfono a mis hijos que están fuera del país. Aunque lo saben, necesitan escuchar que los extraño y que estoy orgulloso de ellos. Hay que aprovechar todas las ocasiones para estas reafirmaciones, ¿y cuál ocasión mejor que el 14 de febrero?

¿Qué puede hacer cada uno de ustedes para celebrar este 14 de febrero? Puede llevar a su pareja a cenar – no importa si es a la champita de la pupusera de la colonia o a un restaurante de lujo en San Benito. Pueden subir juntos al Boquerón, a los Planes o a Comasagua para admirar la puesta del sol. Pueden encender una candela y tomarse un vino.

Les repito: Aunque no sea la moda, lo romántico nunca es anticuado. Si es auténtico, es válido. Cuando yo era joven, en el movimiento rebelde de los estudiantes, se puso de moda decir que día como el 14 de febrero o el de la madre solo eran trucos de mercadeo del comercio de flores. Pero yo, a veces medio clandestino, para que nadie se burlara de ni, siempre invité a mi novia del turno a cenar el Día del Amor – y le mandé flores a mi mamá. Y siempre sentí bien rico compartir este ritual romántico…

Muchos solo me conocen como el duro y serio crítico político. Pero pregunten a las mujeres que han poblado mi vida (mi madre, mis hermanas, mis novias, mi esposa, mis hijas) y todas les van a decir que soy un romántico irremediable. Pues sí, sin amor no hay fuerza para luchar…

Saludos y abrazos,




(MAS! y EL DIARIO DE HOY)



martes, 12 de febrero de 2019

Carta a los legisladores opositores: Asuman su papel

Hablo a los que a partir del 1 de junio serán opositores al nuevo gobierno. Bueno, esto es lo que se supone y espera. A los legisladores de todos los partidos que para las elecciones del 3 de febrero tuvieron otra propuesta política diferente a la que ganó (FMLN, ARENA, PCN, PDC) les toca ejercer la oposición. Y ojo: Una oposición con tan amplia mayoría parlamentaria como la que tendrán ustedes tiene un compromiso especial: ser el contrapeso efectivo al nuevo gobierno; la garantía que este no viole la institucionalidad del país y no atente contra su viabilidad fiscal.

No hace falta que los diputados de oposición ahora se apuren a asegurar públicamente que “van a apoyar todas las iniciativas del gobierno que sean en beneficio del pueblo”. Esto se entiende por si mismo, es la esencia de la función legislativa y del mandato de cada diputado.

Les pido que nos ahorren el vergonzante espectáculo de diputados, supuestamente de partidos opositoras al nuevo gobierno, moviéndole la cola al nuevo poder, asegurándole que cuente con ellos para construir gobernabilidad. Construir gobernabilidad es tarea del presidente electo y depende de su disposición y capacidad de concertar con iniciativas legislativas que pueden tener el respaldo de la oposición. Ustedes, en vez de ofrecer gobernabilidad antes de que el gobierno haya dicho qué propone, deben dejar claro que construir gobernabilidad no funcionará ni con prepotencia, ni con chantaje, y mucho menos con extorsión política. Funcionará con capacidad de negociación del gobierno y con su disposición de tomar en cuenta que no dispone de mayoría legislativa, y que por tanto, tiene que hacer concesiones.

El discurso del presidente electo y su equipo es: Esta mayoría legislativa ya no vale, la mayoría que se expresó en las elecciones presidenciales la invalidó. Ojo: Así comienza a expresarse el menosprecio a la democracia representativa y su regla básica: la separación de poderes. El principio de “winner takes all” (“el ganador toma control total”) solo aplica en sistemas antidemocráticos. En nuestra democracia, el ganador tiene que asumir su lugar dentro del sistema de pesos y contrapesos – y dentro de una dada correlación de fuerzas en la Asamblea. Que el presidente electo aprenda esto rápido depende mucho de la actitud firme de ustedes los diputados. A esto me refiero cuando digo: Asuman su rol de oposición, si no, nadie los va a respetar, mucho menos el flamante ganador de las elecciones presidenciales.

Dicen que no hay que obstruir al gobierno entrante, y que si le va bien al presidente electo, le va bien al país. Cuidado con estas afirmaciones. Oposición no es igual a obstrucción. A partir del 1 de junio va a existir una determinada correlación de fuerzas entre el gobierno y el parlamento. Que la mayoría legislativa haga valer su mandato recibido en las elecciones del marzo 2018, no es obstrucción, es cumplir su mandato. La ciudadanía, en dos elecciones separadas, ha dado a unos el mandato de gobernar y a otros el mandato de legislar y controlar el poder. La manera que se resuelva esto sin generar parálisis es la negociación, no la sumisión.

Muchos que ahora votaron por Bukele, Gana y Nuevas Ideas, lo habrán hecho asumiendo que no es un gran riesgo, porque existen una mayoría opositora en la Asamblea que no va a permitir que atente contra la Constitución y los intereses de la nación. La gente entiende esto de los pesos y contrapesos mejor que muchos funcionarios. No le defrauden.

Y tampoco es cierto que siempre que le va bien al gobierno, le va bien al pueblo. A Saca y a Funes les ha ido demasiado bien cuando estaban gobernando, pero al resto del país no – y la Asamblea no ejerció su responsabilidad de controlarlos. En el caso actual, al pueblo le va bien, siempre y cuando los pesos y sobre todo los contrapesos funcionan bien. Ustedes como opositores, de izquierda y de derecha, tienen la tarea de garantizar que en el 2021 los contrapesos no se quiten ni debiliten.

El gobierno entrante necesita triunfos rápidos para mantener su actual apoyo popular y en el 2021 arrasar con la Asamblea. De ustedes, en gran medida, depende que esto no pase, porque sería bien peligrosos para la democracia.


Saludos,




domingo, 10 de febrero de 2019

Déjà vu. Columna Transversal

 Toda la vida he sido un hombre de cafés. Disfruto sentarme en ellos, sobre todo cuando sirven buenos cafés, postres y desayunos, para leer los periódicos, para escribir, para ver amigos, para conversar.

Por tanto, con frecuencia me van a ver sentado en mis cafés preferidos, a veces solo, a veces con amigos. Son lugares de encuentro. Son parte de mi tejido social: el Starbucks en El Paseo, el Shaws en Basilea, el Viva Espresso Hipódromo, el Coffee Cup Plaza Madera…

En este último lugar estuve el pasado viernes sentado con mis amigos Salvador Samayoa y Mario Vega. Solemos a vernos en este lugar para ponernos al tanto, para intercambiar dudas e inquietudes, para ver si encontramos respuestas. Obviamente alguien piensa que para conspirar contra el futuro gobierno…

Nos habíamos citado para las 11am. Pero como todos somos puntuales, ya estábamos sentados unos minutos antes. Mejor dicho, a las 10.54 de la mañana. ¿Cómo sé esto, y qué relevancia tiene? Bueno, a las 10.54am ya salió publicado un tuit de Neto Sanabria, el asesor de comunicaciones del presiente electo Nayib Bukele, diciendo así:
Quiere decir que alguien nos vio al solo sentarnos, nos reconoció como personas de interés de El Brozo – e inmediatamente reportó su sensacional hallazgo.
Horas más tarde, cuando alguien me avisó que nuestra tertulia había atraído el interés del arquitecto de la guerra sucia de presidente electo, mi reacción en Twitter fue esta:
Este incidente y otros me provocan un ‘déjà vu’ – esta extraña sensación que escenas claves de la historia se están repitiendo. ¿Estaremos condenado a volver a vivir la pesadilla de los años de Mauricio Funes, quien usaba el poder y los recursos de la presidencia de la República para atacar a las personas que se atrevieron a criticarlo?
Tanto Salvador Samayoa, como otros amigos míos (por ejemplo Billy Sol Bang, Jorge Simán y Tom Hawk) y este servidor, fuimos frecuentemente blancos de la ira del presidente Funes, quien usaba sus programas de radio para insultar y amenazarnos con nombre y apellido. Luego, por suerte, nos tocó un presidente, a quien critiqué igual de duro que a Funes, pero quien nunca les dedicó a sus críticos crítico insultos ni amenazas.

¿Y ahora estaremos por regresar en el tiempo y nuevamente tendremos que cuidarnos de la ira de un presidente y de sus soplones y perros de ataque? Espero que no. Espero que Nayib Bukele tenga la sensatez de desmarcarse de figuras como El Brozo/Neto Sanabria, y Walter Araujo, antes de que ensuciaran la institución de la presidencia.

No queremos más adelante hacernos preguntas aun más inquietantes, como: ¿Estaremos condenados a volver a cuidarnos con quiénes mejor no nos dejemos ver en público, porque a alguien relacionado con el poder le puede parecer sospechoso? ¿Estaremos condenado a retomar este viejo hábito de siempre estar viendo por la espalda, pendiente de quien nos vea, quien nos siga, quien nos observe – aunque solo estemos tomándonos un café con amigos? Bueno, incluso si estuviéramos hablando mal del presidente electo, ¿cuál sería el pecado?

Espero que el presidente electo haga lo pertinente para que no regresemos a tiempos supuestamente superados del uso del poder para intimidar al ciudadano. Imagínense que ya tengamos que cuidarnos la espalda – y ni siquiera han tomado el control de la OIE…


sábado, 9 de febrero de 2019

Carta a Carlos Calleja y Carmen Aída Lazo: Cumplieron

Estimados amigos:
Ustedes hicieron lo que pudieron y perdieron. Tanto ustedes como su equipo de campaña, sus partidos coaligados, pero también muchos que los apoyamos (incluyendo quien firma esta carta) caímos en el error de darnos paja mutuamente. Y nos creímos mutuamente la ilusión de que esta vez se iba a imponer lo racional, las propuestas y la calidad (técnica y humana) de los candidatos.

Equivocarse siempre es un riesgo de oficio para políticos y opinadores. No es primera vez que me equivoqué. Cuando me metí a la insurgencia en 1981, todos estábamos convencidos que la guerra no iba a durar más de un año. Nos dimos paja mutuamente. Cuando me di cuenta que iba para largo, decidí quedarme luchando hasta que terminara. Porque me pude haber equivocado en el análisis de la situación, pero no en lo justo y necesario de la causa. Igual ahora. Me equivoqué en el análisis demográfico-electoral, pero apoyé a la única formula adecuada para sacar al país del hoyo. Entonces, va para largo esto de enrumbar al país…

Hoy la pregunta es: ¿Ustedes perdieron por errores de análisis? ¿Perdieron por no hacer caso a las encuestas? ¿O solo no vieron venir lo que de todas formas era inevitable? Nunca lo vamos a saber a ciencia cierta.
 
Ustedes perdieron por otra razón. Perdieron porque no lograron formar un comando de campaña que tomara control absoluto y total de la campaña – y que a la vez asumiera la dirección política del partido y de todas sus actuaciones políticas en la Asamblea y en los territorios, incluyendo las alcaldías. No tomando este control, la campaña no tuvo coherencia, y varios de los importantes caciques locales incluso la sabotearon con acciones mezquinas.

Bukele no tuvo este problema. Se inscribió en Gana, pero dejó claro desde el principio que su verdadero partido era Nuevas Ideas. Y este es un traje hecho a la medida del candidato. Hecho para llevar al poder a su dueño.

Después de las elecciones, siempre surge la pregunta: ¿Qué fue lo determinante, los partidos o los candidatos? Para estas elecciones, no hay una sola respuesta. En el caso de los ganadores, lo determinante fue el candidato, su discurso concentrado en la descalificación de “los mismos de siempre”, y la absoluta subordinación de todos los demás (GANA, CD, Nuevas Ideas, Ulloa) al líder y su proyección. En cambio, en el caso de los perdedores (ARENA y FMLN) lo determinante y lo que jaló para abajo a los candidatos fueron los partidos y su resistencia al cambio.

Ustedes dos hicieron lo que pudieron dentro de esta configuración. Tú, Carlos, trascendiste en grande el papel que jugaste en las elecciones internas, muy ligado a COENA y parte de las disputas internas. Ya como candidato, lograste proyectar una visión renovada de la política, de las políticas públicas y del rol de Estado. Y tú, Carmen Aída, le diste sustentación a esta visión que ustedes dos convincentemente compartieron pero que obviamente no la compartió el partido.

El problema no era que la gente no les creyera su discurso de meritocracia, lucha contra la corrupción e inclusión social. La gente se dio cuenta que detrás de su discurso había un compromiso serio. Lo que no creyó fue que el partido ARENA estaba dispuesto a asumir esta visión renovada – y permitirles a ustedes a hacer los cambios necesarios desde el gobierno.

La única forma de superar este problema hubiera sido que al iniciar la campaña ustedes y su comando de campaña hubieran tomado visiblemente el control político y operativo del partido. A esto no estaban dispuestos ARENA y sus caciques territoriales y sectoriales.

Así que tienen razón en retirarse y dejar que el partido resuelva sus problemas. Ustedes dejan un legado positivo, plasmado en el plan de gobierno. La única salida sería el surgimiento de un nuevo liderazgo que cohesione al partido alrededor de la visión renovada y del plan de gobierno que ustedes dejaron al partido.

Saludos,


jueves, 7 de febrero de 2019

Carta a los miembros del Frente y Arena: ¡Ahora o nunca!

Estimados militantes:
Sus partidos, ambos, han recibido derrotas muy dolorosas el domingo pasado. El Frente no solamente perdió el gobierno y no solamente se vio reducido a una quinta parte de su electorado, lo doloroso fue recibir esta derrota a manos de una fuerza novata que quiere destruir al Frente para quedarse con el legado de las luchas populares de los años 70 y 80, con la representación de la izquierda y de los pobres del país.

Para los areneros es duro reconocer, luego de dos gobiernos desastrosos del FMLN, que la gente no apostó a la estabilidad y la recuperación económica que ellos ofrecieron, sino que se dejó seducir por la aventura, el berrinche, la confrontación con el sistema, y las promesas de un líder populista.

Era inevitable que ambos partidos entraran en crisis y que sus respectivas cúpulas enfrentaran la ira y el rechazo de sus bases. Tan profunda es la crisis y tan fuerte la ira que las cúpulas de ARENA y el FMLN tuvieron que anunciar procesos adelantados para renovar sus direcciones. Es más, en ambos casos tuvieron que conceder que ninguno de sus miembros se podrá postular para la reelección. Serán relevos absolutos.
Pero lo que ambas cúpulas no quieren soltar es el control sobre las estructuras del partido durante el proceso de elección interna. Se niegan a renunciar y a dejar espacio para que una dirección transitoria se haga cargo de organizar el proceso de transición. En ambos partidos, inmediatamente se escucharon las exigencias que sus cúpulas respectivas se apartaran inmediatamente. Resulta que las militancias no confían en una transición controlada por las cúpulas salientes.
Además, en el caso de ARENA, los estatutos solo permiten elecciones internas adelantadas en caso que el COENA renuncie. No permite a un COENA convocar elecciones y quedarse al mando mientras se efectúen.

Para ambos partidos, la renovación de sus cúpulas será una gran oportunidad – y a la vez un desafío peligroso. No tendrá sentido un relevo de personas sin una renovación política-programática y sin un cambio en la forma de organización y dirección interna. Por ejemplo, en el caso de ARENA, se hizo evidente que fue un error fatal tener como COENA a la plancha ganadora, sin tomar en cuenta a los otras que compitieron. ARENA necesita ahora construir un COENA pluralista que represente todas las corrientes existentes dentro del partido. Si ahora vuelven a cometer el mismo error, solamente cambiando el grupo que tomaría el poder total dentro del partido, la división interna se hará explosiva.

El FMLN tiene el mismo problema, pero aún más grave. Hace 18 años, una mayoría del partido decidió prohibir las tendencias políticas internas y a partir de ahí siempre hubo una dirección centralizada, que no dejaba espacio a disidencias, debates, críticas. Incluso abolieron las primarias para designar candidatos y dirigencias. Ahora les toca rehacer el tejido democrático – dentro de una militancia educada en la obediencia. Pero si el Frente no logra enfrentar este desafío, no habrá forma de resistir el intento de Nuevas Ideas de desmantelarlo para quedarse con sus bases.

Ustedes, los miembros de las dos fuerzas que han administrado la transición del país de la guerra a la paz y del autoritarismo a la democracia, hoy tienen la responsabilidad histórica de renovar sus partidos y convertirlos en instrumentos para defender lo construido a partir de los Acuerdos de Paz. Ahora necesitarán quien lo defienda…

Saludos,


martes, 5 de febrero de 2019

Carta al presidente electo: No sería honesto decir que cada país obtiene el gobierno que merece

Sr. Nayib Bukele:
En la noche del domingo pasado, luego de conocer las cifras de su victoria electoral, no me sentí en capacidad de comentar este hecho político. Por tanto, puse un solo tuit, que decía: “Lo más fácil sería repetir que cada país obtiene el gobierno que merece. Y echar la culpa a 1.5 millones de tontos. Pero no sería honesto. Todos tenemos culpa de que tendremos otro mal presidente. Todos fallamos: partidos, medios, analistas. Toca callarse y pensar.”

Muchos de sus simpatizantes criticaron este tuit, enfocándose en dos elementos. La mayoría me reclamó haber tildado de ‘tontos’ a sus votantes. Si hubieran leído bien el tuit, se habrían dado cuenta que dije que sería deshonesto decir semejante cosa y que más bien “todos fallamos: partidos, medios, analistas.”

La otra cosa que me reclamaron era la frase del ‘otro mal presidente’.

Luego de analizar bien lo que pasó en nuestro país con estas elecciones, habrá tiempo para escribir varias columnas sobre los errores de apreciación que muchos, incluyendo yo, tuvimos sobre el momento político, la crisis de los partidos políticos, la relación entre ciudadanos y partidos, el descontento ciudadano, etc. Habrá que analizar si es cierta su tesis que su elección pone fin a la postguerra y al bipartidismo… Esta reflexión necesitará tiempo, por esto dije en el tuit: “Toca callarse y pensar.”

Es evidente que yo, como muchos otros, me equivoqué en los asuntos arriba mencionados, y por tanto no vi venir su contundente triunfo electoral contra ARENA y el FMLN. Todos estos análisis necesitan revisión. El veredicto electoral hace necesaria esta revisión. Sin embargo, hasta ahora no tengo elementos que me hagan dudar de mi opinión negativa sobre su forma de hacer política. No digo que estos elementos no pueden producirse en el futuro. Sería una grata sorpresa, y seré el primero en reconocerlo públicamente.

Así que sostengo lo que escribí en el tuit citado que los errores de muchos nos han producido ‘otro mal presidente’. ¿Mal en qué sentido? Inescrupuloso en atacar a sus adversarios, en armar incluso estructuras para esto. Lo ha hecho en la alcaldía, lo ha hecho en su campaña, y temo lo hará desde el gobierno. Mal presidente, ¿en que otro sentido? Alguien que suele definir las prioridades de su gobierno, sus gastos e inversiones no desde un concepto de desarrollo, sino desde un concepto de marketing político. Y muchas otras cosas más que no tiene caso repetirlas, porque la campaña ya terminó.

Por más crítica que tenga a su persona, esto no pone en duda la legitimidad de su elección. Usted fue electo en una elección libre y democrática, y asumirá el poder legítimamente. Sus decisiones, políticas y obras pueden ser sujeto de crítica, como las de cualquier gobierno, pero no de cuestionamiento de legitimidad. Por lo menos mientras no violen o alteren el orden constitucional.
Aunque considero que usted en varias ocasiones ha expresado menosprecio a reglas institucionales, no veo a su gobierno como un peligro para la institucionalidad. Por una simple razón: Nuestra democracia y su institucionalidad han probado ser suficiente fuertes y resistentes, independiente de las actitudes de cada una de las personas o fuerzas que asuman el control de cualquiera de los órganos del Estado. Hemos tenido malos presidentes del ejecutivo y del legislativo, de la Corte, del TSE, de la Corte de Cuentas, de la fiscalía – y la institucionalidad constitucional no se quebrantó.

Así que, presidente electo, tenga seguro que en este comentador tendrá un observador crítico, pero un enemigo solo de la corrupción y los abusos de poder. Le deseo éxito en su trabajo de formar gobierno y generar gobernabilidad. Y no se asuste que de repente le felicite, como por ejemplo por su anuncio de cambiar la política de nuestro gobierno frente a las crisis de Venezuela y Nicaragua.

Saludos,





sábado, 2 de febrero de 2019

Carta sobre la frase “los mismos de siempre”

Hoy el discurso que se repite, en todas las variaciones y con distinto grado de moraleja es: “¡Tenés que votar! Es tu deber. De vos depende la democracia…”

Bueno, yo estoy lejos de llamar a no votar (o a anular el voto), como hace un año lo hizo un señor que hoy nos ruega por nuestro voto. Pero hay que aclararlo: La Constitución no dice que sea obligatorio el voto. El voto es un derecho ciudadano –  y esto incluye la libertad de no ejercerlo.

Yo sí voy a votar, y espero que igual lo hagan todos quienes seguimos convencidos que nuestro sistema de democracia representativa y liberal es válido, que merece que lo defendamos, y que para mejorar y consolidarse necesita de nuestra participación.

Pero siempre hay un pero. En este caso: pero, en esta campaña electoral hay quien sostiene que este sistema de democracia representativa ya no es válido, porque los que lo crearon con los Acuerdos de Paz del 1992 y todos los que desde entonces hemos elegido para representarnos (presidentes, diputados, partidos políticos) son corruptos.

Obviamente dicen esto para que votemos por ellos. Pero antes de hacerlo, cada uno tiene que echarles un buen vistazo a quienes denuncian al resto del mundo como corruptos. Y a lo mejor se darán cuenta que son los más corruptos de todos.

En este caso, sería más consecuente no votar por nadie. Quienes realmente se dejaron convencer que todos son corruptos, incluyendo los candidatos que dicen que quieren renovar la política para erradicar la corrupción, pero que ahora se dan cuenta que el que denuncia a los corruptos igualmente es corrupto, solo tienen dos opciones: o se resignan y dejan de votar; o les dan una segunda mirada a todos los candidatos, para ver si realmente es cierta que todos “los mismos de siempre” son iguales. Y tal vez encuentran elementos para darle el beneficio de la duda a algún candidato. Entonces, denle su voto.

Otra vez: Si no encuentran a nadie en quien confiar, ni modo. No voten. Por lo menos se ahorrarán la pena de luego descubrir que les tomaron del pelo con el viejo truco del ladrón que gritó: ”¡Paren al ladrón!”, y que con esto logra despistarnos y salirse con la suya.

Si el bombardeo de propaganda negativa los ha sumido en una duda tan generalizada que ya no les permite confiar en nadie, tampoco confían de quienes predican esta desconfianza. Mejor no voten por nadie. En cambio, si logran detectar las diferencias entre los candidatos, rompiendo con esta consigna estúpida de que todos son “los mismos de siempre”, voten por el que más honesto y capaz les parezca. 

La cosa es: No tenemos derecho de equivocarnos nuevamente.

Saludos,





jueves, 31 de enero de 2019

Carta a todos: La segunda será la vencida. O, quien quita, la primera…

Ojala que estas elecciones se resuelvan en primera ronda, este domingo. No sé si tengo el estómago para 6 semanas más de campaña, con sus insultos, noticias falsas, bombardeos de anuncios y canciones…

Todo está dicho. O sea, todo lo que los candidatos están dispuestos a decir. Si van a una segunda ronda, ¿qué van a decir que no hayan repetido mil veces? Bueno, los dos finalistas van a tratar de seducir a los votantes de los partidos eliminados en primera ronda. Van a detectar, de repente, muchas coincidencias con propuestas que durante meses rechazaron, atacaron y ridiculizaron… 

¿Habrá debates entre los dos finalistas? Depende de quienes lleguen a la segunda ronda – y de quién viene con ventaja. Si contrario a todos sus pronósticos Bukele llega segundo, será el primero en pedir debate – no uno, sino tres o cuatro. Si llega primero, no habrá debate. Y si llega tercero, los otros dos sí van a debatir – y esto podría valer la pena.

La otra incertidumbre: ¿Todos van a reconocer el resultado de la prima ronda – o los candidatos que no ven satisfechas sus expectativas van a pasar 6 semanas gritando fraude? Que lo piensen bien, porque les puedo asegurar que quien arme un gran berrinche será castigado por los votantes – en la segunda roda, si es que califique a ella, o en las siguientes elecciones. Si no, pregunten a López Obrador, quien luego de sus protestas masivas contra el supuesto fraude en el 2006 tuvo que aguantar 6 años luego, en el 2012, otra derrota –y esta vez asumirla sin berrinche- antes de poder competir con éxito en el tercer intento y convertirse en presidente…

Aquí, el candidato ya tiene un año de declararse víctima de bloqueos y fraudes, va a pagar, ahora en la primera vuelta, el costo de este error de cálculo. Será una de las razones por las cuales no le saldrán sus cuentas alegres.

Relajémonos. Ya no hay nada que hacer, excepto ir a votar el domingo y esperar los resultados. Y si no hay resultado final, reflexionar de fondo sobre cómo definir la cosa en segunda vuelta. Ya que tercera no habrá, la segunda será la vencida. O, quien quita, la primera…

Saludos,


martes, 29 de enero de 2019

Carta a los ciudadanos: Mi voto razonado (a pesar de todo)

Amigos:
Escribo esta carta a los que están, como yo, distanciados de los partidos, y quienes están entre no votar o, a pesar de todo, votar por algún candidato.

Yo votaré el domingo por Carlos Calleja y Carmen Aída Lazo.

Aprovechando mi última carta antes de la veda electoral, voy a explicar por qué. Votaré por ellos, a pesar de que a ARENA le tengo mucho más crítica que simpatía. No me gusta cómo funciona este partido, tampoco su dirección.

En mi criterio, buena parte del COENA es mediocre, sin capacidad de convencer con argumentos y con creatividad; y otros son trogloditas reaccionarios. No me gustó cómo se gestó el proceso de elección del candidato presidencial. No me gustó la campaña interna de Carlos Calleja, quise que ganara mi amigo Javier Simán. Pero tampoco me gustó la actitud de los simpatizantes de Javier luego de haber perdido. No me gusta la incapacidad de ARENA de enfrentarse a las partes oscuras de su pasado. Y tampoco me gusta su intolerancia a la crítica y a cuestionamientos, y su desprecio a los jóvenes con cabeza propia. Pero una cosa es el partido y otra diferente sus candidatos.
Los candidatos, durante la campaña, llegaron a convencerme, primero Carmen Aída Lazo y luego Carlos Calleja. Me sorprendió su apertura frente a señalamientos francos, críticas y propuestas. Me impresionó su manera de enfrentarse, día a día, a todo tipo de gente, la mayoría humilde. Vi que ambos se dejaron tocar por la gente, sus problemas y peticiones. El Carlos Calleja que conocimos al inicio de su campaña no es el mismo de ahora. Sus preocupaciones y prioridades cambiaron.

Sigo pensando que ARENA necesita una radical renovación ideológica y de sus métodos de organización, dirección y comunicación. No sé si Carlos Calleja y Carmen Aída, desde Casa Presidencial, podrán empujar esta renovación. Tendrán las manos llenas con limpiar y renovar el gobierno.Los que estamos insatisfechos con los partidos, que somos la mayoría, debemos seguir empujando la renovación de los partidos, o la creación de nuevos que no nazcan con los vicios de los viejos, como Nuevas Ideas. Pero para esto habrá tiempo, y hay que hacerlo con paciencia e insistencia, gane quien gane la presidencia.

Pero mientras tanto, elijamos entre las cuatro fórmulas presidenciales la mejor. Para mí son Carmen Aída Lazo y Carlos Calleja. Para otros serán otros. Convirtamos nuestro voto en un mandato claro para cambiar la forma de gobernar, para limpiar Casa Presidencial y el gobierno entero de los mecanismos de corrupción, y para redefinir las prioridades del gasto estatal, para que comiencen a solucionar de fondo los problemas principales del país.

No nos dejemos paralizar por lo difícil que es renovar los partidos, ni mucho menos permitamos que la frustración y la impaciencia nos empujen a un voto irracional y aventurero de castigo o venganza. No es un juego. Luego veremos qué haremos con los partidos. Lo más probable es que yo, en el 2021, votaré por diputados de Nuestro Tiempo. Pero ahora nos toca escoger entre 4 fórmulas a quienes pensamos que formarán el mejor gobierno. Votemos con cabeza fría.

Saludos,



domingo, 27 de enero de 2019

Venezuela y nuestras elecciones. Columna Transversal

Los periodistas, los políticos, y todos los que generamos opinión pública tenemos que cuidar bien los términos que usamos para describir eventos, porque muchas veces con solo utilizar palabras equivocadas, cambiamos el significado de los eventos.

En los noticieros y en las notas de prensa sobre la actual crisis constitucional venezolana están hablando de que el presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó “se autoproclamó presidente interino”. También escuché que de repente hay dos presidentes, porque “el rival político y opositor Guaidó se autoproclamó presidente interino”.

Seamos más precisos en las palabras que escojamos. Juan Guaidó no se “autoproclamó” presidente. Lo que hizo es asumir la responsabilidad que la Constitución dicta al presidente de la Asamblea en caso de ausencia de un presidente legítimamente electo. En este caso, la Constitución venezolana dicta que el presidente del Órgano Legislativo tiene que encargarse del Poder Ejecutivo y convocar elecciones libres dentro de un mes para restablecer el orden constitucional. Y no es Juan Guaidó como persona —y mucho menos en su calidad de “rival de Maduro” o de “opositor al régimen chavista”— quien determinó que Maduro no es presidente legítimamente electo para otro período presidencial, sino la Asamblea Nacional, el único órgano constitucional legítimamente establecido en Venezuela.

Tampoco ha sido Juan Guaidó quien para asumir el Poder Ejecutivo de forma interina invocó los artículos de la Constitución respectivos, sino que ha sido la Asamblea Nacional, en cumplimiento de sus facultades constitucionales.

En este contexto, hablar de que un “rival opositor” se autoproclamó presidente de Venezuela, trivializa el serio problema que enfrenta ese país. Y pinta una imagen equivocada. Juan Guaidó, aunque es miembro de uno de los partidos opositores que en su conjunto en las elecciones de 2015 ganaron la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional, no es “rival de Nicolás Maduro”. Es un diputado a cuyo partido Voluntad Popular, gracias al acuerdo entre los partidos opositores sobre la rotación en la presidencia de la Asamblea, le tocó asumirla para el último año de la legislatura. Y le tocó a Guaidó porque el régimen de Maduro ha logrado sacar de circulación toda las plana mayor de este partido: su presidente, Leopoldo López, está cumpliendo una condena por haber convocado las manifestaciones nacionales de 2014; y los que asumieron el liderazgo, Carlos Vecchio y Freddy Guevara, tuvieron que exiliarse en 2015 y 2017, respectivamente, para no compartir la misma suerte. Los tres, igual que los líderes de otros partidos opositores (Henrique Capriles, Julio Borges, Henry Falcón, Henry Ramos Allup, María Corina Machado…) son “rivales de Maduro” y serían posibles candidatos a la presidencia, si se lograra convocar elecciones libres. Juan Guaidó no tiene ningunas pretensiones de convertirse en presidente. Simplemente, y a pesar del visible miedo a las consecuencias, asumió la responsabilidad que la Constitución y su cargo como presidente de la Asamblea Nacional le impone.

Siendo las cosas así, y no como sugieren los términos que tan ligeramente se usan, hay que interpretar bien las decisiones que han tomado los diferentes gobiernos del Hemisferio (y más allá de las Américas) frente a la crisis constitucional venezolana. Los gobiernos no han tenido que escoger entre dos presidentes, reconocer al gobernante “de facto” Nicolás Maduro o al “autoproclamado” Juan Guaidó. No, los gobiernos han tenido que escoger entre dos opciones: reconocer y apoyar un régimen dictatorial ilegítimo, o apoyar el restablecimiento de la democracia vía elecciones libres. Esta es la disyuntiva que enfrentaron los presidentes de todo el mundo. La gran mayoría de los países, reconociendo que fue legitimo que el presidente de la Asamblea Nacional asumiera el poder interino, apostó por el restablecimiento de la democracia en Venezuela mediante elecciones libres. Una minoría, a la cual lamentablemente se inscribió el gobierno salvadoreño, optando por reconocer y apoyar al gobierno de facto de Maduro, bloquea la única salida posible y legítima: elecciones libres.

Habiendo dicho todo esto, queda claro que la crisis constitucional de Venezuela no la podemos discutir como un problema más de la política exterior de nuestro país. Nos plantea un desafío mucho más de fondo, y exige a los dirigentes políticos (y potenciales presidentes) posiciones y decisiones que tienen que ver directamente con la visión que cada uno tenga del país, de la democracia y del compromiso con los Derechos Humanos, el orden constitucional y el respeto a los poderes del Estado. Quienes dudan en reconocer el derecho y el deber del parlamento de aplicar la Constitución en caso que los demás poderes del Estado hayan perdido su legitimidad, en Venezuela como en El Salvador, no deben gobernar nuestro país. Por esto estamos exigiendo posiciones claras e inequívocas a todos los candidatos a la presidencia y vicepresidencia. No solo por solidaridad con los venezolanos, sino también para curarnos en salud aquí en El Salvador.

La pregunta es: ¿Cómo actuaría aquí un presidente a quien le tocaría gobernar con una Asamblea donde sus adversarios no solo tienen mayoría absoluta, sino mayoría calificada que les permitirá neutralizar cualquier veto presidencial?




sábado, 26 de enero de 2019

Carta a los votantes indecisos: Hagan las preguntas correctas

En la discusión sobre las propuestas de los cuatro candidatos presidenciales, el reclamo más frecuente es: Proponen cualquier cosa, pero nunca dicen cómo financiarlo. Exigimos saber con qué dinero van a pagar las escuelas nuevas. ¿De qué fondo salen los hospitales que van a construir? ¿De qué ingresos, las medidas de seguridad y prevención?

Por supuesto, nadie tiene respuestas. Es que no puede haber respuestas. El sistema de los fondos públicos no funciona así. No hay una fuente específica para escuelas, otra fuente financiera para hospitales y una tercera para la policía. Todos estos fondos provienen de la caja central del gobierno, y todos los impuestos y otros ingresos van a esta caja. Así lo dicta la Constitución. Hay algunas excepciones, como los impuestos especiales para gastos específicos, pero los constitucionalistas nos dicen que esto no puede ser la norma, sino la excepción, y de forma temporal. No podemos crear financiamientos específicos para cada rubro del gasto estatal.
Cuando dicen que van a recortar gastos de viajes para poder comprar más medicina, o que van a suspender los seguros o vales de gasolina para diputados y funcionarios para que la PNC pueda reparar sus vehículos, son afirmaciones simbólicas, para no decir puro populismo. Los fondos ahorrados no van a Salud ni a la PNC, sino van al fondo central del gobierno y cualquier asignación nueva tiene que aprobarse en la Asamblea como modificación a la ley de presupuesto.

Estamos haciendo las preguntas equivocadas a los candidatos. No hay que preguntarles de dónde van a sacar el pisto para medicinas, uniformes o bonos para policías y soldados, sino cómo proponen ellos sanear las finanzas públicas. ¿Con qué medidas piensan aumentar los ingresos y reducir los gastos del Estado? ¿Cómo van a hacer para que el presupuesto general de la nación realmente sea reflejo de un plan de gobierno, en el cual se priorizan correctamente los problemas a resolver?

Todo lo demás es paja. Paja de los políticos que no entienden la problemática, o que nos quieren engañar con trucos como: Voy a aumentar la recaudación tributaria y un día esto va a Educación; otro día va a Salud; el tercer día, en otro discurso ante otro sector, va dedicado a Seguridad.

O el truco del impuesto predial, que varios quieren implementar: un candidato dice que el nuevo impuesto será para financiar proyectos de infraestructura; y el otro afirma que será para financiar las municipalidades. Sigue siendo paja. Lo que el futuro presidente necesita hacer es revisar de fondo el gasto estatal con dos criterios: Primero, ¿qué realmente es necesario y qué es superfluo?, y segundo, ¿qué es realmente prioritario, de acuerdo a un plan de desarrollo nacional?

Necesitamos líderes con la capacidad y la voluntad de priorizar y focalizar los gastos estatales adecuadamente, en vez de seguir distribuyéndolos con la regadera para que a todos les caiga un poquito y nadie se sienta abandonado por el gobierno.

Así que, en los pocos días que faltan para las elecciones, fíjense en quiénes son los candidatos dispuestos a priorizar y focalizar los gastos estatales según nuestras verdaderas necesidades, y quiénes son los que prometen un poquito a cada región y a cada sector social. Los primeros son los visionarios y audaces, porque no temen tomar medidas impopulares; los segundos son los populistas, quienes nunca van a resolver ningún problema del país.

Saludos,


jueves, 24 de enero de 2019

Carta a los candidatos presidenciales: ¿Con quiénes gobernarán?

Faltan 10 días para las elecciones. Los programas de gobierno están colgados en Internet. Muy pocos los habrán leído, pero todos escucharon las propuestas emblemáticas de cada uno de ustedes. Casi todos tenemos una idea del carácter de cada candidato, y todos sin excepción tenemos una noción clara de por lo menos 3 de los 4 partidos que compiten: el FMLN, GANA y ARENA.

Casi todo está dicho. Casi. Quedan muchas dudas, pero la duda más inquietante es: ¿Con quiénes van a gobernar?

Comparto esta duda y además creo que es la razón por la cual muchos aun no han tomado una última decisión por quién votar.

Los que están entre votar por Bukele o quedarse fiel al FMLN se estarán preguntando: Si Hugo está hablando que va a corregir los errores de los dos gobiernos del Frente, ¿quiénes van a ser sus hombres fuertes en Casa Presidencial y los ministerios? Porque si viene con los mismos comandantes y a misma gente de ALBA, ¿cómo va a gobernar diferente? Y si quiere poner gente más joven, más abierta, más capaz, ¿de dónde los va a sacar? ¿Va a llamar a personajes fuera del partido? ¿El partido le van a dejar hacer esto? ¿Y quienes le van a aceptar la invitación?

Estas son las dudas frente al FMLN y Hugo. Pero los mismos sectores tendrán dificultades similares para imaginarse un gabinete de Bukele. ¿Cuántos ministerios va a dar a GANA y otros corruptos? ¿Cuántos funcionarios del actual gobierno se van a pasar con Bukele? Y si quiere poner gente nueva, honesta, capaz, ¿quiénes serán, si solo pícaros lo rodean y hasta la fecha nadie decente se ha dejado ver a la par de Bukele? ¿Va a encontrar a profesionales competentes y confiables para Salud, Hacienda, Seguridad? Porque si son los mismos de siempre, como Walter Araujo y Guillermo Gallegos, este gobierno será un desastre…

¿Y Carlos Calleja? Él y Carmen Aída Lazo hablan de un ‘gobierno de meritocracia’, incluso del ‘mejor gabinete de la historia’. Pero tampoco nos han presentado nombres. Entonces, la gente se queda con la duda si van a ver las caras viejas de ARENA en el gabinete. Mientras no digan lo contrario, la gente se va a imaginar a Rodrigo Ávila en Seguridad, haciendo lo mismo de siempre, pero esperando mejores resultados. ¿Vamos a ver en el gabinete de Calleja a los que le fueron fieles en la primaria? ¿O va a llamar a alguien como Juan Valiente, el ex diputado que criticó al COENA? ¿Vamos a ver ministros con el mismo perfil de Carmen Aída: jóvenes profesionales o académicos, competentes pero críticos e independientes? ¿Hay empresarios jóvenes de la generación de Carlos Calleja que estarían dispuestos a apartarse de sus negocios para servir en el gobierno (y sin sobresueldos)?

Ya Calleja se atrevió a presentar a Carmen Aída Lazo como su Secretaria Técnica, o sea darle el poder de coordinar el gabinete. Es un buen inicio, pero no es suficiente para despejar las dudas.

En el caso de VAMOS la incógnita es total – con excepción de Luis Membreño quien de repente apareció a la par de Josué Alvarado. El problema es que Membreño ya tuvo ambiciones de entrar en el gabinete, tanto de Funes como de ARENA…

Lo mejor sería que los candidatos nos revelaran algunas de sus cartas. No necesitamos que nos presenten la lista del gabinete. Incluso, sería sospechoso si sacarían de la manga esta lista, sin los procedimientos transparentes de selección de funcionarios idóneos. ¿Pero qué impide a los candidatos a decir: Aquí hay 6 nombres de personas que me gustaría tener en mi gabinete, por su capacidad, su trayectoria, por a confianza que darían a la ciudadanía y los inversionistas.

Si nadie nos da elementos para imaginarnos de sus posibles gabinetes, vamos a tender a imaginarnos lo peor. Para cada presidente nos podemos imaginar un gabinete de horror: Gallegos ministro de Seguridad de Bukele; José Luis Merino ministro en el gabinete de Hugo (o de Bukele, quien sabe?); alguien muy cercano a la familia Regalado y los azucareros en Agricultura.

Si no nos sacan de estas dudas, los optimistas vamos a votar por el candidato de nuestra preferencia, a pesar de todo. Pero los pesimistas, los escépticos y los más resentidos van a votar por nadie – o por el que más grita.


Repito: Quien se atreva de despejar estas dudas, gana las elecciones.

Saludos,