Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 10 mayo 2022
Ciudadano presidente:
Ha tenido suerte, hubiera podido ser mucho peor la ahuevada que le dio a domicilio el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Puede ser muy duro este señor cuando se propone aleccionar o regañar a los que considera ignorantes, sobre todo ignorantes de la historia. Siendo invitado suyo en Casa Presidencial, dijo lo que tenía que decir, pero de manera suavecita, como se explican verdades obvias a un niño que no puso atención en el colegio...
Aquí en El Salvador sólo los críticos más despreciados por usted le dicen que nuestra historia nos mostró adónde lleva el autoritarismo y la exclusión política. Ahora tuvo que escucharlo nada menos que del presidente mexicano, por cierto el primer líder político importante que ha visitado el país desde su toma de posesión - aunque sólo por unas horas.
Tuvo que tragarse un sapo al escuchar, en su propia casa, que ni la guerra civil ni el proceso de los Acuerdos de Paz fueron una farsa, como usted dice, para sostener que la historia moderna del país comenzó con su llegada al poder, y para deslegitimar a quienes negociaron y administraron la transición a la democracia.
AMLO le dijo que para él, como presidente mexicano, es un orgullo que fueran México y Francia los países que reconocieron a la insurgencia salvadoreña como legítima representante del pueblo salvadoreño y como fuerza beligerante. El México que AMLO representa asume con orgullo el rol que ha tomado en el proceso de paz salvadoreño, y como honor el hecho que la paz se firmara en el Castillo de Chapultepec en la Ciudad de México.
Se lo dijo sin regaño, casi con cariño, sabiendo que tocaba un punto muy controversial en El Salvador. Y un nervio sensible de su anfitrión. Un hombre como López Obrador mide cualquier palabra que va a decir en ocasión de una visita de Estado, y como estudioso de la historia sabe adónde puede llevar la negación de las lecciones de historia: la dictadura, la guerra y la solución negociada.
Habrá dicho, sentado en el Palacio Nacional del Zócalo, donde despacha y vive: Este muchacho necesita que le expliquen y que le pinten una raya, con diplomacia y cortesía, pero con claridad... Aun así tiene que haberle dolido. Pero como dije: Hubiera podido ser peor la ahuevada.
Quienes esperaban que AMLO iba a cuestionar públicamente medidas autoritarias concretas del gobierno salvadoreño, fueron decepcionados. Por lo menos no lo hizo en público. Tampoco expresó en público la preocupación existente en México sobre el uso que El Salvador ha hecho de los 30 millones para programas destinados a reducir la migración indocumentada a Estados Unidos que pasa por México.
Reclamar en público el uso tan poco transparente que el gobierno salvadoreño hizo de estos fondos y de estos programas hubiera causado un problema para el mismo gobernante mexicano. Se conformó -por lo menos en sus declaraciones públicas- con repetir las estadísticas y narrativas que le presentaron. Es más, prometió duplicar el financiamiento mexicano para estos programas.
No sabemos si AMLO ha sido informado sobre las dudas que muchas organizaciones de la sociedad civil salvadoreña han expresado sobre la realidad de estos programas. Tampoco sabemos si alguien le ha explicado qué rol está jugando en el gobierno salvadoreño la institución a cargo de estos programas: La Dirección de Reconstrucción del Tejido Social, a cargo de Carlos “El Slipt” Marroquín.
Posiblemente AMLO nunca se enteró que los programas financiados por México son administrados por el personaje que el gobierno de Estados Unidos acusa de haber negociado los pactos del gobierno salvadoreño con las pandillas y usado programas sociales de asistencia de emergencia del gobierno para beneficiar las pandillas.
Tomando en cuenta todo esto -y la manera cómo AMLO está acostumbrado a polemizar- no le fue tan mal. Se tuvo que tragar una ahuevada bien servida, que tal vez la mayoría de los salvadoreños ni siquiera han registrado como tal.
Esta experiencia le puede servir de advertencia que no se le vaya a ocurrir asistir a la Cumbre de las Américas, que el presidente Joe Biden está convocando para junio en Los Angeles para discutir cómo reforzar las democracias en el continente. Mejor quédese al margen, como los presidentes de Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Saludos,