Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, jueves 29 abril 2021
He criticado incesantemente a la Asamblea. Gasté docenas de cartas y columnas para cuestionar decisiones, negligencias, prácticas poco democráticas en esta Asamblea saliente y las anteriores. Como muchos otros, también exigí debates serios y traté de empujar legislaciones, como en el caso de la Ley de Reconciliación. Así tiene que ser la relación entre Parlamento y prensa, entre diputados y ciudadanos.
Esta relación abierta, de debate, de crítica, pero también de respeto al rol de un parlamento en una democracia republicana se va a perder al instalarse la nueva Asamblea el 1 de mayo. Como ya anunciaron los diputados electos de Nuevas Ideas, quienes tendrán control total de este órgano del Estado, y como ya decretó su santo patrón en Casa Presidencial, esta Asamblea no será deliberante, sino obediente al Ejecutivo.
En este sentido, el adiós a la Asamblea saliente es triste. Se cierra un capítulo de la corta historia de nuestra democracia. No es la historia que cierra un capítulo, porque haya agotado y superado el anterior. Se cerrará por decreto presidencial, así como se harán las leyes, se aprobarán presupuestos y préstamos y se elegirá a magistrados.
Esta que ahora despedimos ha sido una Asamblea extraña. Por una parte, culpable de serios vacíos legislativos y negligencias que han abierto el espacio para que llegue al gobierno y consolide su poder el que ahora va a dar al traste con la independencia del Legislativo.
Por otra parte, hay que reconocer que en el seno de esta Asamblea han surgido defensores valientes de la democracia que con valentía e inteligencia han encarado el autoritarismo, la militarización, los abusos del poder, la improvisación y la corrupción de los nuevos gobernantes. Que ellos han estado sentados a la par de otros que por cobardía o búsqueda de migajas han entorpecido la oposición es la tragedia de esta Asamblea.
En ella se convirtieron, para sorpresa grata de unos y susto de otros, en figuras de estatura institucional y democrática personas como Mario Ponce; hombres fieles a sus compromisos con las comunidades como José Andrés Hernández; y luchadores valientes y capaces de debatir como Cristina Cornejo, Yanci Urbina, Rodolfo Parker, René Portillo Cuadra y el Chato Vargas. Cualquiera se dará cuenta que en esta lista salen personas con las cuales tuve muchas contradicciones ideológicas en el transcurso de la postguerra, pero esto no me impide quitarme el sombrero ante su comportamiento en esta etapa crítica para nuestra democracia.
Los liderazgos históricos de ARENA y el FMLN, en cambio, han actuado de manera oportunista, bloqueando la renovación de sus partidos y la regeneración ética de la política y de la Asamblea.
¿Cuáles han sido las principales negligencias de la Asamblea saliente? Sólo voy a mencionar tres, pero que son emblemáticas. No haber hecho, y ni siquiera discutido, la reforma de pensiones; no haber llevado nunca a un término racional la eterna discusión sobre el agua; y no haber entregado su tarea de llenar el vacío legal y ético que ha dejado la abolición de la amnistía. Luego de mucho tiempo perdido, retomaron una iniciativa desde la sociedad civil y llegaron a una propuesta que no haría feliz a todos, pero que cumpliría con lo que la Sala de lo Constitucional demandó y lo que es necesario para evitar un caos de cientos de casos relacionados con la guerra que sobrepasarían la capacidad de la Fiscalía y de los juzgados, y también la capacidad de la sociedad civil de digerir tantos juicios y medias verdades.
En ambos casos el problema ha sido la falta de voluntad de tomar decisiones posiblemente impopulares. Pero en estos asuntos tan importantes, no hacer nada, porque no hay soluciones que satisfacen a todos, es fallarle al rol del legislador. Y esto tiene consecuencias, cuya gravedad vamos a observar en el circo que tendrá su sede en el Salón Azul por los próximos 3 años…
La lista podría ser mucho más larga, agregando todos los pecados de inacción frente a la necesidad de reformar la Asamblea misma y su funcionamiento, en materia de reformas electorales y en cuanto a la forma como la Asamblea elige al fiscal general y a los magistrados de las diferentes instituciones.
Por otra parte, la Asamblea ha hecho lo que estaba a su alcance para crear legislaciones racionales para enfrentar, no sólo la epidemia, sino la manera autoritaria y corrupta que el Ejecutivo utilizó para enfrentarla. Que el Ejecutivo no hizo caso a estas legislaciones no es debido a la debilidad de la Asamblea sino principalmente a la Fiscalía y a la Corte Suprema. Ha sido una misión imposible, pero gracias a los diputados arriba mencionados se hizo con dignidad.
Cuánta falta nos va a hacer esta Asamblea, a pesar de todas sus deficiencias. Nos daremos cuenta de esto al observar el circo que armará la bancada cian con su soberbia mezclada con sumisión – la peor mezcla imaginable.
Adiós, parlamento, nos vemos en 3 años. Saludos,