Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, martes 9 marzo 2021
Estimadas ciudadanas:
Son la mayoría. El país tiene deudas históricas con ustedes. Luego de décadas de luchas y esfuerzos, ya hay muchas mujeres preparadas y destacadas, en la academia, en las empresas, en la política, en la cultura... Es tiempo para que se pongan serias y preparen las condiciones para ejercer el poder. Pongan presidenta.
Los problemas de inequidad e injusticia social no han sido resueltos, entre otras razones porque no han estado en el centro de las preocupaciones, planes e inversiones de los hombres que han gobernado el país. Tal vez les toca a unas mujeres en el poder enfrentar esta deuda histórica.
No tenemos ningún partido liderado por una mujer. La única vez que esta regla se rompió fue cuando Gloria Salguero Gross llegó a ser presidenta de ARENA a finales de los 90. Viendo el desempeño de los que han dirigido los partidos en los últimos años, tal vez se explica el vacío de liderazgo que permitió a que una figura intelectual y éticamente mediocre como Nayib Bukele no sólo llegar al poder sino a hacerse de un apoyo popular tan mayoritario.
Para mostrar que esto puede ser diferente, siempre se cita el ejemplo de Angela Merkel, quien gobernó por 21 años en Alemania. Pero ahora que se está retirando, fueron 3 hombres que disputaron la presidencia de su partido, y el próximo candidato a jefe del gobierno será escogido entre otra lista de 3 o 4 hombres. La presencia de Angela Merkel en el poder no ha cambiado sustancial y sostenidamente las cuotas de poder de mujeres y hombres.
Mejor vemos el ejemplo de Finlandia, el país nórdico conocido por tener el mejor sistema de educación del mundo. En los últimos 20 años, este país ha tenido 3 jefas de gobierno, pero el cambio real vino en 2019. A finales de ese año, renuncióel primer ministro Anti Rinne, quien encabezaba el Partido Socialdemócrata. Su sucesora fue una mujer de 34 años, anteriormente una de las vicepresidentas del gabinete: Sanna Marin. Lo extraordinario de esta situación de Finlandia: cuatro partidos más de centro-izquierda estaban presididos por mujeres - con excepción de una todas de la generación de Sanna Marin. Las 5 mujeres se pusieron de acuerdo y sus 5 partidos formaron una coalición y un gabinete con 12 mujeres y 7 hombres.
En Bielorusia, el último reducto del estalinismo soviético donde todavía reine la KGB, la oposición democrática tiene en su cabeza una mujer: Svetlana Tijanóvskaya. Ganó las elecciones, pero su triunfo no fue reconocido, y ella terminóexiliada. Lo mismo pasa en Birmania, donde la transición democrática, luego de una larga dictadura militar, tiene como cabeza y símbolo a otra mujer: Aung San Suu Kyi. Ganó con amplia mayoría las elecciones presidenciales del 2020, lo que provocó un nuevo golpe de Estado de los militares.
En El Salvador, la decadencia de los partidos tradicionales y la crisis de crecimiento de los partidos emergentes de oposición, y la falta de liderazgo y visión unificadora de una oposición política y ciudadana demandan con urgencia medidas audaces. Una de las acciones audaces podría ser que mujeres tomen las riendas de los partidos y se hagan cargo de su renovación, en el caso de los partidos tradicionales, y de su lanzamiento en serio, en el caso de los partidos nuevos. Todos estos partidos tienen en sus filas mujeres capaces y valientes, que mañana podrían asumir la dirección. Aída Betancourt, Claudia Ortiz, Cristina Cornejo están listas. En Arena y el PDC parece un poco más complicado...
Entre mujeres lideresas de partidos y otras en las organizaciones sociales y cívicas podrían generar una nueva sinergia nunca vista en El Salvador y provocar la ruptura radical con una cultura política que nos ha llevado al colmo de lo absurdo, con un gobierno unipersonal apoyado por dos partidos vacíos de visiones y liderazgos propios.
Obviamente, sólo con cambiar hombres por mujeres no resolveremos el problema, este cambio tiene que ser acompañado por nuevas formas de hacer política y de hablar a la gente, y de propuestas serias de reforma política y social. ¿Pero quien quita que sean mujeres que tengan más capacidad de generar estas visiones y la unidad de propósito entre toda la oposición?
Escribo esto el 8 de marzo y saludo a las mujeres listas para asumir liderazgos.