Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 11 febrero 2020
Diputados de la Asamblea:
Primero déjenme felicitar a los que no se han dejado intimidar por la extorsión del presidente, y no se prestaron al show de una plenaria parlamentaria intervenida por la Fuerza Armada y la PNC, presidida por un presidente de la República sentado en la silla del presidente de la Asamblea, cercada por turbas de Nuevas Ideas. Fue lo correcto de hacer. Y esto incluye al diputado presidente Mario Ponce, quien estuvo en sus oficinas, pero no bajó al Salón Azul para recibir al presidente.
Primero déjenme felicitar a los que no se han dejado intimidar por la extorsión del presidente, y no se prestaron al show de una plenaria parlamentaria intervenida por la Fuerza Armada y la PNC, presidida por un presidente de la República sentado en la silla del presidente de la Asamblea, cercada por turbas de Nuevas Ideas. Fue lo correcto de hacer. Y esto incluye al diputado presidente Mario Ponce, quien estuvo en sus oficinas, pero no bajó al Salón Azul para recibir al presidente.
Lo que armó el presidente Bukele -la manifestación “popular” de empleados públicos; el despliegue de las turbas de Nuevas Ideas; el llamado a la insurrección contra la Asamblea; la toma de control militar de las Asamblea- ya fue calificado por analistas, organizaciones nacionales e internacionales de Derechos Humanos, como ilegal, inconstitucional, antidemocrático, autoritario – y sumamente peligroso. Quien con más claridad ha resumido esta calificación de Bukele es El Faro en su editorial “Maneras de Dictador” publicado el mismo domingo 9 de febrero.
Amenazar con disolver el parlamento puede ser un desliz de un bravucón. Pero si un presidente expresa a gritos esta amenaza cuando ya tiene el recinto legislativo tomado por soldados y policías fuertemente armados, se coloca definitivamente fuera del marco democrático. Y así hay que tratar al presidente a partir de este momento: Como alguien que no tiene compromiso con el orden constitucional, alguien que genera el escenario para un golpe de Estado, y decide en el último momento, hablando con Dios y con sus seguidores, si lo consume o no. “Puedo apretar el botón”, dijo Bukele frente a la Asamblea, y se refirió a la orden a sus turbas a tomarse la Asamblea y destituir por la fuerza a los diputados.
¿Qué clase de gobernante (y qué clase de creyente) es este señor Bukele que necesita que Dios personalmente le diga que tenga paciencia, ya que no es el momento adecuado para desatar la violencia de un golpe de Estado? A ver qué le va a decir Dios la próxima semana, en caso que la Asamblea no haya cumplido con su ultimátum. ¿Qué esta vez sí debe apretar el botón, y que esta vez la presencia de soldados con armas largas en el recinto parlamentario no sea solamente simbólica?
Y ahí está el problema principal que todos estamos enfrentando, en primera línea ustedes, los diputados; pero también toda la sociedad salvadoreña, incluyendo nosotros los generadores de opinión: ¿Qué hacer con el ultimátum del presidente? ¿Debe la Asamblea rendirse ante la amenaza y autorizar, así como el presidente ordena, el préstamo de $109 millones para seguridad? Igual que El Faro, digo que no. Sería fatal, porque en última instancia legitimaría el chantaje del presidente.
La Asamblea debe seguir analizando la solicitud del préstamo y solamente autorizarlo cuando esté garantizado el uso racional de los fondos. Esto incluye un análisis de fondo de las necesidades reales en el área seguridad, que difícilmente resultará en avalar la compra de un buque para la marina y de aviones para la Fuerza Aérea. Aviones y buques militares no aportan nada a la seguridad de la gente en sus comunidades. Aportarán exclusivamente a cumplir con las exigencias de Estados Unidos en interrumpir el flujo de drogas de Suramérica al Norte. Si Washington quiere que El Salvador juegue un papel en esta guerra contra el narco, que nos provea de los buques y aviones y equipos necesarios.
Si hay sospechas que parte de los fondos de este crédito se prestan para la corrupción, hay que negociar con el Ejecutivo que se cambien las condiciones. Si el gobierno no quiere regresar al mecanismo idóneo de la negociación y concertación, sino insiste en la imposición, simplemente no habrá autorización. Esto tiene que ser la línea de ustedes, los diputados de oposición.
Y otra cosa más: El tema legislativo prioritario para esta semana no es el préstamo, es lo que pasó este domingo alrededor de la Asamblea. Ustedes tienen que tomar acciones para que esto no vuelva a pasar. Esto incluye gestiones de la Asamblea con la fiscalía, con la Corte Suprema, con organismos internacionales. Esto es mucho más importante que el préstamo. No pueden regresar a la Asamblea como si nada hubiera pasado. El Salón Azul ha sido vilmente ‘profanado’, por la ocupación militar, por las armas, y también por el extraño show de ‘oración’ del presidente. Solo un debate sincero y profundo sobre la esencia del parlamentarismo y su sagrada independencia puede subsanar esta profanación.
No cometan el error de regresar a su agenda como si nadie hubiera atentado, en su mismo recinto legislativo, contra la Constitución.
Saludos,