sábado, 13 de enero de 2018

A letter to Trump from a “shithole country” / Carta a Trump desde un “shithole country”


Dear Donald:
You asked why all these people from shithole countries are coming to your country. Well, I can answer your question: They believe in the United States, more than you do. You don’t believe that the United States became a great country because millions of people, from all over the world, have chosen to come to the United States, ready to work hard for their families, including those they left behind. You don’t believe in the American ideal of freedom and equality that keeps attracting people who live in poor countries where this ideal is only real for the privileged few. Those who truly believe in this ideal are those people from poor countries, who risk everything, including their lives, to come to the United States. Shit people who come from shitholes.


Encuentre la versión
en español de esta carta abajo


Well, Donald, have you never asked yourself why your grandfather Friedrich Drumpf came to the United States in 1885? He came, because back then Germany was a shithole even worse than El Salvador and Haiti are now for you. Why do you think millions of Irish, Italians, Germans and Norwegians left their countries to settle in the United States and built it into the great country you are trying to destroy? They came because they couldn’t make a living and find freedom in their shitholes, as you choose to call poor countries.

You asked yourself another question: Instead of all these people from shitholes like El Salvador and Haiti, why not bring people from Norway to the States? That’s also easy to answer: Because Norway is not anymore the shithole it was, when 4.5 millions of its people immigrated to the Unites States some 150 years ago. It may hurt your feelings, but today nobody from Norway will emigrate to your country, because this former shithole now guarantees its citizens a degree of freedom, wealth, security, health care and equality you can only dream of. So does most of Europe. So, forget about white well-educated people flocking into your country in order to make it great again. You’ll have to do with the people from shitholes. And let me tell you: They are the most motivated to work hard and defend American values.

You’re right: We have a lot of shit going on in our country: corruption, violence, bad leadership… and sometimes bad influence from the US. That’s why we often call our country even worse things than a shithole. We have the right to do that, you don’t. You can -and should- blame our bad leaders for all they’re doing wrong, but you can’t blame or hurt our countrymen, whose hard work in the United States is doing more to improve our country than our and your government together.

Excuse my English, but what can you expect
from people living in a shithole?

Regards,

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Carta a Trump desde un "shithole country"

Estimado Donald:

Usted preguntó porqué toda esta gente de “shithole countries”, o sea países de mierda, vienen a su país. Bueno, yo le tengo la respuesta: Ellos creen en los Estados Unidos más que usted. Usted no cree que Estados Unidos se hizo un gran país porque millones de gente de todo el mundo decidieron emigrar a Estados Unidos, dispuestos a trabajar duro para sus familias, incluyendo los que dejaron atrás. Usted no cree en el ideal americano de libertad e igualdad que continua atrayendo gente que vive en países donde este ideal solo es realizable para una minoría privilegiada. Los que realmente creen en este ideal son los ciudadanos de países pobres, quienes arriesgan todo, incluso sus vidas, para llegar a los Estados Unidos. Gente hecho mierda de países mierda.

Bueno, Donald, nunca se preguntó porqué su abuelo Friedrich Drumpf vino a Estados Unidos en 1885? Vino porque en aquel entonces Alemania fue un “shithole” incluso peor que El Salador y Haití ahora. ¿Por qué cree que millones de Irlandeses, Italianos, Alemanes y Noruegos abandonaron sus países para ir a Estados Unidos y convertirlo en el gran país que usted está tratando de destruir hoy? Llegaron a Estados Unidos, porque en sus “shitholes, como usted llama a los países pobres, no podían sobrevivir, ni mucho menos encontrar la libertad.

Usted se hizo otra pregunta: En vez de toda esta chusma de “shitholes” como Haití o El Salvador, ¿por qué no traer a Estados Unidos a gente de Noruega? También es fácil de responder: Porque Noruega ya no es el “shithole” que fue cuando 4.5 millones de su población emigraron a Estados Unidos hace como 150 años. Tal vez le ofenda, pero hoy en día nadie va a emigrar de Noruega a Estados Unidos, porque este país ahora garantiza a sus ciudadanos un grado de libertad, prosperidad, seguridad, atención de salud e igualdad que usted solo puede soñar. Y así buena parte de Europa. Entonces, olvídese de masas de gente blanca y bien educada buscando Estados Unidos para hacerlo nuevamente un gran país. Tendrá que arreglárselo con gente de los “shitholes” del mundo. Y déjeme decirle: Son los más motivados a trabajar y para defender los “valores americanos”.

Tiene razón usted: Tenemos un montón de mierda que pasa en nuestro país: corrupción, violencia, pésimo liderazgo… y a veces malas influencias desde los Estados Unidos. Por eso, muchas veces llamamos nuestro país peores cosas que “shithole”. Nosotros tenemos el derecho de hacerlo, usted no. Usted puede -y debería- denunciar a nuestros líderes por todo lo que hacen mal, pero no puede culpar ni mucho menos castigar a nuestros compatriotas, cuyo trabajo duro en Estados Unidos aporta más a nuestro país que el gobierno nuestro y el suyo juntos.

Saludos,

44298-firma-paolo
(MAS! / El Diario de Hoy)

viernes, 12 de enero de 2018

La maldita dependencia de energía eléctrica importada. Columna Transversal

Tener que generar 25% de nuestra energía con plantas térmicas, que son caras y dañinas para el medio ambiente, es igual de indeseable que tener que importar otro 25%. Significa que solo logramos generar la mitad de la energía que consumen nuestros hogares y nuestras empresas con tecnologías amigables, rentables y económicas. 


A partir del año 2004, El Salvador logró liberarse de su dependencia de la importación de energía eléctrica. A partir de 2009, con el primer gobierno del FMLN, las importaciones comenzaron nuevamente a subir; y a partir de 2014, con el actual gobierno, aumentaron dramáticamente, a un 25% de nuestro consumo.

Aquí los números de la importación anual en GWh:
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Actualmente, tenemos que importar 25% de nuestra energía eléctrica, en comparación con un 22.42% proveniente de generación geotérmica, un 25.5% de generación hidroeléctrica, y otro 25.71% de generación térmica.

Es de hecho un doble fracaso: Tener que generar 25% de nuestra energía con plantas térmicas, que son caras y dañinas para el medio ambiente, es igual de indeseable que tener que importar otro 25%. Significa que solo logramos generar la mitad de la energía que consumen nuestros hogares y nuestras empresas con tecnologías amigables, rentables y económicas.

¿A qué se debe este fracaso? A malas decisiones e inversiones. En vez de invertir en la ampliación de la generación geotérmica, se decidió sacar del país y de su asocio con la Geo a la italiana ENEL. Pagamos 300 millones de dólares para la compra de acciones, más otros 100 millones despilfarrados en gastos legales para llevar litigios internacionales contra ENEL – y perderlas todas. Efecto: La generación geotérmica se quedó estancada.

Igualmente de errónea fue la inversión en la generación hidroeléctrica. La CEL invirtió más de 200 millones de dólares en la ampliación de la 5 de noviembre, consiguiendo un 80% adicional de capacidad instalada. Pero esta es un aumento teórico. En la práctica pasó los que muchos advertimos: esta ampliación, que trabaja con el mismo caudal limitado de agua que la presa original, solo agrega un 8.63% a la generación dela 5 de noviembre: unos 5GWh. Esto se refleja en ingresos adicionales solamente de 1.5 millones al año, lo que ni siquiera es suficiente para cubrir los gastos de mantenimiento y operación. En otras palabras, la recuperación de la inversión de 200 millones es nula y el préstamo tendría que pagarse con la generación de otras plantas existentes. Es obviar que no había que invertir en la ampliación, sino una parte de la suma gastada en mejorar el mantenimiento de las turbinas, y por tanto en su eficiencia de generación.

Es previsible que algo parecido pasará con el proyecto Chaparral, cuyos costos se han disparado a más de 300 millones, mucho más encima de su posible rentabilidad.

Así que por malas decisiones de las últimas administraciones en Casa Presidencial y CEL El Salvador dependerá, por buen rato más, de energía térmica y de electricidad importada. Ambas son caras y no permiten llegar a precios de energía que fomenten el desarrollo.

Lamentablemente, bajo los presidentes Saca, Funes y Sánchez Cerén se observa un retroceso en el sector energético, y las consecuencias son serias. Importar el 25% de nuestra electricidad implica favorecer la economía de otro país en detrimento de la nuestra. Estamos generando empleos e impuestos en Guatemala y no en El Salvador. Revertir esta situación, invirtiendo en generación de energía barata y sostenible, tiene que estar entre las prioridades de la siguiente administración que gobernará a El Salvador a partir de 2019.
(El Diario de Hoy)


jueves, 11 de enero de 2018

Carta sobre migración y globalización

La globalización es un proceso irreversible. Los gobiernos del mundo la abrazaron para facilitar el libre movimiento de capitales, mercancías, servicios y tecnologías y así asegurar el crecimiento económico. Pero siguen restringiendo el libre movimiento del otro factor decisivo: la mano de obra.

Los gobiernos facilitan la migración, cuando la necesitan. Estados Unidos trajo esclavos africanos y millones de inmigrantes alemanes, irlandeses, italianos a sus vastas tierras, porque sin ellos no las hubiera podido desarrollar. Tampoco la agricultura de EE.UU. funcionaría sin traer, año con año, millones de trabajadores agrícolas de México.

En los años de reconstrucción luego de la Segunda Guerra Mundial, Alemania abrió oficinas en los países del Sur de Europa para reclutar a millones de Gastarbeiter (trabajadores invitados). Sin ellos, el Wirtschaftswunder, el milagro económico alemán, hubiera sido imposible. Los sistemas de salud de Alemania, Gran Bretaña y Escandinavia colapsarían sin los médicos y enfermeras migrantes que los mantienen a flote.

Pero estos países no reconocen la migración –o sea, la libertad de movimiento de la mano de obra- como factor constitutivo del mundo globalizado, mucho menos como derecho. A lo contrario, Europa se redefine cerrando sus fronteras externas, con consecuencias fatales: miles de migrantes ahogados en el mar mediterráneo, y los países vecinos al Sur de Europa hundidos en caos, teniendo que albergar millones de migrantes vetados por Europa. Y en Estados Unidos, un presidente electo por una ola de miedos y resentimientos contra la globalización, sabiendo que no puede restringir la libre movilización de capitales y bienes, actuando contra los más débiles: los inmigrantes.

¿Qué tiene que ver todo esto con El Salvador? Pues, somos un país que necesita de la migración para sobrevivir, igual que en décadas anteriores países ahora desarrollados como Irlanda, España, e Italia. Los millones de salvadoreños que han emigrado no se fueron por la guerra, ni por las pandillas, aunque estos son factores coyunturales que pueden haber catalizado sus decisiones. Se fueron (y sieguen yendo), haciendo lo mismo que los capitales: fluir adonde hay más oportunidades. Lo mismo pasó en épocas anteriores con la migración del campo a las ciudades, en todo el mundo. En El Salvador, esta migración interna, aunque catalizada por la guerra y pandillas, también se hubiera dado sin estos fenómenos.

La migración es una tendencia estructural e irreversible. Las decisiones de los gobiernos anti inmigrantes, como en Estados Unidos, Gran Bretaña y muchos países del Oriente de Europa, no la pueden evitar, pero sí complicarla, provocando crisis humanitarias de grandes alcances. Como la que se dará si los 200 mil salvadoreños de hecho tendrán que salir de EE.UU. al vencerse el plazo de 18 meses.

La migración no es un privilegio que se puede conceder y suspender. Es una consecuencia de la globalización, igual que el movimiento de capitales y mercancías, con una diferencia: no tiene protección de tratados y legislaciones internacionales.

No perdamos tiempo con propuestas ilusorias y “planes B” engañosos que plantean generar aquí las condiciones para que los emigrantes regresen al país y ayuden a desarrollarlo. Ellos no quieren ni deben regresar, y ayudan al país desde sus nuevos destinos. Así que nuestras políticas tienen que defender su derecho de trabajar donde eligieron estar. Todo lo demás es paja.

Saludos,

44298-firma-paolo

Lea sobre el mismo tema:
La finalización del TPS. ¿Qué podemos hacer?
De Alberto Arene

(MAS! / El Diario de Hoy)

miércoles, 10 de enero de 2018

Carta a Carlos Calleja y Javier Simán: La fábula del escorpión

Estimados presidenciables:
La suspensión del TPS para los 200 mil salvadoreños era previsible. El racismo y la discriminación de inmigrantes es parte del ADN de Donald Trump.

El intento de voceros de ARENA de culpar al FMLN y su discurso rayado contra “los yanqui” no abona en nada para enfrentar la situación creada por esta decisión tomada. Es politiquería barata en tiempos electorales. Incluso sin las políticas del gobierno de Sánchez Cerén de alianza con Venezuela, e incluso si las gestiones de su canciller Hugo Martínez no hubieran sido tan torpes, Trump hubiera suspendido el TPS.

Hugo Martínez y muchos bien intencionados se empeñaron en convencer a Washington que suspender el TPS es contra sus propios intereses: el interés nacional de Estados Unidos de tener estabilidad al sur de su frontera, y el aporte de los migrantes a la economía norteamericana. Es como la fábula del escorpión y la rana: La rana se ofrece a pasar al escorpión al otro lado del río, pero a medio camino el escorpión le da su mordida letal. Ambos se van a ahogar. La explicación del asesino: “No puedo evitarlo. Es mi naturaleza”.

Vea este video del New York Times:
Their Status Is Temporary. But to Salvadorans, the U.S. Is Home.

Nunca se trató de tener una política de emergencia para evitar lo inevitable. Lo que necesitamos es una política coherente, capaz de influir en la opinión pública y la clase política de Estados Unidos para construir una reforma migratoria de fondo.

Pero ni el gobierno, ni la oposición la construyeron. Ahora nos quedan 18 meses. Este es el plazo que la administración Trump dio para que los 200 mil salvadoreños salgan de Estados – o que el Congreso resuelva el asunto.

El que tiene la responsabilidad ahora de enfrentar este reto, más que el gobierno del FMLN que ya va de salida, es ARENA. Y dentro de ARENA, los hombres que aspiran a ocupar Casa Presidencial a partir del 2019. Tienen que apartarse de la politiquería y comenzar a construir, desde ya, la política exterior y migratoria que necesita el país. De todos modos, el FMLN no está en condiciones de hacerlo: Tiene su propio ADN, que para el futuro de nuestros migrantes –y de nuestro país- es igual de dañino que el de Trump.

Ustedes dos, quienes disponen en EEUU de interlocutores serios, tienen la responsabilidad de construir, ¡desde ya!, los puentes y las bases sólidas de una futura política de Estado, ambos necesarios para aprovechar el plazo fatal de 18 meses. No pueden apostar a que el 1 de junio 2019, cuando quieren asumir la presidencia, pueden comenzar a resolver el problema.

ARENA y el FMLN, en los períodos que han gobernado, no se han manchado de gloria en esta tarea de establecer con Estados Unidos las relaciones y los acuerdos que garantizan a futuro los derechos de nuestros migrantes y nuestro interés nacional como nación que necesita que la migración siga funcionando como válvula de alivio la presión social.

Está en sus manos, señores. Si en este asunto de sumo interés nacional pueden actuar de forma conjunta, sería su prueba de madurez.

Saludos,

44298-firma-paolo
(MAS! / El Diario de Hoy)

 

sábado, 6 de enero de 2018

Carta a la diputada que quieren linchar

Estimada Cristina López:
Parece un deporte nacional querer lincharte. Desde que llegaste a la Asamblea surgieron voces cuestionando con qué derecho una corredora ocupara una diputación. Cuando tuviste un conflicto con uno de tus asesores, te atacaron con insinuaciones de carácter sexual. Cuando en diciembre 2016 no lograron aprobar el presupuesto para el 2017, por que vos no diste el voto número 43 que necesitaban, te colocaste en el ojo del huracán. O más bien te colocaron, aunque tuviste no solo el derecho, sino toda la razón de negar tu voto a un presupuesto que luego fue declarado inconstitucional por la Sala de lo Constitucional.

Siempre asumí que todo como reflejo de la actitud sexista, pero también clasista, que sigue dominando nuestro clima político. Todo regresa al punto inicial: ¿Qué hace en la Asamblea una mujer sin apellido de familia pudiente, una deportista sin formación académica?

Pero lo que pasa ahora es aun más grave. Te acusan, sin prueba ninguna, de haberte vendido a Enrique Rais, el empresario prófugo acusado de tráfico de influencias. Dicen que te dejaste sobornar por Rais o sus defensores para que pidieras a la Asamblea una interpretación auténtica de la Ley Especial para Intervención de las Comunicaciones – y que esta interpretación, que de hecho fue aprobada por la Asamblea en diciembre del año pasado, puede hacer caer el caso contra Rais.

Entonces, sos cómplice de una mafia. Así de fácil.



A nadie se le ocurre considerar que la ley que regula las intervenciones telefónicas de la fiscalía tiene unos artículos que protegen a la ciudadanía de abusos. Las escuchas telefónicas solo pueden ser autorizadas por un juez. Y el juez solo las puede autorizar en un caso específico, dando oportunidad a la fiscalía a recabar pruebas para sustentar una sospecha concreta y presentar su acusación ante la justicia. La fiscalía no puede usar los datos recabados en la escucha telefónica para otros fines o en otros casos. Tampoco puede acumularlas para ver si en el futuro les sirven. Si no presenta en seis meses la acusación en el caso específico, para el cual fue autorizada la intervención telefónica, la fiscalía está obligada a destruir las grabaciones y sus transcripciones.

Esto dice la ley, y esto vino a reafirmar la interpretación auténtica que solicitaste. ¿Entonces, cuál es el pecado? ¿Cómo puede ser un pecado insistir en una regla necesaria para proteger a la ciudadanía de posibles abusos?

El supuesto pecado es que con esta interpretación se le puede caer a la fiscalía el caso contra Rais. Momento, ¿cómo es esto? Si el caso contra Rais está sustentado en unas grabaciones, a pesar de que el plazo de 6 meses estaba vencido, y si por esto se cae el caso, la culpa es exclusivamente de la fiscalía.

Todos consideramos al señor Rais culpable de manejos mafiosos. Pero no podemos defender una práctica incorrecta de la fiscalía para facilitar su condena. Legitimando esta práctica en este caso, le damos a la fiscalía un arma que puede usar contra cualquier ciudadano. Por eso era correcto que la Asamblea emitiera su interpretación auténtica, marcando a la fiscalía el límite legal de sus actuación.

No te dejés ahuevar, diputada, hiciste lo correcto.
Saludos,

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(MAS! / El Diario de Hoy)

jueves, 4 de enero de 2018

Carta al presidente de la República: Usted es el responsable

Presidente:
Nuestra policía está enferma. Su unidad élite, el GRP, está tan enferma que el director general tuvo que ordenar la suspensión total de sus operaciones. Lo que pasó en el GRP en la noche vieja es insólito: Hubo un crimen grave, cometido por un miembro del GRP contra una agente policial: lesión con arma de fuego, secuestro, probablemente violación y asesinato – y nadie dentro del GRP actuó apegado a la ley. TODOS actuaron apegados a un mal entendido código de honor: cubrirse mutuamente las espaldas. Hubo alteración de la escena del crimen, incumplimiento de deberes, asistencia a la fuga, posiblemente asistencia a asesinato y secuestro.

Además hay suicidios de agentes, agentes asesinados por agentes, agentes cometiendo delitos; hay agentes acusados de ejecuciones extralegales y detenciones arbitrarias.

Son tantos “incidentes” que ya no se explican como fallas personales y excepcionales. Es una falla estructural. Es el monstruo que ustedes han creado. Ustedes han militarizado la PNC, sobre todo las unidades élite, como el GRP. Las han convertido en maquinarias para matar. Primero a pandilleros, pero luego ¿cómo y por qué parar? El costo: la erosión gradual de la moral, la perversión del espíritu del cuerpo. Los resultados se expresan en los hechos que hemos visto en estos días.

Urge revertir este proceso. ¿Quién puede revertir esto? Requiere de un esfuerzo coordinado de los jefes policiales, de sicólogos, de la Sociedad Civil. Pero nadie puede hacer nada, si usted, como presidente, no toma en sus manos el problema y su solución.

La Constitución es clara: Usted es el responsable de “organizar, conducir y mantener la Policía Nacional Civil”. Usted es responsable que la PNC actúe “con estricto apego a los Derechos Humanos y bajo la dirección de autoridades civiles.”

Mientras usted delega la dirección de la seguridad pública a los mismos policías, y no a autoridades civiles como manda la Constitución, nada va a cambiar.

Mientras usted obliga a la PNC a desarrollar una guerra, en la cual solo puede sobrevivir (ni siquiera ganar) haciendo del lado los derechos humanos y los procedimientos de una policía democrática, nada va a cambiar.

Mientras usted no aplique una política de seguridad, dentro de la cual la PNC puede lograr eficiencia en su función de protección y de investigación sin recurrir a abusos y sin causar daños colaterales a sectores enteros de la población, tampoco el deterioro interno dentro de la PNC no va a parar, mucho menos sanarse.

Aparte de un cambio del concepto del plan de seguridad, la PNC requiere de una reingeniería que tiene que empezar en su estructura de mando. Y de un ministerio que recupere su carácter civil y su capacidad de supervisar a la PNC. Todo esto depende de una sola persona: usted, señor presidente.

Saludos, 

44298-firma-paolo
(MAS! / El Diario de Hoy)


martes, 2 de enero de 2018

Carta a los ciudadanos: Lo que necesitamos lograr en el 2018

Amigos:
No voy a poner simplemente lo deseable, sino solamente lo que a la vez es realista. Lo realista no es necesariamente lo probable, sino lo factible, siempre y cuando todos asumamos nuestras responsabilidades.
  1. Una Asamblea Legislativa, donde el partido del gobierno pierda la llave para bloquear decisiones que necesitan mayoría calificada. O para decirlo de manera positiva: que todos los partidos que no están en el gobierno, si es que logren ponerse de acuerdo, puedan elegir magistrados de la Corte Suprema y del Tribunal Electoral, y al nuevo fiscal general. Esto significa que el FMLN no debería tener más de 28 diputados. Digo esto como una regla sana, no solo para hoy que el FMLN está en el gobierno. Es el principio del balance del poder.

  2. Una Asamblea Legislativa lo más renovada posible. Los votantes deben eliminar de la Asamblea a las figuras corruptas y las que frenan la renovación de la política. En todas las fracciones. No necesariamente las caras nuevas serán mejores, pero lo importante es el mensaje: La ciudadanía puede castigar a los malos diputados.

  3. Que la nueva Asamblea elija, en un proceso transparente y no contaminado por intereses partidarios, a 5 magistrados de Corte Suprema idóneos, 4 de ellos para la Sala de lo Constitucional; y a un fiscal general capaz y dispuesto de convertir a la Fiscalía General en una institución eficiente y en garante del Estado de Derecho.

  4. Que los partidos elijan a sus candidatos presidenciales en elecciones primarias transparentes, basadas en debates de calidad y competencia de ideas. Solo así, electo por una ciudadanía informada y consciente de las diferentes opciones y sus implicaciones, tendremos en 2019 un presidente vestido de la legitimidad y autoridad requerida para componer al país.
Todas estas metas son difíciles, pero son factibles de alcanzar, si la sociedad civil, organizada o no; los medios de comunicación; los generadores de opinión; y los liderazgos académicos, culturales y sociales asuman activamente su papel. Ninguna de esta metas será alcanzada si los partidos no sienten la presión y vigilancia de la ciudadanía y de la opinión pública.

En el año 2018 se trata de volver a introducir a la política y al servicio público, y antes al debate público, los tres imperativos que estamos al punto de perder: racionalidad, ética y empatía. Y cuando hablo de empatía, me refiero a la empatía con los ciudadanos, y en especial con los sectores marginados y más afectados por las malas políticas de las últimas décadas.
No necesitamos líderes que se quieren perfilar apostando a la anti política. Necesitamos ciudadanos y liderazgos que apuestan a mejorar la política. 

Feliz Año Nuevo,


44298-firma-paolo
(MAS! / El Diario de Hoy)

sábado, 30 de diciembre de 2017

En vez de carta: Lo bueno, lo malo y lo feo del 2017

Los personajes negativos del 2017 (en orden alfabético):
  1. Nayib Bukele. Aprovecha las frustraciones de la gente con la política para su plataforma personal de anti política.
  2. Sherman Calvo: Boicoteó que en ARENA se establezca la juventud como motor de la renovación. Trata de imponer a su partido su agenda conservadora.
  3. Guillermo Gallegos. Insiste en la pena de muerte, y como no hay mayoría que lo apruebe, promueve la campaña de exterminio.
  4. Milagro Navas. Quiere asumir por doceava vez la alcaldía de Antigua Cuscatlán. Es el mayor obstáculo para el releve en ARENA.
  5. Mauricio Ramírez Landaverde. Promovió la militarización de la PNC.
  6. Salvador Sánchez Cerén: Su falta de liderazgo hace imposible que el gobierno enfrente las crisis de seguridad y la fiscal.
Los personajes positivos del 2017 (en orden alfabético):
  1. Alfredo Atanacio Cader. Se convirtió en el embajador del emprendedurismo.
  2. Rodrigo Bolaños. Construye en League El Salvador un modelo empresarial que apuesta a conciliar la productividad con inclusión y educación.
  3. Ron Brenneman. Construye en Perquín/Morazán un modelo educativo innova TiVo que el Estado no es capaz de generar.
  4. Javier Simán. Convierte las elecciones internas de un trámite para cumplir con un requisito legal en un ejercicio real de democracia interna.
  5. Johnny Wright Sol. Asume el reto de enfrentar las frustraciones de la gente con la política para detener la tendencia a la anti-política.
  6. Juan Valiente. Demostró que un político puede poner la ética encima del interés personal de reelección.
Los fracasos del 2017:
  1. La gestión de Douglas Meléndez al frente de la Fiscalía General. Lleva casos emblemáticos al terreno mediático a costa de la sostenibilidad de las acusaciones.
  2. La elección de la Corte de Cuentas. La Asamblea se negó a adoptar un método profesional y transparente para elegir magistrados.
  3. El Ministerio de Justicia y Seguridad. Fracasó con su plan de Seguridad; abandonó el principio de la supervisión civil de la policía; eliminó los últimos restos del Ministerio de Justicia.
  4. La política energética de CEL. Hizo mega inversiones sin aumentar la capacidad de generación de energía.
  5. El presupuesto para el 2018. Aunque al final de las negociación interpartidaria saldrá un presupuesto equilibrado, otra vez el país no tendrá un presupuesto que redefine las prioridades de la inversión social.
Los éxitos del 2017:
  1. El Centro de Estudios Jurídicos. Logró provocar un debate serio sobre las fallas en el sistema de elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
  2. La reforma de pensiones. No es ideal, no es completa. Pero alivió la crisis fiscal, cerró la puerta a la confiscación de los fondos de los cotizantes, y aseguró el pago de pensiones que toca el Estado.
  3. El involucramiento directo del Fondo Monetario Internacional en las negociaciones sobre un acuerdo fiscal no ha producido acuerdos, pero ha abierto por primera vez un esquema técnico y una agenda para llegar a resultados.
  4. El Teatro Luis Poma bajo dirección de Robby Salomón. Consolidó un teatro profesional, apoyando a producciones independientes y llenando el vacío que deja la política cultural del Estado.
  5. Sobrevivimos.
Saludos,
44298-firma-paolo
(MAS! / El Diario de Hoy)



 

viernes, 29 de diciembre de 2017

Columna Transversal: “Las masas se refugian en la ficción“: Entrevista ficticia con Hannah Arendt.

Hannah Arendt, la gran dama de la teoría política del Siglo XX, alemana de origen judío, publicó en 1951 el libro que la hizo famosa: Los Orígenes del Totalitarismo. Parece ser un análisis muy actual de fenómenos como el ascenso al poder de Trump, la nueva derecha francesa, el populismo de izquierda de Podemos en España, o el éxito de izquierdas autoritarias en América Latina.
Un colega alemán, Constantin Wißmann, cometió un plagio genial: Construyó con textos publicados por Hannah Arendt hace 66 años sobre el totalitarismo una entrevista sobre los peligros de hoy. Yo cometo, entonces, un doble plagio: adapto el plagio de Wißmann a temas criollos.




¿Cómo explicarnos que en un país democrático alguien como Trump pudo llegar a la presidencia?
Movimientos totalitarios pueden surgir, cuando existen masas que de repente demandan representación política – masas que no tienen la cohesión de intereses comunes, ni conciencia de clase, demasiado indiferentes a los asuntos públicos para tener cabida en partidos, ni sindicatos, ni gremios. Estas masas incluso pueden constituir la mayoría, pero en tiempos normales se mantienen políticamente neutrales. Votan en elecciones, pero no se afilian a partidos. Pero de repente, en tiempos de crisis, pueden aparecer movimientos de vocación totalitaria que logran movilizar estas masas.

Hoy los llamamos movimientos populistas o de anti-polí
tica. ¿Por qué los partidos tradicionales no logran absorberlos?
(De acuerdo, voy a usar estos términos del Siglo XXI). El sistema parlamentario de partidos se encuentra en declive desde finales del Siglo 19. El fenómeno que cualquier grupo que nazca fuera del parlamentarismo y con un programa más allá de intereses de clases y partidos tiene posibilidades de hacerse popular, tiene más de 100 años. Dicen representar el bien común y estar capacitados de administrar al Estado mejor que el sistema partidario, pero es una ilusión. Dicen querer superar los intereses múltiples y contradictorias que operan en una sociedad de clases, pero buscan imponer su interés particular: el poder, el control dictatorial del aparato del Estado.

¿Y los partidos no saben enfrentar esta situación?
Los movimientos populistas, sean de derecha o de izquierda, reclutan a sus seguidores de aquella masa compuesta por sectores aparentemente no interesados en la política, los cuales son descartados por los partidos como demasiado estúpidos y apáticos. El éxito masivo de estos movimientos desarma dos ilusiones esenciales de las democracias. La primera es que todos los habitantes de un país son ciudadanos con un interés activo en los asuntos públicos, y se sienten representados, incluso si nunca votan. Estas masas políticamente indiferentes pueden constituirse incluso como mayoría en una democracia.

La segunda ilusión es que estas masas siempre se mantendrán neutrales y pasivos. Las profundas sacudidas que movimientos populistas provocan demuestran que las democracias partidarias requieren de la tolerancia silenciosa de todos los inactivos. Dependen del consentimiento inarticulado de las masas, igual que dependen del carácter articulado de sus instituciones.

¿Por qué razones se rompe este consentimiento?
Con el rompimiento de la estructura de clases, las mayorías apáticas que antes dieron respaldo pasivo a los partidos, se convierten en una masa no estructurada de individuos llenos de resentimientos y odio, unidos solamente por la percepción de que los políticos, que antes representaban la sociedad y fueron respetados como líderes, en realidad son bufones al servicio de los poderes fácticos. Estas masas resentidas crecieron en Alemania luego de la Primera Guerra Mundial, en una situación de desempleo masivo e inflación. Fueron recogidas y movilizadas por los comunistas y los nazis.

¿Usted dice que lo que moviliza estas masas es el odio a las élites?
La propaganda de los populistas, descifrando bien este ánimo de las masas, pone en el centro de su agitación los temas que la opinión pública y que los partidos tradicionales tratan de silenciar. Las masas engañadas, en su inocente ignorancia, creen fervientemente que hay verdades que el sistema partidario y los gobiernos esconden.

¿Por qué estas masas apoyan movimientos que también tratan de seducirlas con promesas? ¿Por qué no desconfían de ellos igual que de los partidos tradicionales?
Son personas que nunca antes estaban en el escenario político. Esto facilita la introducción de un método nuevo de propaganda política: cubrir con silencio los argumentos de sus adversarios. Estos movimientos reclutan a sus seguidores entre quienes nunca han sido parte de este sistema. No tienen que preocuparse de convencer, porque convencer presume que antes existían opiniones diferentes. Parten de la premisa que sus seguidores no tienen nada en común con los demás ciudadanos, e interpretan todas las diferencias de opinión con el establishment como diferencias inamovibles de carácter social, étnico o sicológico, más allá de la racionalidad y las opiniones individuales.


Lo único que perciben estas masas del mundo real son sus puntos ciegos, o sea los temas que el sistema quiere callar, y los rumores que no enfrenta públicamente, porque sabe que tocan, aunque en forma pervertida, puntos reales y vulnerables. De estos puntos extrae la propaganda populista aquel mínimo de verdad que necesario para construir puentes de la realidad hacia la ficción. Por donde sea que encuentran puntos que el sistema trata de esconder, la propaganda gana la apariencia de realidad. Escándalos en la alta sociedad, corrupción política, y todo lo que aporta la prensa amarillista proveen a la propaganda populista armas.

A partir de Donald Trump surgieron en el debate político los términos “post truth” y “realidad alternativa”…
Para sostener una realidad ficticia, se requiere de un sistema de engaño más “coherente”. Los movimientos populistas dan consistencia a la mentira, volviéndola gradualmente parte estructural de su organización.

¿Cuál es el papel del líder en esta construcción de la realidad alternativa?
El arte del líder consiste en identificar, dentro de la realidad, los elementos idóneos para su ficción, y en usarlos de manera que quedan aislados de cualquier experiencia comprobable, hasta que ya no sean sujetos a racionamiento. Surge una experiencia independiente del sentido común y libre de su contexto original. Con esto se construye una coherencia, con la cual la realidad no puede competir.

Por ejemplo, la fábula de la “conspiración mundial judía” se convirtió en la ficción más eficiente de los nazis en su camino hacia la toma del poder. Solo fue posible, porque todos los partidos establecidos se negaron a tematizar “el problema judío”.

¿El sentido común no logra desarmar las realidades alternativas?
Los populistas logran evocar una realidad alternativa que sirve mejor a las necesidades anímicas de las masas que la realidad que viven; un mundo, en el cual las masas pueden sentirse mejor, y en la cual evaden los terremotos que la vida real les genera. Este refugio en la ficción les da la apariencia de autoestima y dignidad que la vida real les niega. La obsesionada ceguera corresponde a la alienación en un mundo marcado por caos y desastres que la gente no quiere enfrentar. La rebelión de las masas contra el realismo del sentido común es resultado de una atomización que hizo perder a la gente su estatus dentro de la sociedad. Solo donde el sentido común ha perdido su vigencia, el populismo puede triunfar.

¿La gente querrá que le mientan? ¿O cómo podemos explicar que populistas como Trump, Pablo Iglesias, Marine Le Pen o Nayib Bukele tienen tantos seguidores?




La mezcla fatal de ingenua credulidad y cinismo surge donde la gente, en un mundo cambiante que no logra entender, se las arregla a creer todo y nada, convencida que todo es posible y nada es verdad. El populismo constituye exitosamente un público masivo dispuesto a aceptar todo, por más improbable que sea, pero al mismo tiempo no se sentirá defraudado cuando se comprueba el engaño, porque ya llegó a la conclusión que en última instancia cualquier afirmación es mentira.

Pero entonces, ¿cómo hacen los líderes populistas que las masas les creen a ellos?
No necesitan que les crean. Lo único que necesitan es que las masas ya no crean a ninguna de las instancias del poder establecido.
Esta entrevista es también ficción. Hannah Arendt, nacida 1906 en Alemania, murió 1975 en New York. Todas sus respuestas son tomadas de su libro “Los orígenes del totalitarismo”, publicado en 1951, con algunas pequeñas ediciones para facilitar el flujo de la conversación. No todas las citas corresponden a las que escogió Constantin Wißmann, a quien estoy plagiando el plagio de Hannah Arendt. El único cambio atrevido que he hecho es sustituir la palabra “totalitario” por “populista”.
Paolo Luers
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jueves, 28 de diciembre de 2017

Carta al director general de la PNC: No se vale.

Estimado Howard:
No quería tocar hoy, entre Navidad y Año Nuevo, un tema tan duro como las “medidas extraordinarias”. Pero como decidiste en esta fecha amargarnos las vacaciones anunciando que el gobierno busca transformar las “medidas extraordinarias temporales” en ley ordinaria y permanente, ni modo, hay que entrarle al tema.

Vale la pena recordar qué significan las ¿medidas extraordinarias”, que ustedes solicitaron hace 2 años a la Asamblea y luego consiguieron que se prorrogaran. Significa un Estado de Excepción parcial, vigente en los 6 penales donde guardan prisión pandilleros: Zacatecoluca, Ciudad Barrios, Gotera, Chalatenango, Quezaltepeque, e Izalco. La característica de un Estado de Excepción es que, ante una emergencia que de otra manera el gobierno no puede atender, se suspendan temporalmente derechos y garantías otorgados por la Constitución y las leyes. La única justificación jurídica y ética de un Estado de Excepción es que sea temporal, y que durante su vigencia se resuelva la emergencia. Ustedes no la han resuelto, y en vez de cambiar sus políticas, piden un Estado de Excepción permanente.

Luego de 2 años de vigencia temporal, viene usted y revela que el gobierno quiere que la Asamblea convierta este Estado de Excepción en permanente y ordinario. Esto, señor director, rompe el orden constitucional. No soy el único que lo señala, lo sentenció con toda claridad el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Dos años de aplicación de las “medidas extraordinarias” han tenido como resultado un dramático
deterioro de salud en la población de los 6 penales afectados. Hay epidemias de tuberculosis, porque ustedes suspendieron el derecho a la salud: el hacinamiento de más de 300% se agravó con el encierro total, la negación absoluta de acceso a aire y sol. Igualmente está suspendido, de manera absoluta y ya por 2 años, el derecho a preservar los vínculos familiares, y seriamente limitado el derecho a la defensa. Están suspendidos los derechos a información, acceso a libros, cursos educativos y ejercicio religioso. Lo más grave: Entre los 14,000 internos afectados, 5,000 (o sea 35%) son detenidos provisionales sin condena. Someter a 5,000 personas no vencidas en juicio a medidas que suspenden sus derechos fundamentales, es doblemente inconstitucional.

Al existir una emergencia nacional, se puede suspender derechos temporalmente y bajo estricta vigilancia de jueces – pero solo cuando el gobierno hace todo lo necesario para superar la emergencia que hizo necesario el Estado de Excepción. Ustedes no cumplieron esta segunda parte. Por esto piden lo inadmisible: convertir el Estado de Emergencia en nueva norma constitucional.

De paso: Que esta iniciativa la tome el director de la policía, a quien no le toca diseñar políticas de justicia y seguridad, es una aberración. O más bien la aberración es que no tenemos un ministerio civil encima de la PNC. Es como si el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Armada, y no el ministro o el presidente, declarara la guerra. Adonde esto nos lleva, ya lo sabemos…

Saludos,

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(MAS! / El Diario de Hoy)