Annalena Baerbock. 40 años. Madre de dos hijas. Master en Derecho Internacional Público. |
Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 20 abril 2021
Estimada candidata:
Este lunes fuiste nombrada como la apuesta de los Verdes para gobernar Alemania. Es la primera vez en la historia de 40 años que este partido ecologista reclama el derecho de encabezar el gobierno. Me encanta la manera como asumiste este reto: con una sonrisa y la determinación de aprovechar el momento histórico y la oportunidad de tomar el poder. Eso es extraordinario para los Verdes, que durante 40 años estaban más cómodos en la oposición, en lo políticamente correcto. Con una excepción, en 1998, cuando los Verdes entraron como socio minoritario en una coalición con el socialdemócrata Gerhard Schröder y el verde Joschka Fischer asumió el Ministerio de Relaciones Exteriores y el rol de vice-jefe del gobierno. Ni el partido socialdemócrata ni los Verdes estaban preparados para el pragmatismo extremo y el manejo del poder de la pareja Schröder-Fischer. La izquierda nunca perdonó a Schröder sus reformas restrictivas al Estado del Bienestar, y los Verdes nunca perdonaron a Joschka Fischer que los obligó a tragarse la participación del ejército alemán en las misiones militares de la OTAN en la ex Yugoslavía. Cuando en 2005 perdieron las elecciones, ambos partidos entraron en profundas crisis internas.
Ahora, con la candidatura tuya, los Verdes regresan a un pragmatismo nuevo. No es la versión cínica de Joschka Fischer: parece que al fin han encontrado cómo conciliar su programa ecológico, que por naturaleza es radical, con realismo político, con el abandono de la soberbia de los que se sienten los salvadores del mundo y de la humanidad. Detrás de esta conciliación entre realismo y visión está el hecho de que encontraron cómo conciliar ecología y economía. Mientras estaban predicando el principio del sacrificio necesario para salvar al mundo, nunca llegaron cerca del poder. Hoy que presentan la visión de un crecimiento económico basado en tecnología ecológicamente sostenible, de repente están en serio compitiendo por el poder.
Hay quienes piensan que te pusieron de candidata por consideraciones de género y paridad. Están equivocados. Tu candidatura surge del hecho que al final los Verdes tienen una estrategia del poder. Los Verdes apostaron a la persona con más determinación y fuerza de voluntad, pero al mismo tiempo con más claridad y autocontrol para resistir las tentaciones del poder, del oportunismo y de la soberbia.
Te escucho hablar de un “comienzo nuevo” bajo tu liderazgo, y no me suenan las campanas que me ponen en alerta siempre cuando escucho la retórica de los populistas de izquierda y derecha, que manifiestan que quieren “refundar la República” o “abrir nuevos capítulos de la historia”. Hemos escuchado este lenguaje de los caudillos de Podemos en España, de Trump, de López Obrador hablando de “la cuarta transformación” y de Nuevas Ideas, el trampolín al poder de Nayib Bukele en mi país El Salvador. Todos siempre combinan su mesianismo con incesantes ataques a “los mismos de siempre” y con un desprecio profundo a los procesos de transición democrática en sus respectivos países. Ya desarrollamos un fino detector de populismo barato y mentiroso. Por eso es tan refrescante escucharte hablar de la necesidad de “un comienzo nuevo”, pero sin ningún discurso de odio y desprecio a los demás partidos y corrientes de pensamiento, sino como una invitación y una oferta.
Esto te permite mantener todas las puertas abiertas para construir coaliciones con todo el espectro político, menos la nueva derecha con sus tendencias racistas y xenofóbicas. Tu podrías conducir una coalición de centro izquierda, con los socialdemócratas y el partido ‘Die Linke’ (La Izquierda), pero igual una colación centro-derecha con los liberales o con los conservadores de la democracia cristiana. Siempre cuando estén dispuestos a aceptar que Alemania necesita políticas medioambientales serias y tecnologías limpias. Ni la derecha ni la izquierda son enemigos declarados tuyos, porque sabes que necesitas construir consensos nacionales para los cambios que tu país necesita.
Puedes ganar estas elecciones y convertirte en la verdadera heredera de Angela Merkel. Así se consolidaría la nueva forma de gobernar practicada exitosamente por Jacinda Ardem en Nueva Zelandia, por Sanna Marin en Finlandia, por Antonio Costa en Portugal, más el intento de Joe Biden de regresar a una política basada en empatía y racionalidad.
Te deseo éxito. Despertaste en muchos un nuevo optimismo realista. Si todavía fuera alemán, tuvieras mi voto.
Saludos,