lunes, 11 de abril de 2022

Carta a los periodistas: No a la autocensura. De Paolo Luers

Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 12 abril 2022

Estimados colegas:

Como periodistas, no podemos dejar de investigar e informar. 

Como intelectuales, no podemos dejar de analizar la realidad. 

Como columnistas, no podemos dejar de interpretar, contextualizar, polemizar. Nuestra razón de ser es generar opinión pública y debate.

 

Estos son imperativos categóricos y no negociables. Y aplican aun más, cuando se trata de temas tan esenciales para el país como la violencia, las pandillas como fenómenos social y criminal, las políticas de seguridad...

 

Entonces, ¿qué hacemos, cuando el Estado nos limita el derecho de informar y opinar sobre temas que no le conviene que se conozcan y discutan? ¿Cómo seguimos ejerciendo nuestro oficio con la Ley Mordaza recién aprobada?

 

Lo que esta nueva legislación prohíbe con claridad, son sólo dos cosas: Replicar y difundir los símbolos de las pandillas y publicar entrevistas o declaraciones de pandilleros. Por la primera prohibición, nuevamente habrá grafiteros a la cárcel. La segunda sí constituye un problema serio para nosotros, los periodistas. Si mañana un vocero de una pandilla busca a un periodista para revelar públicamente cuáles han sido los contenidos y modalidades de sus negociaciones secretas con el gobierno Bukele; cuales han sido los compromisos adquiridos por el gobierno; quiénes han sido los negociadores; y porqué se han roto los pactos alcanzados, provocando la reciente ola de violencia - entonces, ¿qué tiene que hacer este periodista? ¿Callarse, porque el gobierno se protege con una ley para evitar estas revelaciones - o informar al público? En el primer caso, violamos la ética profesional, en el segundo, la ley. Un dilema serio... 

 

No es nada improbable que las pandillas quieran romper el silencio, ahora que obviamente el pacto está roto. Si este silencio decretado sobre los pecados del mismo gobierno ya es grave, más peligroso aun son las zonas grises de la Ley Mordaza, que dejan a la interpretación de las autoridades lo que es delito y lo que es permitido y obligan a cada uno de nosotros a definir los límites de la libertad. Ya ahí está la trampa: la redacción confusa induce a la autocensura, al silencio preventivo. El peligro es que comencemos a censurarnos más allá de lo que realmente nos prohíben. 

 

Ejemplos de la zona gris en la Ley de Mordaza: “Cualquier tipo de manifestación escrita que haga alusión a la diferentes asociaciones o asociaciones terroristas de maras o pandillas, y las que tengan como finalidad a aludir al control territorial de dichos grupos o a transmitir amenazas a la población en general será sancionado con pena de prisión de 10 a 15 años.”

 

¿Y esto cómo se come? Si es delito “aludir al control territorial” de las maras, ¿qué significa? ¿Ya no se podrá hablar del control territorial que de hecho ejercen las pandillas? ¿Nos prohíben hablar de algo que obviamente existe, así como Putin prohíbe llamar guerra su invasión en Ucrania?

 

Y si las pandillas amenazan a la población, ¿no podremos informar sobre este hecho tan obviamente de interés público?

 

La ley incluye un término de hule: “mensajes que pudieran generar zozobra y pánico en la población.” Algunos de nosotros comienzan a interpretar que para protegerse ya no hay que publicar nada sobre el tema de las pandillas, de sus extorsiones y homicidios, porque podría crear zozobra y por tanto constituir un delito.

 

Esto es falso. La mencionada frase de la zozobra en esta ley está claramente vinculada a declaraciones de las pandillas que causen este efecto, no a noticias o columnas periodísticas que describen la realidad. Por supuesto vamos a seguir difundiendo hechos, comentarios y análisis sobre una realidad que, por su característica cruel, puede -y debe- generar preocupaciones en la ciudadanía. 

 

Si nos ponen límites a la libertad de prensa, no los vamos a interpretar de manera aun más restrictiva que la misma ley. Hay que hacer lo contrario: Siempre ir hasta el límite, siempre ocupar, defender y tratar de expandir el espacio de libertad que aún nos queda.

 

Es falsa la interpretación de la ley que dice que ya no se puede informar y opinar sobre la violencia, sobre sus causas, sobre las pandillas, sobre los errores de una política de guerra contra las pandillas. Es falso que ya no se puede investigar si funcionarios del gobierno cometieron delitos con sus pactos secretos con las pandillas, y si ahora cometen delitos en su guerra y sus detenciones masivas en los barrios. 

 

Ningún gobierno decreta una Ley Mordaza a los periodistas, los medios, las organizaciones de derechos humanos, si no tiene algo que esconder. Por tanto, hay mucho que investigar, de informar y de opinar sobre el tema de seguridad y violencia que el gobierno quiere cubrir en un manto de silencio y miedo. Hagámoslo con prudencia, pero no nos auto-limitemos más allá de lo que claramente define la ley.

 

Prudencia no es cobardía. Quien dice “No a la censura”, tiene que agregar “auto-censura, jamás.” 

 

Saludos,