Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 2 enero 2020
Queridos Lectores: En mi carta del 31 enero hablé de los tres partidos grandes que van a tratar de compartir entre ellos el poder legislativo y municipal. Tanto ARENA como FMLN y Nuevas Ideas enfrentan desafíos bastante difíciles que marcarán el 2020.
Pero hay otros actores, y algunos nuevos. A lo mejor lo que el país necesita es que nos sorprendan los bichos nuevos de la cuadra: Vamos y Nuestro Tiempo, la competencia nata para Nuevas Ideas y todo el bloque gubernamental.
Esto depende de cómo decidan estos dos partidos-movimientos irrumpir en el debate nacional. Tienen dos opciones: o tratar de sacar leña de los árboles caídos, el FMLN y ARENA, colándose en el exitoso discurso de Nuevas Ideas contra el “viejo sistema pactado por los que hicieron la guerra”, insistiendo incansablemente de hablar de “los mismos de siempre” y de denunciar a los partidos tradicionales como “corruptos” y sus gobiernos como “fracasados”.
Con esto, tal vez los partidos emergentes podrán rascar algunos votos, aunque Vamos ha tenido que aprender durante su campaña presidencial que este oportunismo no los lleva a ninguna parte.
La otra opción es medirse desde el primer día del 2020 con Nuevas Ideas y su gobierno. Los “new kids on the block” deben disputarle a Nuevas Ideas la representación del relevo generacional, pero sobre todo la legitimidad democrática para anunciar transformaciones del Estado. El gobierno de Bukele ya ha mostrado en muchas expresiones de arrogancia y cinismo que su actuar no corresponde a un proyecto político democrático e institucional, sino a un proyecto de poder de un sector empresarial sediento de protagonismo y control.
Nuestro Tiempo, con liderazgos fuertes pero limpios como Johnny Wright, Aida Betancourt, Juan Valiente, Alexandra Araujo y otros, puede proyectarse como el relevo de poder listo para llenar el peligroso vacío que están dejando ARENA y el FMLN, pero sin recurrir, como lo hacen Bukele y Nuevas Ideas, a los viejos métodos populistas de instrumentalizar las frustraciones y los resentimientos de la gente. Nuestro Tiempotiene que mostrar capacidad de hacer propuestas nuevas, pero sin abandonar y destruir el fondo común que desde los Acuerdos de Paz se ha construido en la sociedad salvadoreña: defensa de las libertades sociales, laborales, políticas y económicas; defensa del sistema republicano de control parlamentario sobre el poder Ejecutivo; transformaciones siempre dentro del marco institucional, nunca en contra de la Constitución.
Estos dos proyectos –Nuestro Tiempo y Vamos– solo tienen sentido si desde el principio de la carrera se convierten en antídoto del populismo, surgiendo con fuerza como movimientos humanistas, Vamos más comprometido con contenidos sociales y cristianos, Nuestro Tiempo más con principios del liberalismo político, pero también económico.
Para poderse convertir en el antídoto al populismo oportunista puesto en práctica por el gobierno de Bukele y sus partidos NI-GANA, los dos partidos nuevos tendrán que atrincherarse en posiciones de principios democráticos muy firmes, sin caer en nichos. Vamos tiene que superar la tendencia de presentarse como representante de las iglesias cristianas y Nuestro Tiempo la suya de acomodarse en un nicho de defensa de libertades sociales y sexuales. Ambos partidos emergentes tienen que aprender a expresar las aspiraciones mayoritarias de la gente, pero no procesándolas de forma populista sino de manera racional y realista. Y tienen que aprender cómo hablarle a la gente.
Bueno, y siempre estarán dando batalla el PCN, el PDC y GANA. Ante la debilidad ideológica de ARENA, siempre habrá espacio para otras expresiones de la derecha como Concertación y la Democracia Cristiana. En cambio, GANA corre peligro de desaparecer, no por falta de adeptos, sino por la pérdida de su identidad propia ante Nuevas Ideas. Sin propia bandera, y rezando al Santo de otro partido, a GANA le saldrá difícil mantenerse como fuerza independiente.
Durante todo el 2020 veremos la batalla madre entre el control de la Asamblea y su independencia frente a un Ejecutivo con poco respeto a la independencia de nadie. La Asamblea del 2021 o corresponderá a una mayoría nueva en apoyo al proyecto de poder de Bukele o a una mayoría igualmente novedosa entre ARENA, Nuestro Tiempo, Vamos, PCN y PDC. Dependiendo de cuál de estas mayorías novedosas se logre construir, el futuro de El Salvador y su democracia será muy diferente.
Saludos,