Así que el señor Elías Antonio Saca, si seriamente piensa competir por el ansiado cargo de Santa Claus de la nación, ya va algo tarde. Ustedes tres tienen ya días de viajar de pueblo en pueblo, de comunidad marginal a comunidad en desarrollo, repartiendo espejos a los indios. Tal vez Saca piensa que como todos lo recuerdan de su anterior gestión como máximo repartidor de subsidios, subvenciones y otros regalos, ahora no tiene que ir a repartir. Gran error. Ustedes, sobre todo Salvador y Óscar, le están comiendo el mandado a don Tony. En el terreno de los regalos navideños, nadie puede competir con la 'formula perfecta' de la palomita, porque a través de ellos se reparten no sólo los regalos a título personal o de su partido, sino además los regalitos de los ministerios de Salud, Agricultura, Educación y el resto del Estado. Ni hablar de que ustedes dos se han convertido en los repartidores oficiales de Albapetroleo y Alba-Alimentos. Claro, cuando aparte de espejitos y juguetes pueden repartir documentos de condonación de préstamos, tienen mucho más probabilidades de ganar las elecciones y convertirse en los Santa Claus oficiales de la nación...
A vos, Norman, no veo que tenés capacidad de competir en este negocio de los regalos de navidad. En este terreno no podés competir con el profe, que no tiene otra cosa que hacer todo el día. Su mandato actual le permite inaugurar o hacer entrega de cualquier cosa que el gobierno decida regalar a los votantes - y vos como alcalde estás limitado a la capital, y al resto del país tenés que ir el fin de semana...
Vos mejor buscá otra forma de competir, en campos donde el profe no tiene muchas condiciones y donde al pobre Óscar también le tienen algo corta la pita: tal vez, para variar, ofreciendo ideas, principios, soluciones... Si es que tenés quien te los proporcione en suficiente cantidad y calidad - y quien las sepa empacar y ofrecer.
De todos modos, cuando Saca se mete, se meterá en grande. No regalando espejitos sino de un sólo antenas parabólicas para ponerlas a las casas que va a prometer a los pobres.
Tal vez todo el mundo esté esperando al candidato que diga a los votantes: ¿Saben qué? No les voy a regalar pendejadas ni prometer beneficios para más adelante. No los voy a tratar de indios sino de ciudadanos, y por tanto ustedes merecen un país donde nadie dependerá de regalitos ni subvenciones. Un país donde cada uno puede valerse por si mismo.
Tal vez así no se gana las elecciones de Santa, pero tal vez las del 2014 para poner al timón del ejecutivo un estadista que sepa administrar la cosa pública...
Saludos, Paolo Lüers
(Más/EDH)