Todos que lo conocen dicen que usted es un profesional entregado, competente y preparado para el cargo de director del Instituto de Medicina Legal.
Ahora se ha convertido en la más reciente
víctima de la ola de despidos que el nuevo presidente de la Corte Suprema de
Justicia está haciendo de los funcionarios que no comulgan con su partido FMLN
– o que no agachan la cabeza sumisamente.
En el caso suyo no sabemos si su cabeza
tuvo que rodar simplemente para hacer espacio para otro ex-alcalde del FMLN - o
si hay otro trasfondo directamente relacionado con su trabajo. El hecho que
junto con usted tuvieron que ir el encargado de estadísticas y el oficial de
información de Medicina Legal, indica que algo tiene que ver el famoso pleito
sobre las estadísticas de homicidios y desaparecidos.
Fíjese que yo también soy un gran crítico
de la manera cómo usted ha manejado las cifras, sobre todo de las
desapariciones. Es obvio que Medicina Legal no puede tener datos confiables
sobre los casos de desparecidos, ya que no los investiga - a menos que hayan
aparecido en sus morgue como cadáveres. Nunca entendí porque usted se metió en
este lío de sacar conclusiones tan atrevidas como “La tregua no es real”
basándose en números que no tienen ningún sustento...
Lo que no me gusta es que lo destituyeron
por mantener posiciones contrarias al gobierno. El director de Medicina Legal
no fue contratado para discutir los números que da la PNC y el Ministerio de
Justicia y Seguridad. No es parte de la descripción de este cargo supervisar
las cifras de la fiscalía y de la PNC, mucho menos emitir juicios sobre la
tregua entre pandillas. Por tanto, tampoco lo pueden sustituir por esto. Usted
tiene derecho de opinar, como ciudadano, como profesional, y también como
servidor público. Sobre la tregua, sobre números de muertos - o sobre la
Selecta. No afecta sus labores como forense.
Nadie ha cuestionado su desempeño como
forense y médico. Entonces, ¿porque lo sustituyen? ¿Sólo por tener otra opinión
diferente al gobierno y al presidente de la Corte sobre un asunto como la
tregua? Este tema es tan importante y conflictivo que necesitamos más debate;
lo que menos necesitamos es callar a los pocos que están opinando - tengan
razón o no.
¿Y mañana van a sustituir al director de
un hospital o de neurocirugía, a pesar de su evidente calificación profesional,
sólo porque se atreve a cuestionar las estadísticas del dengue? ¿O a un fiscal,
sólo porque emite dudas sobre la estadística que el Viceministerio de
Transporte publica sobre la incidencia del alcohol en los accidentes de
tránsito?
Hay que defender el derecho (y el deber)
de todos de meterse en los debates que necesita el país para encontrar
soluciones a sus problemas. Y esto incluye (¡por supuesto!) a los servidores
públicos. ¿O preferimos en cargos públicos a funcionaros sumisos y aduladores
del poder? Y otra cosa: la libertad de expresión también incluye el derecho de equivocarse
y sostener posiciones erróneas. Lo que menos queremos es alguien como el
magistrado Salomón Padilla como juez y parte en estos asuntos.
Con saludos muy respetuosos se despido
Paolo Lüers
PS: Felicito a la Sala de lo
Constitucional por el amparo que otorgaron al doctor Fortín Magaña.
(Más!/EDH)