martes, 20 de noviembre de 2018

Carta a la nueva Sala de lo Constitucional: Sin la sociedad civil están condenados a fracasar

Estimados magistrados:
En mi última carta, publicada como primera reacción a su elección, les di a ustedes el beneficio de la duda: “En el caso de la Sala de lo Constitucional, se ha elegido a cuatro magistrados que tal vez nosean los más idóneos, pero que sin duda son idóneos (…). Tenemos una nueva Sala de lo Constitucional prometedora. Valió la pena la presión ciudadana y tal vez incluso el retraso de 4 meses.”

Quiero, por el bien del país, mantener este optimismo. Aunque tengo que decirles que algunas declaraciones de algunos de ustedes me han sembrado dudas. Entiendo y puedo respetar su gesto de solidaridad con la procuradora Sonia Cortez de Madriz, la candidata más cuestionada, al final electa como suplente. Pero es incomprensible (y para mi criterio inaceptable y peligroso) la descalificación que dos de ustedes han expresado contra quienes han asumido el rol de participación ciudadana propositiva y de escrutinio crítico en este proceso.

Es indiscutible que sin el compromiso y la persistencia de estos representantes de la sociedad civil, el proceso hubiera sido aun más viciado, y que los diputados hubieran negociado cuotas de poder en la Corte Suprema. Algunos de ustedes no estuvieran ahora en la Corte.

Tienen razón que hay que relativizar la vigencia de los baremos que se han manejado, pero la falta de un baremo confiable es culpa de la Asamblea, no de las organizaciones civiles. Ellas asumieron la tarea de llenar este vacío, ante la negativa de la Asamblea de reformar sus procedimientos y de crear un sistema objetivo de valoración de los candidatos. Ya estamos acostumbrados al desprecio (y miedo) que varios diputados (y fracciones enteras) tienen al escrutinio crítico de la sociedad civil. Pero escuchar las mismas descalificaciones por parte de dos magistrados recién electos, en el mismo lenguaje de Gallegos o Handal, es una pésima señal. De todos modos, es un error que los magistrados de la Corte Suprema emitan sus opiniones mediáticamente. Ustedes tienen que hablar con sus sentencias y apartarse de las polémicas políticas y mediáticas.

Espero que las declaraciones duras de la magistrada Marina de Torrento y del magistrado Sergio Avilés sean reflejo de la tensión que esta elección ha creado, y no de la manera como piensan actuar frente a la sociedad civil durante los 9 años de su ejercicio. La historia reciente comprobó, sin lugar a dudas, que ustedes no podrán resistir las presiones de los diferentes factores del poder (gubernamental, político, económico) sin el respaldo decidido de la sociedad civil y sus organizaciones. No interpreten mal el mandato constitucional de la independencia. La Corte tiene que obrar estrictamente independiente de los demás órganos del Estado, de los partidos y de los poderes fácticos, pero no de la sociedad civil, a la cual se deben y cuyos derechos deben proteger. Sin el apoyo y las presiones de la ciudadanía sobre el gobierno y la Asamblea, ustedes estarían condenados al fracaso.

Repito: por el bien del país, todos debemos otorgarles a ustedes no solo el beneficio de la duda, sino el apoyo que necesitan. Pero este apoyo será, como debe ser, crítico. Dejen atrás las incomodidades y traumas que puede haber causado el accidentado proceso de su nombramiento. Esta capacidad de dejarlos atrás es tal vez más importante que todos los factores incluidos en los baremos. Pero lastimosamente, solo la podemos evaluar una vez que están electos y comiencen a sentenciar.

Saludos,