sábado, 22 de agosto de 2009

Carta a Ricardo Martinelli, presidente de Panamá

Estimado presidente:

no sé si se ha dado cuenta, pero aquí todo el mundo está pegando gritos al cielo, porque usted quiere que Panamá se retire del PARLACEN.

Pero usted tiene razón: El Parlamento Centroamericano no sirve para nada, sólo para proveer de inmunidad, salarios y prestaciones a los políticos que ya nadie quiere tener en los parlamentos y gobiernos de cada país.

Los parlamentos sólo tienen sentido si tienen poder y pueden legislar. Al Parlacen nadie le hace caso.

Gracias, presidente, por la iniciativa de abolir el Parlacen. Que vean los partidos qué diablos hacen con los ex-dirigentes que les sobran...

Dicen que sin el Parlacen no habrá integración centroamericana. Bueno, de todas formas no hay, con o sin Parlacen. Sólo nos da la ilusión de unidad.

Que bueno que usted le dio un pinchazo a esta fantasía mentirosa de un parlamento donde ni siquiera hay voluntad de integración.

No se deje impresionar de las lágrimas de cocodrilo que todos están derramando sobre el cadáver del Parlacen. Ayúdenos de darle cristiana sepultura.

¡Y cuando haya integración, hagamos un parlamento de verdad!

Hasta pronto, Paolo Lüers

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jueves, 20 de agosto de 2009

A Nuremberg for Guantánamo

(The Hague) At the end of World War II, the Allied powers found themselves in charge of thousands of captured enemies, many of whom had committed unspeakable crimes. Some among the victors thought that the prisoners should simply be shot. Others, including many in the American government, steadfastly insisted that these men should be subjected to criminal proceedings. Thus the Nuremberg trials were born, tribunals that meted out justice for some of the 20th century’s worst atrocities while demonstrating the return of the rule of law on the European continent and the superiority of democratic values over Fascist lunacies.

The Guantánamo detainees pose a similar conundrum today. Trying these men stateside would necessarily require the compromise of long-cherished principles of American law. Yet continuing to hold them without the prospect of a fair trial or delivering them to undemocratic governments are alternatives not worthy of the Obama administration or of the United States.

America’s own endeavors at Nuremberg offer a way out of this impasse: an international tribunal for detainees. Such a tribunal would allow the Obama administration to finally try these individuals and close down Guantánamo — and it would bring the nation back within the tradition of law and justice that it so forcefully defended six decades ago.

We need not look as far back as Nuremberg. Recent international tribunals for Sierra Leone, Cambodia and Yugoslavia have provided fair trials in challenging political environments to men and women accused of the gravest of crimes. In The Hague right now, an international criminal tribunal is looking into the terrorist attacks that shook Lebanon in 2004 and 2005. This tribunal — created by the United Nations Security Council at the initiative of the United States, among others — provides a ready model of a court capable of dealing with the detainees.

Those now held in Guantánamo would be placed under international control and their trials held on neutral ground. American and foreign judges and prosecutors with experience in international criminal cases would then be enlisted to provide the expertise required to hear these types of criminal cases. As with the Special Tribunal for Lebanon, it would be paid for by a combination of American contributions and voluntary donations from other nations.

The support of the international community — particularly from Middle Eastern countries and those European nations that played a part in the detention or transfer of these men — would be imperative to providing legitimacy to the process and the guarantees of independence and impartiality necessary to its success. Moreover, any convictions would need to bear the stigma of the entire world, not just that of a single nation.

An international criminal tribunal would not answer all the legal questions surrounding the war on terrorism. But by putting its faith in the law, the Obama administration would send a potent message to both its supporters and its enemies. By giving a fair trial to the Guantánamo detainees, the United States would reassert its core values and demonstrate the supremacy of those values over the evil that has been challenging them.

The chief prosecutor at Nuremberg, Robert H. Jackson, said: “We must never forget that the record on which we judge these defendants is the record on which history will judge us tomorrow. To pass these defendants a poisoned chalice is to put it to our lips as well.” Let us hope that the wisdom of his prophecy has not been lost to those who will decide the fate of the Guantánamo detainees.

(The New York Times. Guénaël Mettraux, the author of “The Law of Command Responsibility,” represents defendants before international criminal tribunals.)

Carta a los sufridos magistrados de la Corte Suprema

Honorables magistrados:

Me da mucho pesar escuchar que ‘el cambio’ está poniendo en peligro sus conquistas sociales. ¿Cómo es posible que la Asamblea eligiera a un presidente que atente contra el bienestar social de sus colegas? Es inédito.

Dicen que algunos de ustedes tuvieron que entregar 2 de los 4 vehículos y 5 de los 6 celulares (con línea pagada por el Estado), a los cuales han tenido derecho durante años. Realmente no sé cómo se van a movilizar y comunicar ahora sus hijos y su amantes.

Pero lo más increíble que he escuchado –por el bien del país quiero pensar que es puro chambre- que les han reducido a niveles ridículos el presupuesto para licores, recepciones y banquetes. No puedo concebir cómo la honorable Corte podrá hacer justicia si sus integrantes están obligados a celar la compra de cualquier botella de Whisky o Champán.

Ustedes tienen que tener la cabeza libre para pensar en la justicia, la prontitud y la constitucionalidad, sin compartir las preocupaciones cotidianas de todos nosotros del precio de Cinta Azul y de la gasolina.

Ustedes, los veteranos de la Corte que han servido durante años a la patria, no permitan que lleguen unos novatos para quitarles lo merecido.

Acuérdense de la vieja consigna sindical: ¡Lo conquistado no se entrega!

A lo mejor esta es la idea: un sindicato de magistrados que defienda su bienestar social. Me ofrezco de asesor – si me pagan lo justo...

Saludos fraternos, Paolo Lüers

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miércoles, 19 de agosto de 2009

COMERCIO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

A finales del siglo XX, el pueblo centroamericano vivió el periodo más sangriento desde el descubrimiento de América y la colonización del Istmo, lo que produjo la primera oleada de emigración. Millones de personas se aventuraron hacia diferentes partes del mundo debido a las atrocidades militares y políticas que se ejecutaron durante las décadas de los 70’s y 80’s., a causa de las guerras civiles en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, así como, por la invasión a Panamá

Una vez finalizados los conflictos militares en la década de los 90’s, debido a la inmensa oferta laboral, las economías centroamericanas adoptaron políticas de explotación y abuso, con lo cual ofrecieron empleos con salarios insuficientes para suplir las necesidades mínimas de vivienda, alimentación, educación, transporte y vestido a su población. En la capital de San Salvador se podían observar familias casi desnudas y sucias pidiendo dinero en diversas esquinas del centro histórico para poder sobrevivir el día y viviendo en casas de cartón o plástico. Esto produjo una segunda oleada de emigrantes, principalmente jóvenes con poca educación. El destino principal fue hacia Estados Unidos, adonde familiares y amigos se habían asentado durante las décadas pasadas.

Conforme la crisis económica se profundizó, al grupo de emigrantes se integraron profesionales, intelectuales y estudiantes universitarios, quienes, al igual que el resto, encontraron oportunidades de progreso lejos de su patria. En el nuevo siglo, esa emigración centroamericana continúa y parece no tener fin, debido a la continua inestabilidad y corrupción política que mantiene en batalla perpetua a los lideres de las clases poderosas e históricas y los del pueblo desposeído, siendo muy común que estos últimos se transformen en personas tan corruptas como los otros.

A finales de la década de los 80’s, la primera generación de emigrantes centroamericanos con vocación comercial había surgido. A través de trabajo arduo, reunificación familiar, sueños de riqueza y un sistema económico funcional con niveles mínimos de corrupción política y un sistema social incluyente, decenas de restaurantes típicos y pequeñas tiendas de primera necesidad fueron fundadas en ciudades como Los Ángeles, CA; Washington, DC; Long Island, NY, y Houston, TX.

Con este primer surgimiento comercial de la diáspora Centroamericana, y la abundancia de empleo con salarios generosos, el mito del sueño estadounidense se constituyó en una realidad para millones. Las historias de pobres campesinos u obreros que entraron a este país sin un centavo, sufriendo las calamidades de una aventura de esperanza y muerte, pero que, a través de su dedicación al trabajo duro, el amor por sus familias y la bondad de un país de oportunidades, se convirtieron en millonarios, son reales.

Aún cuando ese no es el caso de todos, pero es indiscutible, que en este país no se necesita ser millonario para vivir bien, sino de vocación para trabajar y convicción a triunfar, debido a ello, es que la fuerza laboral centroamericana desde hace medio siglo, se ido transformando en una fuerza empresarial vital para la economía local de esta nación. Cada día se abre un nuevo negocio centroamericano, y con ello, no solo se beneficia la economía estadounidense con el pago de impuestos, sino que se provee empleo a los nuevos inmigrantes, quienes son la fuente principal de las vitales remesas familiares que subsidian las economías centroamericanas, particularmente en Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador.

Al final de la primera década del nuevo siglo, las empresas centroamericanas se han diversificado en corporaciones transnacionales, que se extienden desde la importación y exportación de productos nostálgicos hasta la consultoría de servicios de avance científico y tecnológico. Todo es el resultado del esfuerzo individual que ha sido complementado por la inversión que las empresas para las que trabajamos antes de convertirnos en empresarios, tuvieron al capacitarnos e impulsar nuestras habilidades para maximizar nuestro potencial laboral.

Con el surgimiento de la Cámara Centroamericana Estadounidense de Comercio e Industria, el liderazgo empresarial debe procurar promover esa actitud exitosa, ya que es la que hace a las empresas estadounidenses las mejores en el mundo y convertirá a las nuestras en parte de esa élite comercial.

La oportunidad de comercio transnacional que existe a través del CAFTA, es inmensa. Este tratado comercial fue diseñado por los mejores economistas estadounidenses para que nuestras empresas tomen ventaja de sus beneficios, sin embargo, es importante que recordemos que como miembros de la fuerza laboral en Estados Unidos, también aprendimos la manera como estas empresas poseen una legitima responsabilidad social, la cual, beneficia a cada comunidad adonde residimos y adonde nuestros hijos crecen y se desarrollan.

El empresario centroamericano-estadounidense tiene una misión histórica debido a los orígenes de sangre, desesperación y explotación de donde hemos partido. Esa misión es, hacer negocios de excelencia empresarial con inversión laboral y responsabilidad social. Es nuestra responsabilidad generar riqueza en los cantones y ciudades de donde somos originarios y así, cambiar un sistema que mantiene a nuestros países sometidos a la corrupción y la pobreza.

Es tiempo que la diáspora invada a Centroamérica, no con turismo, remesas y consumo. Eso nos hace cómplices de los explotadores y corruptos, sino con nuestras empresas y comercio, de manera que, podamos consolidar una incidencia política que hasta ahora se nos niega y que pueda eventualmente minimizar los grandes negocios de los explotadores y políticos corruptos, quienes no permiten que Centroamérica surja del tercer mundo

¿DEPURACIÓN O ALINEACIÓN?

Una estructura policial que está preparada para combatir un tipo de criminalidad como la organizada, como el secuestro, extorsiones, hurto y robo de vehículos, así como pueden combatirla también saben como hacer esos delitos.”

Así explica Jaime Martínez (en una entrevista reciente en un servicio informativo digital) el descabezamiento - a manos del gobierno ‘del cambio’- de la DECO, la unidad especializada de la PNC contra el crimen organizado. Jaime Martínez, como nuevo director de la Academia Nacional de Seguridad Pública es una de las piezas claves en equipo al que Funes ha encomendado el diseño de su política de Seguridad Pública.

Sin tanto rodeo, lo que está diciendo el encargado de la formación de nuestros policías es: “Había que remover a los jefes de la DECO -los más experimentados investigadores de secuestros y otros delitos de crimen organizado- para evitar que se vuelvan secuestradores y mafiosos. Si no es que ya se han convertido...”

Entonces, ¿porque no sabemos de ninguna investigación contra los ex-jefes de la DECO, ni en la Fiscalía, ni en la Inspectoría de la PNC?

O al revés, si no hay investigación ni elementos que indiquen que los ex-jefes de la DECO hayan cometido delitos, ¿por qué un alto funcionario del gobierno se atreve a hacer alusiones de este tipo, que dejan en duda la reputación de unos jefes policiales hasta ahora considerados ejemplares y eficientes?

Aparte de las declaraciones irresponsables de Jaime Martínez, hasta ahora nadie ha señalado a los ex-jefes de la DECO como delincuentes. Más bien se ha manejado -sobre todo en las filas de la propia PNC- que los removieron porque estaban demasiado cercanos al anterior director de la PNC y al anterior ministro de Seguridad.

Esto podría ser un razón legítima para sustituirlos de sus cargos. Pero entonces habría que discutir este tema político. Habría que tocar con transparencia que dentro de la PNC hay un problema sensible: las alineaciones partidarias de algunos mandos.

Tocar con transparencia este punto delicado sólo tendría sentido para un gobierno que tiene la voluntad de erradicar estas alineaciones partidarias dentro de la PNC, o por lo menos la voluntad de dejar de construir su liderazgo en la policía sobre la base de las alineaciones partidarias de los policías.

Si el nuevo ministro de Seguridad (o el residente de la República) ordenó la remoción de los jefes de la DECA para que la nueva dirección de la PNC tenga las manos libres para implementar sus nuevos planes de Seguridad Pública, sería entendible. Significaría que quieren colocar jefes más comprometidos con los nuevos planes.

Pero si ordenaron el descabezamiento de la DECO para tener manos libres para fortalecer su control partidario dentro de la PNC, cometieron un grave error.

Por la falta de transparencia, y por las declaraciones irresponsables del director de la Academia de Seguridad Pública, uno se inclina a la impresión que los nuevos planes para la PNC de cómo enfrentar la delincuencia (que todavía no las conocemos bien, ni en su filosofía ni en su parte operativa) no están basados en la acumulación de experiencias y acciones exitosas.

Da la impresión, además, que los nuevos planes de Seguridad Pública no se están construyendo sobre la base de la confianza profesional entre los policías y jefes, independiente de su pasado y de sus preferencias políticas. Más bien parece que se quiere construir sobre la base de confianza ideológica.

Sería una base muy frágil para un proyecto de Seguridad Pública y para consolidar una policía profesional. Frágil y engañosa.

La celebración de reuniones de carácter político-partidario dentro de la PNC, promovidas y convocadas por el ministro de Seguridad y otros cuadros del FMLN, ya indicaba esta tendencia. Muchos de los nombramientos, ascensos y movimientos dentro de la estructura de mando de la PNC confirmaron las dudas. El descabezamiento de la DECO y las lamentables declaraciones de Jaime Martínez ya dejan espacio para dudas: ‘El cambio’ llegó a la PNC, pero no para hacerla más profesional, sino más ‘oficialista’.


(El Diario de Hoy)

Históricos Debates

En 1956, cuando son denunciados los crímenes de Stalin y el perverso culto de la personalidad, se plantearon importantes debates que continuaron en profundidad durante varias décadas, especialmente en la de 1990, cuando se produce el colapso de un régimen totalitario como era el del llamado "socialismo real". Ellos conducen a una confrontación entre la teoría marxista y la práctica de más de 70 años en la Urss y de varias decenas en otros países.

Entre las constataciones estuvieron varias. Citaré algunas.

1) Lo de los dos mundos y los dos mercados: el capitalista y el socialista. Fue enterrada esta visión. Un solo mundo y en consecuencia la urgencia de la coexistencia pacífica. (Hay funcionarios que hablan de un mercado socialista, ¡qué atraso¡). 2) La tesis de Marx sobre el empobrecimiento relativo de la clase obrera y una sociedad cuya división era entre proletarios y burgueses quedó obsoleta. Los desarrollos urbanos de las principales sociedades, los avances científicos y tecnológicos, entre otras situaciones, creaban una masa asalariada que entraba a formar parte de las clases medias (un "teórico" chavista escribió que "eran un engendro del imperialismo"). 3) Lo del período de transición y la dictadura del proletariado. Santiago Carrillo, el entonces dirigente del PCE afirmó: "Dictadura, ni la del proletariado". Se basaba esta premisa en la resistencia de las clases desplazadas. Se elaboró la propuesta de la democracia social, de avanzada, que se complementa con las metas del milenio de NU, entra las cuales destaca precisamente la lucha contra la pobreza, la liquidación del capitalismo salvaje. Pero ofrecer dictadura, jamás. Chávez se apoya en esta "transición" para justificar sus tendencias totalitarias al estilo cubano. 4) El pluralismo. No existen sociedades monolíticas, ni pensamiento único, ni partido único. Eso es totalitarismo, llámese nazismo, fascismo, estalinismio, franquismo, pinochetismo, etc. La contribución de la Arend es precisa. Aquí se habla de rojo rojito y se olvida que una minoría no puede imponerle a una mayoría un cambio de modo de vida. Chávez es minoría en sus principales políticas.

El siglo XXI es el siglo de la democracia con contenido social, del respeto a los derechos humanos, al pluralismo, a la alternabilidad en el poder, a la separación de poderes, a elecciones libres, administraciones honestas sometidas a control, al respeto a la disidencia con representación proporcional y de las minorías, a economías mixtas. Esos son los objetivos. Lo que Chávez realiza es antihistórico, de espaldas a la realidad venezolana.

(Últimas Noticias, Venezuela. El autor fue dirigente comunista y guerrillero en los años 60. Luego, junto a Teodoro Petkoff, uno de los dirigentes de la izquierda democrática que rompe con el marxismo y el autoritarismo. Hoy, uno de los críticos más agudos a Hugo Chávez, desde posiciones de izquierda.)

martes, 18 de agosto de 2009

Carta al alcalde Norman Quijano

Estimado Norman:

estoy de regreso, con más fuerza y ganas para seguir jodiendo.

El Frente no quiere que cumplás. No quieren que logrés poner el Metrobus. Ya lo dijeron.

Es la vieja política del Frente de no hacer y tampoco dejar que otros hagan.

Estando en el gobierno, podrían dar inicio a la reforma del transporte público. No sólo no lo hacen, sino además te están bloqueando el proyecto Metrobus.

Ojala que no te rindás, Norman. La gente te apoya. La empresa privada te ayuda. Donde te bloquea el gobierno, apoyate en la gente y en la empresa privada. Así como lo estás haciendo con los parques y las plazas, con la limpieza de la ciudad, con la basura.

Avanzando así, al fin obligarás al gobierno a cambiar y a apoyarte en tus proyectos estratégicos: el Metrobus, para llevar San Salvador al Siglo 21; y las bóvedas, para convertir las quebradas de criaderos de ratas y mareros en parques y colonias.

Te tienes que convertir en el alcalde tan exitoso y popular, que el gobierno de Funes no se puede dar el lujo de sabotearte.

Paolo Lüers


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viernes, 14 de agosto de 2009

Matemática



(Siglo XXI, Guatemala)

jueves, 13 de agosto de 2009

Desagradable recordatorio para los testigos de la guerra

La noticia del atentado sufrido por el fotógrafo Emilio Morenatti y el camarógrafo indonesio Andi Jatmiko en una carretera de Kandahar ha conmocionado a la creciente colonia de periodistas en Kabul. Estas cosas siempre son un desagradable recordatorio, como cuando se hunde un pesquero o se produce la explosión en una mina. Cada profesión tiene sus miedos y sus fantasmas.

Morenatti ha perdido un pie, pero no las ganas: era él quien animaba a su mujer, Marta Ramoneda, tan fotógrafa como él, en una conversación telefónica poco antes de su evacuación a Dubai. Su empresa, Associated Press (AP), ha anunciado que no escatimará en su recuperación y que Emilio tendrá acceso al mejor tratamiento ortopédico. Hace bien AP, pues necesita de grandes reporteros en tiempos en los que no sobra el talento. Mejorar la sensibilidad ha costado varias desgracias. Ocho entre los españoles: Juantxu Rodríguez (Panamá), Jordi Pujol (Bosnia-Herzegovina), Luis Valtueña (República Democrática de Congo), Miguel Gil (Sierra Leona), Julio Fuentes (Afganistán), Julio Anguita Parrado (Irak), José Couso (Irak) y Ricardo Ortega (Haití).

Hay tres formas de estar en una guerra como periodista: por libre, empotrado con uno de los combatientes y en un hotel bebiendo whisky y zapeando por las televisiones globales. De estos hay poco que decir. De los que pisan la calle, todo; los plumillas buscan historias y los fotógrafos y camarógrafos, imágenes. No hay otra opción. Pero nadie, ni los que van por su cuenta ni los que viajan con una parte, que también son libres, tienen acceso a la película completa. Solo hay que ser honesto y reconocer las limitaciones.

Siempre han existido empotrados. Algunos, como Ernie Pyle, escribieron crónicas maravillosas en la II Guerra Mundial, y dejaron frases que son el resumen exacto de lo que significa este oficio: "Yo no sé nada de la gran película, sólo veo a soldados cansados y sucios que están vivos y tienen miedo a morir", escribía en Brave Men.

Cada guerra tiene sus héroes. A veces son soldados; las más, civiles, y el trabajo de gente como Morenatti es estar allí. Ser testigo. Aunque cueste.

En Irak, y sobre todo en Afganistán, donde las condiciones de seguridad son escasas y las carreteras peligrosas, el empotramiento garantiza excelentes historias e imágenes y un cierto grado de protección. ¿Una forma de control? La era de Internet es el antídoto. Solo es información veraz desde más ángulos.

Los norteamericanos son extremadamente profesionales con la prensa. Entienden su trabajo y su responsabilidad como militares ante la sociedad civil que les paga y sostiene. Vietnam les enseñó cómo se pierde una guerra desde la información. Todos los periodistas que se empotran eligen a los estadounidenses y, a veces, a los británicos. Los otros ejércitos con tropas en Afganistán prefieren mantenerse lejos de las miradas de los periodistas y ocultarse ante sus opiniones públicas. Sabrán por qué.

(El País; el autor es corresponsal de guerra de El País en Afganistán. La foto de Moranatti es de Oded Balilty/AP)

Aquel 23 de agosto de 1989

Cuentan que un especialista en política exterior, durante un debate televisado, quiso enfatizar que algo era imposible. "Eso pasará cuando caiga el muro de Berlín", dijo. El episodio habría tenido lugar sólo unas semanas antes de que el 9 de noviembre de 1989 el portavoz del Gobierno comunista alemán anunciara la inminente posibilidad de franquear la divisoria con Berlín Oeste, desencadenando la marea humana que primero hizo inútil el muro y a continuación suscitó el desplome del comunismo en la Europa oriental. Nuestro experto no había sido el único en equivocarse. Desde que Gorbachov emprendiera su política reformadora, la RDA de Honecker había asumido con discreción, pero resueltamente, el papel de guía del campo socialista. En esa dirección, para celebrar su 40º aniversario, Mundo Obrero publicó una serie de reportajes sobre el esplendor del socialismo en la supuesta Alemania democrática, de acuerdo con el repliegue hacia el tradicionalismo que desde el año anterior impulsara el nuevo líder comunista español. Tras cumplir el ritual vasallático de las vacaciones en el Mar Negro, Julio Anguita fue asimismo promotor de la reconciliación con el PC de Checoslovaquia, después de dos décadas de ruptura motivada por la condena del partido de Carrillo y Dolores a la invasión del Pacto de Varsovia. El pecé que fuera adelantado al recuperar la democracia volvía a proponer "la construcción del socialismo" a la vieja usanza.... (siga leyendo en EL PAIS)

COLUMNA TRANSVERSAL: Entre mudo y tartamudo


Sigamos con el tema del periodismo. Ya terminó el ‘mes del periodista’ - sigue lo cotidiano. Continua la arrogancia del gobierno Funes frente a los periodistas que buscan información, entrevistas, transparencia. El interrogador no contesta preguntas. Y sus ministros y otros funcionarios dicen que el único autorizado a hablar es el presidente.

Todo se cocina en secreto. La política se proyecta como conspiración. Las negociaciones legítimas y necesarias parecen trueques.

¿Qué pasó con la transparencia y la rendición de cuentas, las dos palabras que aparecían en cada capítulo de ambos programas de gobierno?

¿Por qué el presidente Funes no puede, como lo hacen la mayoría de sus colegas, convocar conferencias de prensa semanales para contestar las preguntas que la sociedad le hace mediante los medios?

¿Por qué el secretario de Comunicaciones de Casa Presidencial no es capaz de explicar cuáles son los mecanismos y canales de la comunicación de este gobierno? En una entrevista en El Faro, tartamuda ante las insistencias del reportero de que explique la política de comunicación del gobierno.

La comunicación de este gobierno está centralizada en manos de Casa Presidencial como pocas veces en la historia. Y Casa Presidencial está entre mudo y tartamudo. ¿Y entonces?

Siempre cuando pasa esto, detrás hay algo que quieren esconder. En este caso parece que lo que quieren esconder es el desorden, la improvisación, la ineficiencia que todavía sigue caracterizando al gobierno a más de dos meses de haber asumido el poder.

¿O serán que quieren esconder las contradicciones que siguen existiendo dentro del gobierno, entre los hombres del presidente y los hombres del partido?

Todo esto es mucho más grave que la incapacidad comunicacional de un grupo de comunicadores encabezado por un comunicador. Es más grave que un problema de información. Es un problema de debate.

Un gobierno nuevo, como es natural, se topa con resistencias, contradicciones, problemas. Pero la mayoría de estos obstáculos sólo serán resueltos si la opinión pública interviene, presiona, y toma posición. Para facilitar esto, se necesita debate. Y para debatir, se necesita información. Y transparencia: Tienen que ser claras las posiciones de cada uno, y lo que está en juego.

Resolver este tipo de problemas en secreto, conspirando en vez de debatiendo, no le conviene a ningún gobierno. Sólo los gobiernos autoritarios se pueden dar este lujo, ya que en última instancia no les importa el debate, la opinión pública, las acuerdos. Imponen sus soluciones. Y punto.

El gobierno Funes no puede gobernar imponiendo. No tiene las mayorías, no tiene los amarres institucionales, no tiene los mecanismos. Ni creo que tenga las intenciones. Está, por suerte, condenado a debatir, a crear correlación de fuerza en la opinión pública. Este gobierno tiene que comunicarse con los medios y las personas que crean opinión pública. No sólo con los medios de comunicación, sino igualmente con universidades, tanques de pensamiento, empresarios y gremios de profesionales.

Lo peor error que puede cometer el presidente Funes es brincarse de los medios (y los demás intermediarios) y apostar a un discurso populista y demagógico: el líder hablando a su pueblo. Al estilo de Hugo Chávez. El costo sería altísimo. Al principio funciona, pero al rato se vuelve monólogo tragicómico. Y la opinión pública no se gana con monólogos. Entonces, surge la necesidad de reprimir la libertad de prensa, a cerrar radios y canales y sustituirlos por medios estatales.

Estoy convencido que, a parte de los ‘bolivarianos’ duros en el partido y en el movimiento de calle, nadie quiere llegar a esto. La mejor manera de prevenirlo, para el presidente y su gobierno, es apostar a más transparencia, más debate, más información.

(El Diario de Hoy)

miércoles, 12 de agosto de 2009

Media critics of Nicaragua leader Ortega made to pay


(Reporting from Managua, Nicaragua) — When he finally emerged from court this year, criminal charges dropped, Carlos Fernando Chamorro had survived his latest battle with Nicaraguan President Daniel Ortega.

Chamorro is almost as emblematic of Nicaragua's 30-year-old Sandinista revolution as Ortega. During Ortega's first presidency, in the decade that followed the 1979 revolution, Chamorro edited the official newspaper Barricada, largely a mouthpiece for the Sandinista National Liberation Front, or FSLN.

But today, Chamorro is one of the most outspoken critics of Ortega; in a regular television program and a weekly newsletter, he routinely denounces what he says is widespread government corruption and abuse of authority by an increasingly heavy-handed president.

And Chamorro pays a price. Government security forces raided his offices last fall, confiscating files and equipment as part of a months-long prosecution of Nicaragua's most famous journalist on money-laundering charges.

The charges were bogus, Chamorro contended. But news outlets loyal to Ortega went into overdrive attacking Chamorro and lumping him with drug traffickers, mafiosi and other ne'er-do-wells.

"It was a very black campaign to discredit me," Chamorro said in an interview at the modest two-story house where he runs his journalistic enterprises.

The attacks on Chamorro peaked during a tense election season that saw the Ortega government harass a number of human rights activists and other critics, according to a recent report for the United Nations. The elections, to choose mayors in 146 municipalities, were won mostly by Sandinista candidates amid allegations of rampant vote fraud, denounced by the same activists Ortega allegedly sought to silence.

Verbal attacks against those "who dared to criticize the policies of President Ortega or his government were systematically and continuously taken up by the official or pro-government media," said the June report of the Observatory for the Protection of Human Rights Defenders. The official news outlets branded the critics "puppets of imperialism" and "traitors to the country," the kind of labels that could endanger their lives, the report said.

From his days as a guerrilla commander, Ortega has been hostile toward independent news organizations, favoring the use of newspapers and radio to further his political agenda or that of his party, the FSLN.

Since his reelection in 2006, Ortega has become even more mistrustful and secretive, critics and former allies say. His government, they say, doles out bits of information only to obedient news outlets that will deliver it unquestioned, and gives the silent treatment to the others.

Chamorro is the son of legendary Nicaraguan publisher Pedro Joaquin Chamorro, whose killing in 1978 helped galvanize the rebellion that ousted dictator Anastasio Somoza and brought the Sandinistas to power.

The family was famously divided by politics over the years: The younger Chamorro was in the Sandinista camp until the 1990s, when party hard-liners booted him from the editorship of Barricada; his mother, Violeta, the anti-Sandinista publisher of La Prensa, was the presidential candidate who defeated Ortega in 1990, ending Sandinista rule for 16 years.

Ortega says the Chamorros are "oligarchs," wealthy members of the elite who have built a media empire at the service of their own economic interests.

To counter the Chamorros and others, Ortega announced a new "communications strategy" after his 2006 election and named his wife, Rosario Murillo, to control it.

The government plans to "discuss the themes that we wish to discuss," said Ortega's document outlining the strategy. "We will define the boundaries of the discussion, and will try to see that all the others discuss this agenda."

Ivan Olivares, an economic reporter for Chamorro's Confidencial newsletter, said that even basic information, from pension and tax reform to Ortega's health, is hidden. Olivares was stabbed with a bayonet by Sandinista supporters during protests last fall over the municipal elections. He has a quarter-size scar on his belly that he calls "a souvenir from Daniel." Olivares did not identify himself as a journalist as he tried to reach the demonstrations because he said he was convinced he would have been attacked.

"There is a level of secrecy that is the exact opposite of what we who participated in the revolution valued, in terms of transparency and information," said Julio Francisco Baez, an analyst and expert in fiscal policy who served as an official in the first Ortega government.

Ortega has not held a news conference since taking office, his government ministers are generally inaccessible, and he denies government advertising to all but the most loyal media, according to a report by the New York-based Committee to Protect Journalists, or CPJ. His sole interview since reelection was with David Frost of Al Jazeera this year.

Many Latin American leaders do battle with critics in the press, the CPJ said, but "the degree to which Ortega has sought to insulate himself from public scrutiny is unusual in the region."

Requests for an interview with Ortega or Murillo went unanswered.

Ortega, Chamorro said, "sees media and civil society as obstacles to his plans."

What exactly those plans are remains cloaked in secrecy.

(The Los Angeles Times; el artículo salió el 2 de agosto. Se nos escapó.)

lunes, 10 de agosto de 2009

Chávez que ladra no muerde

Como en la fábula del pastorcito mentiroso, el presidente de Venezuela grita una y otra vez que ya viene el lobo a comerse sus ovejas. El lobo, para él, es el Imperio Norteamericano, pero éste no vendrá a comérselas con sus propias fauces, sino que usará una especie de mano larga: Colombia. Sería mi país, definido por Chávez como "el Israel de América del Sur", el encargado de atacar a la Revolución Bolivariana, ayudado por los gringos pero con un Ejército comandado por Álvaro Uribe Vélez, el viejo amigo de Bush.

La misma cantilena chavista se repite cada tanto, con una cadencia cíclica, así con Obama se haya vuelto mucho menos verosímil. Desde que es presidente ya van cinco veces en que Chávez "congela" las relaciones con Colombia y cada vez el embajador venezolano tiene que hacer las maletas para regresar a su país, acompañado por una estela de funcionarios....

(lea artículo completo en EL PAÍS)

viernes, 7 de agosto de 2009

Zapatazo: Criminalidad



(El Nacional, Caracas)

Nueva Ley de Educación en Venezuela


(El Universal, Caracas)

miércoles, 5 de agosto de 2009

Zapatazo: Censura



(El Nacional, Caracas)

El dilema de Honduras

El golpe de Estado contra el presidente hondureño Manuel Zelaya y su deportación a Costa Rica, el domingo 28 de junio, es un episodio revelador de los límites del sistema interamericano. Todos los Gobiernos del hemisferio reprobaron la deposición violenta del mandatario y demandaron su restitución, pero no todos lo hicieron por las mismas razones.

Bajo el aparente consenso se escondió la paradoja de una inversión de roles: los tradicionales defensores de las soberanías (Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador) demandaron la "insubordinación", la "resistencia", el "derrocamiento" y las "sanciones", mientras que los tradicionales defensores de las democracias (Estados Unidos, México, Colombia, Chile, Costa Rica) propusieron una solución multilateral, basada en el diálogo con un Gobierno ilegítimo.

La crisis hondureña tiene el interés de colocar las posiciones de esos Gobiernos fuera de sus enclaves simbólicos tradicionales y de localizar las tensiones regionales, no en la ideología, sino en la geopolítica. La verdadera polarización interamericana sale a la luz en este conflicto: de un lado, los países "bolivarianos", interesados en concertar alianzas que permitan continuar la guerra contra el "imperio" por otros medios; del otro, los países "interamericanos", que no entienden la integración latinoamericana como un arma contra Estados Unidos sino como parte del proceso global de creación de pactos regionales. Los primeros buscan en Honduras el restablecimiento de un gobierno aliado y su perpetuación en el poder; los segundos, más que en Zelaya, piensan en una solución que restablezca el orden constitucional en ese país.

Desde la mañana del 28 de junio las dos estrategias comenzaron a chocar: Cuba, Venezuela y Nicaragua intentaron convertir la crisis hondureña en un problema exclusivo del ALBA, mientras que Costa Rica, México y Colombia privilegiaron otras instancias como el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el Grupo de Río, la OEA y la ONU.

(lea el articulo completo en EL PAIS. Rafael Rojas es historiador cubano exiliado en México. )

lunes, 3 de agosto de 2009

Moving Ahead in Honduras

NEWSWEEK | From the magazine issue dated Aug 17, 2009

More than a month has passed since the coup that removed Honduran President Manuel Zelaya from office, and still today no one can predict how and when, let alone if, the crisis will be resolved. While there are some promising developments underway—the Honduran armed forces have backed Costa Rican President Oscar Arias's mediation effort, and the de facto president, Roberto Micheletti, has suggested he might agree to Zelaya's return—there are still many imponderables. How far are Zelaya and his Venezuelan, Nicaraguan, and Cuban sponsors willing to go to restore him to power? How long can Micheletti resist tacit international sanctions?

An opportunity to break new ground in Honduras and Latin America comes on Aug. 9 when Mexican President Felipe Calderón, U.S. President Barack Obama, and Canadian Prime Minister Stephen Harper gather at the annual trilateral North American summit. They can begin to address the Honduran coup by correcting a misstep committed more than a month ago at the meetings of the Organization of American States and the Rio Group. At those meetings, the leaders essentially aligned themselves with Venezuela's Hugo Chávez and his left-wing allies—Nicaragua's Daniel Ortega, Rafael Correa from Ecuador, and Evo Morales from Bolivia—in their condemnation of the coup. Now they ought to rectify that error by reaffirming their condemnation of the events but go on to point out that the coup did not take place in a vacuum. It occurred because of the polarization of Honduran society wrought by Zelaya's alignment with Chávez, the Nicaraguans, and the Cubans, and by his obvious attempt to keep himself in office with the same kinds of undemocratic strategies that have already been used by Chávez, Correa, and Morales, and that are now being planned by Ortega. The causes and consequences of the coup matter.

In trying to mediate, the leaders of the Americas have effectively taken sides in an ideological battle, but there is a way to right the balance. At their meeting, Obama, Harper, and Calderón should reaffirm and expand on their commitment to the Inter-American Democratic Charter, which calls on all members to defend democracy and was signed in 2001 by every government in the hemisphere, except for Cuba. (This writer signed on Mexico's behalf.) Article 19 calls for the suspension of any member state during serious interruptions of the democratic order, including "an unconstitutional alteration of the constitutional regime." It has been invoked only twice—against the 2001 coup against Chávez and against the Honduran coup—but it should be applied everywhere in Latin America, all the time, not selectively when one group of countries is unhappy. It should have applied to the electoral fraud in Nicaragua last year, the eviction of the elected mayor of Caracas this year, and the repression in Bolivia. It should apply to all presidents defenestrated by the military, like Zelaya, but also to those overthrown by the "street," like Fernando de la Rúa in Argentina in 2001, Bolivia's Gonzalo Sánchez de Lozada and Carlos Meza in 2003 and 2005, respectively, and Lucio Gutiérrez in Ecuador in 2005.

The charter is ambiguous in places, because in 2001 the only way to achieve a consensus was by resorting to generalities. If that is a problem in applying the charter more evenhandedly, then the leaders should call for the creation of a working group to revisit the charter and attempt to dot the i's and cross the t's.

Finally, the three leaders should take on the difficult matter of economic sanctions against Honduras. The OAS and the Venezuelans, and ironically even the Cubans, have called for trade sanctions against the Micheletti government, and the Inter-American Development Bank, the European Union, the U.S. Agency for International Development, and the World Bank have all temporarily suspended aid to the region's third-poorest country. While there are good reasons for applying sanctions to Honduras, and they may even work, the three North American leaders should make it clear that they can be permissible only if very clear guidelines are laid down regarding their duration, their applicability to other conceivable cases, and the firm commitment by parties who can make them effective, like the United States, to resort to similar measures in similar situations in the future. If not, the sanctions will be seen as a form of placating Chávez—with Obama, Calderón, Brazil's Luiz Inácio Lula da Silva, Chile's Michelle Bachelet, and other democratic leaders of the hemisphere simply bending over backward to appear opposed to the coup, regardless of its causes, its consequences, and the precedents that sanctions may create.

Castañeda Is A Former Foreign Minister Of Mexico, Global Distinguished Professor At New York University, And A Fellow At The New America Foundation.

Menos periodismo y más corrupción

Una paradoja: no abundan los trabajos reflexivos sobre la naturaleza del oficio periodístico y las consecuencias de su crisis actual en medios de comunicación masivos. O bien porque resultan extensos y cada día existe menos capacidad para publicar debates. O bien porque los editores se encuentran demasiado angustiados con los recortes financieros, la caída de la circulación y la desaparición de la publicidad, como para pensar en lo que deberían estar pensando.

En Letras Libres, raro oasis mexicano en el magma de las revistas latinoamericanas, dirigida por el ingeniero e historiador Enrique Krauze, apareció un artículo de esos que ya rara vez se suelen publicar. Lo firma Paul Starr, profesor de comunicaciones y asuntos públicos en la escuela Woodrow Wilson, de la Universidad de Princeton. Y posee un título sugestivo: "Adiós a la era de los periódicos: bienvenida la nueva era de corrupción".

Especialista en medios y periodismo, autor del libro Freedom's Power (Basic Books, 2007), Starr confirma la siguiente especie: "Entre más baja resulta la circulación de periódicos en un país, más alta es la posición de dicho país en el índice de corrupción".

Esta no es idea que Starr pone en circulación porque le parece ocurrente: es una reflexión central en su interesante y cautivador trabajo que se apoya en un estudio de 2003 realizado por The Journal of Law, Economics, & Organization, por Alicia Adsera, Carles Boix y Mark Payne, en donde rastrean la relación entre corrupción y libre circulación de periódicos.

Como agrega Starr, una prensa financiera comprometida es más susceptible de ser una prensa éticamente comprometida. Ahí es donde está el detalle. Los diarios se encuentran en el mundo entero en crisis. Pocos han superado esa primera conmoción que implica ver disminuidas sus plantas de periodistas, o recortados los sueldos para sobrevivir la hecatombe financiera. Menos aún han logrado entender que si no se adaptan a los desafíos que impone la red, desaparecerán como los dinosaurios.

Existe demasiada rabia en la sociedad contra los medios como para justificar esta crisis con estas palabras: "Lo merecían, dejemos que sean ellos los que sufran ahora". Pero semejante reclamo es lo que llaman alegría de tísico.

Lo que perdemos todos es algo que vale demasiado como para hipotecarlo con un resentimiento pasajero. La investigación que siempre ha desvelado a los corruptos, porque pone en evidencia sus chanchullos con el Estado y con la empresa privada, para engordar sus alforjas con sobreprecios y otros negocios turbios.

Quiérase o no, los medios constituyen una parte esencial de cualquier sociedad.

Han sido los ojos de la comunidad frente a malos desempeños públicos, la posibilidad de controlar a los abusadores, una suerte de sistema cívico de alarma, como lo llama Paul Starr. En Venezuela el tema posee una vigencia alarmante: no sólo porque la crisis económica afecta la calidad del periodismo que podría servir de auditor social. Sino porque el gobierno de Hugo Chávez, con su naturaleza autoritaria, desea arrodillar a la profesión.

RCTV perdió la concesión; Venevisión optó por el nicho de las comiquitas; Globovisión pende de un hilo porque tubearon al Estado informando sobre un sismo; Unión Radio ha sido visitada por funcionarios del Estado con grabaciones puntuales de programas que el Gobierno considera incómodos. Los medios impresos, que marcaban la agenda con grandes investigaciones sobre casos de corrupción o ineficiencias del Gobierno, sufren los embates de la crisis económica y en algunos casos son adquiridos por grupos que desean enfocarse en el negocio (no se sabe de quién).

El caso venezolano sirve para justificar con muchos otros ejemplos mundiales el artículo de Paul Starr. El cuarto poder, o bien por la crisis económica o bien por la presión de gobiernos autoritarios, dejó de ser lo que era. Lo que sin duda tendrá efectos nefastos en la sociedad. Starr propone, para evitar que se profundice la corrupción, utilizar el poder que antes detentaba el periodismo de otra manera. La última frase de su trabajo es lapidaria: "Nuevas tecnologías no nos despojan de nuestras viejas responsabilidades". Quizás haga falta algo de creatividad, que siempre sale a flote en tiempos totalitarios.

(El Nacional, Caracas)

domingo, 2 de agosto de 2009

Miguel Henrique Otero: El Nacional siempre defenderá la democracia

El presidente editor del diario, que este lunes celebra su 66 aniversario, dijo que "es preocupante lo que está pasando con los medios, porque está expresado en el plan de la nación con aquel término de ‘hegemonía comunicacional', está expresado todo los días en el discurso del presidente Chávez y ahora con los ministros"

El presidente editor del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero, señaló este domingo que hay que seguir luchando para defender la democracia y agregó que el periódico que dirige siempre será un instrumento para esta lucha.

Insistió en que el papel de los medios, que es informar "lo bueno y lo malo", está acompañado de otra faceta propia de los mismos, que es defender la democracia. "Al defender la democracia son actores políticos.¿Por qué defienden la democracia? porque hay un régimen que quiere acabar con el periodismo independiente".

Durante una entrevista transmitida este domingo por Televen, Otero dijo que "es preocupante lo que está pasando con los medios, porque está expresado en el plan de la nación con aquel término de ‘hegemonía comunicacional', está expresado todo los días en el discurso del presidente Chávez y ahora con los ministros".

"Ahora quieren montar una ley para todos los contenidos porque a la prensa no la pueden atacar, ya que no es una concesión con una arquitectura legal como la de Conatel. Pero sí pueden criminalizar el periodismo como lo hacen en Cuba" en donde, según explicó Otero, "cualquier periodista que publique una información que el gobierno considere que va en contra de los intereses del Estado es acusado de traidor a la patria y tiene prisión de 20 años y hasta fusilamiento"; sin embargo, aclaró que en Venezuela "no habrá fusilamiento porque no pueden".

Según lo que leyó en el proyecto de la ley especial contra delitos mediáticos, "todo periodista o todo medio que publique una información que va contra el desenvolvimiento del Estado o contra la gestión pública" tiene una pena de dos a cuatro años.

Aseguró que para el gobierno "los medios perjudican porque publican los desastres, las promesas incumplidas, las mentiras" y aseguró que también publican "lo bueno".

Señaló que una de las maneras que usa el Gobierno venezolano para descalificar a los medios de comunicación del país, es diciendo que estos quieren ser partidos políticos. "Nunca van a los argumentos. ¿Qué partidos políticos? ¿Dónde está la casa de partido de El Nacional o de El Universal? No hay casa de partido, no hay casa de gobierno, no hay militancia, no hay nada", subrayó.

(El Nacional, Venezuela)