viernes, 22 de noviembre de 2019

Carta a los que nos enfrentamos con argumentos. De Paolo Luers


Publicado en MAS!y EL DIARIO DE HOY, 23 noviembre 2019


Mis amigos, críticos, adversarios:
En enero 2020 voy a cumplir 39 años de vivir en El Salvador y hace 11 años me juramenté como ciudadano salvadoreño, sabiendo que mi país natal Alemania me iba a retirar el pasaporte porque no acepta que sus ciudadanos acepten otra nacionalidad.
Lo hice para adquirir en el país donde vivo y trabajo, donde nacieron mis hijos, donde vi a amigos morir por la libertad, el derecho de ejercer todos los derechos de un ciudadano, sobre todo el derecho irrestricto de expresar mis ideas y críticas y de participar en política.
Me hice parte de un país, en el cual estalló una guerra civil por la restricción sistemática de estos dos derechos, pero que al terminar la guerra lo hizo con un consenso nacional amplio y sólido de garantizarlos por siempre y para todos.
Me hice parte de un país en el cual ya no existía la vieja práctica del destierro, de obligar a los opositores demasiados críticos a dejar atrás su tierra y vivir en el exilio.
A pesar de todo esto, cada vez que una de mis columnas o cartas toca un punto sensible de quienes actualmente gobiernan, las redes sociales se llenan de amenazas de sacarme del país y de invitaciones de abandonarlo “antes de que sea tarde”. Este regreso de la intolerancia en gran parte es resultado de la contaminación de las redes sociales con troles. Digamos que los troles le dan volumen a esta nueva intolerancia, pero solo son los altavoces de mensajes que provienen, de manera sistemática y planificada, de los propagandistas profesionales que se dedican a proteger al presidente, su gobierno, su partido y sus aliados de la crítica y del escrutinio público.
Esto es lo que vuelve esta nueva intolerancia sistemática un fenómeno que requiere atención. El mero hecho de que algunos propagandistas como Walter Araujo o Ernesto Sanabria están tratando de intimidarme a mí con mensajes de odio es tan irrelevante como son sus autores como personas. Se vuelve relevante porque no son unos locos que tratan de compensar sus traumas y frustraciones emitiendo mensajes de odio. Son funcionarios del Gobierno, algunos, y otros son personajes muy ligados al movimiento gobernante, asumiendo papeles de cheerleaders.
El resto que no estamos en este negocio de la difamación, intimidación y de echar excrementos al ventilador, sino que nos dedicamos al debate político, a la crítica o la construcción de propuestas políticas, debemos tener un sumo cuidado de no dejarnos contaminar por la intolerancia y la violencia verbal que se está promoviendo, pero tampoco de dejarnos intimidar y abstenernos de la crítica necesaria en una sociedad democrática.
Podemos representar corrientes de pensamiento diferentes, podemos disentir mutuamente en nuestros planteamientos, podemos incluso criticarnos de manera dura, pero siempre con argumentos y con respeto a la dignidad del otro, aunque sea adversario intelectual o político.
Yo pego fuerte en mis cartas y no tengo ningún problema con que me critiquen de la misma manera. Así generamos debate, que es el combustible de la democracia. Si un funcionario y líder político, en este contexto de un debate franco, me quiere decir “pluma pagada”, que por lo menos no sea para luego pasarse a insultos que por su carácter lesivo rompen el diálogo.
Pero quiero dejar una cosa clara: Digan lo que digan en redes sociales, no van a lograr intimidarme. No fui a una guerra luchando por la libertad de expresión para luego dejarme intimidar o callar por gente armada de iPhones.
Saludos, 


2019: el año del descontento. De Manuel Hinds


Publicado en EL DIARIO DE HOY, 22 noviembre 2019


La ola de protestas que está asolando a Latinoamérica evoca las que asolaron a Europa continental en 1848 y 1968. En 1848, el objetivo de las protestas era la instalación de la democracia liberal. En 1968, el objetivo era la instalación de gobiernos de izquierda radical.
En 2019 las motivaciones de las protestas latinoamericanas son enormemente dispersas y en muchos casos han ido cambiando con los eventos. En Honduras las protestas fueron disparadas por el descubrimiento de la asociación del hermano del presidente con cárteles de la droga. En Nicaragua, Venezuela y Bolivia las protestas comenzaron con trampas en las elecciones y la negativa de los que hicieron la trampa a abandonar el poder. En Perú y Ecuador comenzaron, en el primero porque el presidente del país disolvió el Congreso y llamó a elecciones de diputados (algo explícitamente contemplado en la Constitución) y en el segundo como oposición a medidas de estabilización económica pasadas por el Estado. En Chile, comenzaron por un alza en el precio de los pasajes del metro y se convirtieron luego en una protesta general contra la Constitución. En Colombia, los que protestan lo hacen por muchas razones distintas, que podemos esperar que, como en Chile, evolucionen hacia un objetivo más general como quitar al presidente.

En Europa en las dos ocasiones que he mencionado no hay duda de que hubo un contagio. Gentes que deseaban la instalación del liberalismo en cada país se sintieron apoyadas en otros países al ver las revueltas en ellos y justificadas en su deseo de salir a luchar por sus ideas.

¿Se puede hablar de contagio en Latinoamérica cuando las motivaciones son distintas? Ciertamente, el contagio no puede ser ideológico, porque hay revueltas de ambos bandos. Pero tampoco puede tomarse como una casualidad el surgimiento de tantas protestas en el Continente. Aquí el contagio pasa por mostrar a las personas que están amargamente descontentas con algo que está haciendo el gobierno que hay otras personas que están gravemente descontentas, por esa o por alguna otra razón en su país o en otros. Esto causa contagios locales e internacionales.


¿Qué tantos cambios podemos esperar de estas revueltas? En 1848, los rebeldes derrocaron al Rey Luis Felipe de Francia y eligieron presidente a Luis Napoleón Bonaparte, que muy rápidamente se proclamó emperador de los franceses. En otros países los gobernantes prometieron instalar democracias liberales para quitarle el viento a las velas de las protestas y luego no hicieron nada. En 1968 no pasó nada, excepto fortalecer el régimen de Charles de Gaulle que los rebeldes en Francia querían derrocar.

Esto no quiere decir que no hay peligro en estas protestas. En la fase del contagio éstas pueden alcanzar magnitudes y niveles de violencia tales que pueden romper el orden institucional, como pasó con Luis Felipe en Francia, en donde derrocaron a un rey para obtener un emperador, igual que con la Revolución Francesa. Todos los países que tuvieron revueltas en 1848 salieron peor que antes, con más represión y menos democracia.

La historia confirma que las probabilidades de salir peor que antes son muy altas. En “La Sicología de las Multitudes”, Gustave Le Bon describe cómo las multitudes organizadas presentan características que son bien distintas a las de los individuos que las forman. Se forma una mente colectiva, transitoria pero muy definida, y se genera una homogeneización de sus miembros hacia el mínimo común denominador, que contiene los más básicos y primitivos elementos de nuestra naturaleza. Unidos por ese nexo primitivo, los individuos adquieren una sensación de poder invencible, y entregan su voluntad al líder que se encuentre en esa posición en ese momento. Eso va cambiando las motivaciones de la protesta, dando unidad de propósito a la insurrección. Los que comenzaron protestando por algo, tornan a protestar por otra, más amplia y radical. En este estado, se vuelven anónimos y, por tanto, irresponsables y capaces de cometer crímenes y estupideces que jamás harían de uno en uno. Se vuelven fácil presa de los líderes que toman control de ella y se convierten en instrumentos de sus ambiciones.

Es por esto que seguir los impulsos de las multitudes por sobre los mecanismos institucionales de gobierno es una mala idea. En la fiebre de esas revueltas se pueden tomar decisiones que los pueblos mismos luego lamentan por generaciones.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Carta a los areneros: El último que apague la luz. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 21 noviembre 2019


¿Qué pasa en ARENA? Les voy a poner las cosas como desde afuera las observamos. Pueden ser un montón de eventos aislados, pero igual pueden ser los síntomas de una enfermedad fatal.

Renunció Hugo Barrera a ARENA, dejando ver que no se siente cómodo con la elección de Gustavo López. ¿Qué debate ha creado este paso de un líder veterano? Ninguno.

Bukele ataca —personalmente, más que políticamente— a Gustavo López y Norman Quijano, acusándolos de delitos graves. Pocos areneros levantan la voz para defenderlos. ¿Tienen miedo de quedar en la mira presidencial?

El presidente anuncia que el recién electo presidente de ARENA no es interlocutor para el gobierno y Neto Muyshondt, el alcalde capitalino, se ofrece como interlocutor.

Dos figuras importantes del equipo político del alcalde Muyshondt, Gustavo Moreno y Diego Echegoyen Rivera (que no son militantes de ARENA), publican artículos de opinión para insistir en la urgencia de un relevo generacional en la conducción del país, empleando discursos que parecen calcados de Nuevas Ideas.

Aparece en Twitter una cuenta llamada @VoxElSalvador que promete una refundación de la “verdadera derecha”, a la semejanza del partido VOX, que en España se ha situado a la derecha del Partido Popular.

Los cuatro diputados (¿disidentes? ¿tránsfugas?), Milena Mayorga, Felissa Cristales, Gustavo Escalante y Arturo Magaña, quienes aparecen más en redes sociales y medios de comunicación que los voceros del partido, repiten y avalan todos los mensajes de Nayib Bukele, incluyendo los ataques al presidente del COENA.

Las instancias de control no funcionan, el Tribunal Ético no concluye los casos contra los cuatro diputados. ¿Por qué nadie los enfrenta políticamente, en un debate de principios y contenidos?

Todos los liderazgos renovadores, quienes en los últimos años provocaron debates creativos y la acumulación de una masa crítica dentro de ARENA, se apartaron y dejaron de participar en el debate interno: Edwin Zamora, Javier Simán, Carlos Calleja, Carmen Aída Lazo, Johnny Wright, Juan Valiente, Ana Vilma de Escobar… ¿Por qué se apartaron? ¿Por qué no hay acumulación de renovación?


No hay manera de detectar, desde afuera, líneas estratégicas en el trabajo legislativo de la fracción arenera. Da la impresión que cada uno va por su lado, no hay conducción, tampoco hay debate para construir estrategia. Se cumple diligentemente con las rutina legislativa en las comisiones. Pero las iniciativas legislativas no se deben a una estrategia, sino son reactivas a la opinión pública.


Y todo esto en una situación del país que a gritos exige que el mayor partido de oposición asuma su rol, construya alianzas, haga propuestas inteligentes, someta a escrutinio crítico las políticas públicas del gobierno, no deje de pasar acciones de abuso de poder ni violaciones al orden constitucional, a los Derechos Humanos y a la estabilidad fiscal del país.

Y en todo esto, ¿adónde están los areneros en los sectores, entre los profesionales, los líderes comunales y municipales? No pueden quedarse como simples observadores.

Todas las situaciones aquí descritas tienen soluciones y reparos, solo necesitan de participación de las bases, volver a debatir sobre política y enfrentarse al oportunismo que se está abriendo campo en el vacío de liderazgo e iniciativa. Repito: describo lo que veo desde afuera. Ojalá esté equivocado y adentro ya se esté resolviendo la crisis.

Si no enfrentan los problemas, su partido se va a desarticular y los pedazos van a quedar en manos de los oportunistas que ya están al acecho. Y no habrá quien se le pare al presidente sediento de poder.

Saludos,



lunes, 18 de noviembre de 2019

Carta al gobierno: ¿Quién pagó el viaje de Osiris y qué hizo en México? De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 19 noviembre 2019

De repente les surge oposición, pero no en la Asamblea, no entre los partidos políticos, sino donde pensaba que tenía el absoluto dominio: en la jodarria diaria en las redes sociales. Se hizo viral una frase, y no como lo sabe organizar el Brozo dirigiendo desde CAPRES las legiones de troles, sino espontáneamente, uno tras otro tuiteros reales preguntan ¿#QuienPagoElViajeDeOsiris
Obviamente, la pregunta se refiere al viaje que el director de Centros Penales, Osiris Luna Meza, hizo a México, y del cual aparecieron en Internet fotos que lo muestran sentado en un jet ejecutivo privado, acompañado de una señora que dicen que es una empleada de Centros Penales elevada y secretaria privada. Y cuando surgió la pregunta lógica de qué estaba haciendo un funcionario del gobierno en un jet ejecutivo en México, su máximo jefe, el presidente Bukele, dio la explicación que nadie se cree: que estaba en misión oficial en México, conociendo proyectos relacionados con Seguridad Pública, y que la institución anfitriona le proporcionaba los vuelos en jet ejecutivo…
Nadie cree que pudo haber sido AMLO quien se mostrara tan generoso con un funcionario salvadoreño de segunda categoría, brindándole a él y su acompañante lujos que no permite a sus propios ministros. Entonces, ¿quién le pagó los viajes en jet ejecutivo a Osiris? ¿Alguna compañía, algún donante altruista? ¿Con qué interés, y a cambio de qué?
Y así surge el hashtag que sacó de la oscuridad a un funcionario cuestionado desde el inicio de este gobierno: #QuienPagóElViajedeOsiris… Y como era de esperar, nadie de su gobierno dio ninguna respuesta.
¿Cómo se llama la película?
Veamos cómo Osiris Luna Meza, de diputado novato e insignificante de GANA (que solo se dedicaba a hacer eco a su mentor Guillermo Gallegos, cuando este exigía la pena de muerte y armar ‘defensas civiles’ para matar a pandilleros) se convirtió en miembro clave del gabinete de Seguridad.
Por sorpresa de propios y ajenos, Bukele lo nombró Director General de Centros Penales. Un defensor a ultranza de la filosofía de mano dura como máximo carcelero, ¿a qué estará jugando el nuevo gobierno?, se preguntaron muchos. 
Pero hubo un pequeño problema legal que el gobierno consideró irrelevante: Osiris era diputado. La Constitución permite a los diputados asumir determinados cargos políticos (ministro, viceministro, presidente de una autónoma), pero director de Centros Penales no califica. Así que la Asamblea rechazó la solicitud de Osiris de concederle permiso en la Asamblea para desempeñarse en Centros Penales. 
Este problemita legal lo resolvió el presidente a su manera. Publicó en Twitter, el 18 de junio 2019: “Para sortear el impedimento de que @OsirisLunaMeza pueda fungir como Director de Centros Penales, he decidido nombrarlo viceministro de Seguridad Pública y asignarle adicionalmente las responsabilidades de la Dirección de Centros Penales Ad Honorem.” 
Esto es lo que llaman ‘fraude de ley’. ¿Qué es un fraude de ley? Según el Diccionario del español jurídico de la Real Academia Española es una “actuación aparentemente lícita que en realidad persigue evitar la aplicación de la norma establecida para la ocasión”. 
Osiris no fue nombrado viceministro para ejercer este cargo, sino para ejercer otro cargo diferente para el que no le facultaba pedir permiso a la Asamblea. Nunca ha ejercido como viceministro de Seguridad Pública, y tampoco estaría capacitado para hacerlo. Es un cargo de pura apariencia, o sea de mentira. Simplemente fue un truco (fraude de ley) “para evitar la aplicación de la norma establecida”: nuestra Constitución. 
Que la Asamblea Legislativa se dejó engañar por este truco solo es una muestra más de la debilidad de este órgano del estado frente a un Ejecutivo poco preocupado por la legalidad de sus actuaciones.
Pero ahora surge oposición en la ciudadanía, donde cada día hay más gente que insiste en hacerle al Ejecutivo preguntas incómodas e insistentes, haciendo uso creativo y irreverente de las redes sociales. Enhorabuena. 
Entonces, ¿quién pagó el viaje a Osiris y por qué? ¿Cuál fue su misión en México y ante quiénes? ¿Por qué pusieron al frente de nuestro sistema penitenciario a un ideólogo de la represión que está poniendo en escena espectáculos de mano dura en los penales, mientras el Gobierno construye su política de Seguridad sobre la voluntad de las pandillas de reducir la violencia? 

¿Por qué tantas contradicciones que nadie explica?
Saludos, 


viernes, 15 de noviembre de 2019

Carta a los diputados: $1,261 millones de déficit
. De Paolo Luers


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 16 noviembre 2019


Estimados diputados:
Primero, no dejen pasar al Gobierno la mentira de que el déficit fiscal del 2020 será de $755 millones. La verdad es que será de $1,261 millones si ustedes aprueban el presupuesto y los préstamos así como el gobierno los presentó. 
El Gobierno presentó un presupuesto con $755 millones de déficit y solicita cubrirlo con un préstamo. Pero, contrario a lo que dicta la Constitución, no metieron todos los gastos previsibles en su presupuesto. Para cubrir los gastos que quieren hacer, porque no los incluyeron en el presupuesto, solicitan paralelamente varios préstamos.
$91 millones              Plan Control Territorial, fase 2
$109 millones           Plan Control Territorial, fase 3
$200 millones          Banco Mundial para FISDL-Municipios
$86 millones             Reactivación del café
$20 millones             Para Bandesal, para emitir créditos
$755 millones           Brecha entre gastos e ingresos en el presupuesto 2020
$1,261                      Total del déficit 2020
Primera pregunta: si ya el gobierno calcula todos estos gastos extras a la hora de presentar el presupuesto, ¿por qué no los incluye en la Ley de Presupuesto 2020? Hay una explicación: porque entonces el déficit que hay que cubrir prestando sería de $1,261 millones. O sea, este número puede asustar a cualquiera…
Los presupuestos extraordinarios, financiados por préstamos adicionales, son para gastos que no se podían prever a la hora de elaborar el presupuesto general. Estas solicitudes se presentan en el curso del año fiscal. Pero ahora la Asamblea recibe al mismo tiempo el presupuesto y los complementos, y esto es inconstitucional. Por ello, antes de discutir el presupuesto rubro por rubro, exijan al gobierno que incluya los gastos que ahora tiene en las solicitudes de préstamos.
En los préstamos para la Fase 2 del Plan de Control Territorial, como abarca gastos que no son estrictamente para seguridad, sino para medidas de prevención e inversión social, hay rubros que a todas luces corresponden a Educación, Salud y MOP. La única forma en que ustedes pueden examinar si tienen sentido estos gastos es en el contexto de los planes generales y del presupuesto general para los respectivos ministerios. Si no se consolidan de esta manera, puede haber gastos de personal, compras y proyectos repetitivos (tal vez esto sea incluso la intención).
Si el planteamiento del Gobierno es que su concepto integral para la Seguridad exige que se definan de otra manera las prioridades en Educación, Salud, MOP y otras dependencias, entonces esto tiene que reflejarse en el presupuesto de cada ministerio. Los presupuestos son los documentos que ordenan y priorizan los gastos. Son el plan de gobierno traducido en números, o sea “sin paja”. Pero solo lo son cuando nadie miente, encubre, confunde, como es el caso de este presupuesto, el primero del gobierno Bukele.
La Asamblea debe ser muy estricta, exigiendo que el Gobierno incluya en su presupuesto todos los gastos e ingresos previsibles y todo el déficit que habrá que cubrir. Una vez que el Gobierno haya cumplido esto, ustedes pueden comenzar a cuestionar y, si hay necesidad, cortar gastos. No se olviden, ustedes como diputados no pueden aumentar gastos, pero sí pueden reducirlos o reorientarlos.  
Por ejemplo, al consolidar todos los diferentes presupuestos en uno, ustedes verán que los $28 millones para las capacitaciones en el CIFCO no corresponden a ningún plan integral ni de educación ni de ninguna otra institución, y pueden proponer al gobierno a reorientar estos fondos para que instituciones como INSAFORP o el ITCA asuman estos proyectos de educación vocacional. Y si quieren cambiar su plan, ustedes tienen todo el derecho de no aprobar estos fondos.
Al comparar los gastos regulares con los extraordinarios (de los préstamos) se darán cuenta de múltiples ejemplos como el del CIFCO. 
Mucho trabajo por hacer. 
Saludos, 


La increíble debilidad del presidente Piñera. De Manuel Hinds


Publicado en EL DIARIO DE HOY, 15 noviembre 2019


¿Cómo es posible que los gobiernos chilenos de izquierdas y derechas de las últimas décadas y las elites económicas e intelectuales que los han sustentado no vieron el monstruo que se les venia encima? ¿Por qué no vieron la gasolina regada en el piso y no vieron el peligro de que un fósforo podía tirar todo en llamas?
No hay duda de que en el fondo de esta historia hay una élite política y económica que se durmió en sus laureles, pensando que si mantenía una tasa alta de crecimiento económico todo lo demás se resolvería por añadidura. Pero también era muy difícil darse cuenta del descontento. Hace solo dos años los chilenos le dieron el voto a Sebastián Piñera para Presidente de la República, por segunda vez, de modo que los ellos no pueden decir que no lo conocían. También, aunque tampoco hay duda de que ha habido muchas razones para el descontento —las hay en todos los países— éste había sido asintomático hasta hace unas semanas. Aún más, los descontentos no han podido identificar con claridad los motivos de su repentina rabia. Sólo han citado la falta de igualdad que prevalece en Chile y otras cosas, no muy bien especificadas, que ellos dicen han causado gran descontento desde hace treinta años, aunque nunca habían dado muestras de su cólera.
Por otro lado, se vislumbra en estas protestas un fenómeno de sicología de masas que podría explicar por qué en un país democrático, en donde por treinta años nunca hubo ninguna protesta ni remotamente similar a las que se están dando en este momento. Podría explicar también por qué las élites no pudieron ver llegar la marejada.
Lo que se observa es un fenómeno no lineal, en el que una cosa pequeñita (4 centavos de dólar de aumento al tiquete del metro) provoca una respuesta que crece exponencialmente en ciclos de acción y reacción de mutuo reforzamiento hasta que se hacen inmanejables. El presidente Piñera ha jugado un papel crucial en esta multiplicación de las protestas. Ante las primeras de ellas, el presidente mismo legitimó su terrible violencia diciendo que era cierto que él y todos los gobiernos anteriores por treinta años no habían puesto suficiente interés en respetar las aspiraciones de los electores, y pidió perdón por esa falla. Cualquiera que oye al presidente decir esto se torna contra él. ¿Qué otra reacción puede alguien tener si el presidente mismo confiesa que él y sus colegas lo han estado engañando por treinta años? ¿Qué más gasolina necesitaban las protestas? Por otro lado, lo que dijo el presidente es increíble. Ningún país puede lograr los triunfos que Chile ha logrado —incluyendo una rápida reducción de la desigualdad de ingresos— sin mucha dedicación de políticos y funcionarios. Es claro que el presidente degradó todos esos esfuerzos no porque fuera cierto sino en un intento vano de ganarse a los manifestantes. La marejada no se veía porque, si existía, era muy pequeña. Piñera la hizo grande.
Luego Piñera dijo estar dispuesto a cambiar la Constitución, abriendo las puertas para que los más radicales empujen más fuertemente para romper el orden institucional y tomar el poder absoluto. De esta forma, este ciclo ha llevado a niveles cada vez más graves de protestas y de violencia, que el presidente Piñera insiste en condonar cada vez más. Ahora los manifestantes están atacando al ejército en sus cuarteles, retándolos a que le quiten el poder a Piñera y establezcan una dictadura militar. Si esto pasara, sería un retroceso de 30 años. Si el régimen cayera y el poder pasara a los radicales que queman estaciones de metro y edificios, el retroceso sería peor.
Así, con su voluntad de confirmar cualquier acusación que los manifestantes hagan al estado chileno y de hacerles caso en todo lo que piden, el presidente Piñera ha hecho un mal servicio a los ciudadanos chilenos, que han trabajado tanto bajo un sistema que, aunque con fallas, les ha dado un crecimiento y un desarrollo que supera el de cualquier otro país latinoamericano.
Con su debilidad, el presidente Piñera ha trazado un camino que llevará al país a la ruptura de sus libertades y su progreso.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Carta a todos que están de acuerdo en que cerremos bien el capítulo de la guerra civil. De Paolo Luers (+el texto del proyecto de Ley de Reconciliación)


Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 14 noviembre 2019


“¡Desacato!, gritaron algunos. La Asamblea desobedeció. Es bastante simple“, sentenció un connotado abogado.
No es cierto. No es nada simple. Es cierto que la Sala le dio un plazo a la Asamblea para aprobar una Ley de Reconciliación que llene el vacío dejado por la declaración de inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía del 1993. Es cierto que la Sala dijo que este plazo es “improrrogable”.

Lea el texto completo del 
anteproyecto de la Ley de Reconciliación 
al pie de esta nota
Pero antes de indignarse, reflexionen un rato: es fácil dar órdenes, pero a veces es muy difícil o incluso imposible obligar a su cumplimiento. ¿Cómo se obliga a que un parlamento llegue a un acuerdo político, sobre todo en un tema tan sensible y que casi vuelve obligatorio que sea avalado por una amplia mayoría?
A una instancia administrativa se puede ordenar que cumpla con una sentencia en determinado plazo, pero la Asamblea consiste de 84 diputados que por Constitución tienen plena autonomía de decisión. No hay forma de obligar a un acuerdo legislativo.
La Asamblea hizo lo correcto al pedirle a la Sala una nueva prórroga. ¿Cuál hubiera sido la alternativa? ¿Someter a votación los dos proyectos de ley existentes y ver cuál llega a 43 votos? Construir acuerdos cuesta el tiempo necesario y no es conveniente someterlo a plazos.
Leyendo la propuesta actual de la subcomisión correspondiente, nos damos cuenta que los diputados han avanzado bastante y en la dirección correcta, comparado con los borradores que hace unos meses no encontraron apoyo mayoritario ni en la Asamblea ni en el debate nacional. ¿Y cómo avanzaron? Haciendo al fin lo que muchos desde el principio les urgimos, abrir el proceso de debate y de construcción de una propuesta.
El intento de consensuar esta ley entre los dos bandos enfrentados en la guerra, ambos con cuentas abiertas con la justicia y la verdad, era torpe y contaminó el pozo. Yo lo advertí en varias columnas
Al ver el rechazo y la desconfianza a su primera propuesta, los diputados entendieron el mensaje y abrieron el debate. Había dos formas de abrir el debate que se propusieron y que se enfrentan hasta hoy. Una decía que hay que concertar la ley con las víctimas, o más bien con las organizaciones que pretenden representar a las víctimas, aunque es obvio que no existen “las víctimas” como sector. Las víctimas que estas organizaciones pretenden representar son exclusivamente las víctimas de la represión gubernamental y militar. Es lo que se puede llamar la propuesta simplista, que negocien con las víctimas. Y el punto central, las penas de cárcel para los victimarios. Es una vista muy simplista del conflicto y por ende, de la tarea de la reconciliación.
La otra manera de ampliar el debate era involucrar algunas de las figuras sensatas del país, personas que pueden ejercer interlocución de confianza con los diferentes actores y afectados, como los diferentes partidos, militares y excombatientes, la academia, iglesia, organizaciones de derechos humanos. No se trata de una negociación, sino de construir con ellos una nueva propuesta que tome en cuenta las necesidades y sensibilidades de todos los actores. 
Esta segunda vía fue exitosa. La propuesta que surgió se centra no en castigo, sino en verdad y reconciliación, y luego de mucha discusión fue asumida por varios partidos, incluyendo ARENA y FMLN, pero también PCN y PDC. Hubo consenso de que esta propuesta vuelve obsoletas las propuestas originales resultadas de negociaciones entre los partidos. Se convirtió en la propuesta de los partidos. 

El problema es la férrea oposición que contra esta y cualquier otra propuesta que no sea de ellos organizan un conjunto de organizaciones que dicen que hablan a nombre de las víctimas. Por negligencia de todos los demás, fueron ellas las que monopolizaron durante años el debate sobre justicia y verdad, memoria y reconciliación. Hoy sienten que solo ellas tienen autoridad para proponer o avalar una ley de reconciliación. Por presión de este sector, tanto el FMLN como otros sectores que ya habían expresado su apoyo a la propuesta, medio se replegaron y vuelven a plantear que hay que tomar en cuenta el proyecto de ley alternativo presentado por las organizaciones de derechos humanos. El hecho que el presidente de la República está tratando de pescar en las aguas revueltas de este conflicto, tampoco ayuda…
Ahora hay que aprovechar la nueva prórroga para someter al debate nacional las dos propuestas y sus lógicas opuestas: la lógica de verdad y reconciliación versus la lógica del castigo. Es un asunto que trasciende los bandos del conflicto, víctimas y victimarios, y los intereses partidarios actuales. 
Saludos, 

Lea también: 

Mejor no legislar que mal legislar

Cállese, señor presidente




EL ANTEPROYECTO DE LEY