Publicado en MAS! y EL DIARIO DE HOY, 24 septiembre 2019
Estimados lectores:
[Hoy presto el espacio de mi columna a Greta Thunberg, la adolescente sueca que hace un año inició, ella sola, una huelga escolar cada viernes para exigir que los gobiernos tomen medidas contra el cambio climático. Un año después, ‘Friday for Future‘ es un movimiento mundial que moviliza a millones de jóvenes, tanto así que su fundadora fue invitada a hablar en la Asamblea General de Naciones Unidas. Aquí su discurso, que es una advertencia de una generación a la otra. No comparto todas sus tesis, pero tenemos la obligación de escucharlas.]
[Hoy presto el espacio de mi columna a Greta Thunberg, la adolescente sueca que hace un año inició, ella sola, una huelga escolar cada viernes para exigir que los gobiernos tomen medidas contra el cambio climático. Un año después, ‘Friday for Future‘ es un movimiento mundial que moviliza a millones de jóvenes, tanto así que su fundadora fue invitada a hablar en la Asamblea General de Naciones Unidas. Aquí su discurso, que es una advertencia de una generación a la otra. No comparto todas sus tesis, pero tenemos la obligación de escucharlas.]
Mi mensaje es que los estaremos vigilando. Todo esto está mal. Yo no debería estar aquí arriba. Debería estar de vuelta en la escuela, al otro lado del océano. Sin embargo, ¿ustedes vienen a nosotros, los jóvenes, en busca de esperanza? ¿Cómo se atreven? Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Y sin embargo, soy de los afortunados. La gente está sufriendo. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?
Por más de 30 años, la ciencia ha sido clarísima. ¿Cómo se atreven a seguir mirando hacia otro lado y venir aquí diciendo que están haciendo lo suficiente, cuando la política y las soluciones necesarias aún no están a la vista?
Dicen que nos “escuchan” y que entienden la urgencia, pero no importa cuán triste y enojada esté, no quiero creer eso. Porque si realmente entendieran la situación y de todas formas no actuaran, entonces serían malvados. Y eso me niego a creerlo.
La idea popular de reducir nuestras emisiones a la mitad en 10 años solo nos da un 50% de posibilidades de mantenernos por debajo de los 1,5 grados y el riesgo de desencadenar reacciones irreversibles en cadena más allá del control humano.
Quizá 50% sea aceptable para ustedes. Pero esos números no incluyen puntos de inflexión, la mayoría de los círculos de retroalimentación, calentamiento adicional oculto por la polución tóxica del aire o aspectos de equidad y justicia climática. También se basan en que mi generación absorba cientos de miles de millones de toneladas de su CO2 del aire con tecnologías que apenas existen.
Así que un riesgo del 50% simplemente no es aceptable para nosotros, los que tenemos que vivir con las consecuencias.
Para tener un 67% de posibilidades de mantenernos por debajo de un aumento de la temperatura global de 1,5 grados, las mejores probabilidades dadas por el IPCC (el Panel Intergubernamental de Cambio Climático), el mundo tenía 420 giga toneladas de CO2 disponibles para emitir el 1º de enero de 2018.
Hoy esa cifra ya se ha reducido a menos de 350 giga toneladas. ¿Cómo se atreven a fingir que esto se pueda resolver actuando como de costumbre y con algunas soluciones técnicas?
Con los niveles de emisiones actuales, ese presupuesto restante de CO2 desaparecerá por completo en menos de 8 años y medio.
Hoy no se presentarán soluciones o planes en consonancia con estas cifras. Porque estos números son demasiado incómodos. Y todavía no son suficientemente maduros como para decir las cosas como son.
Nos están fallando. Pero los jóvenes están empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, nunca los perdonaremos.
No dejaremos que sigan con esto. Justo aquí y ahora es donde trazamos la línea. El mundo se está despertando. Y se viene el cambio, les guste o no.
Gracias, Greta Thunberg