Mañana suena el tiro de salida para la carrera por la presidencia. Ya pasamos meses pendientes de los candidatos, sus fotos, sus entrevistas, sus consignas – pero lo que ahora viene son 4 meses de propaganda masiva, de giras, de debates, de encuestas, de propuestas y contrapropuestas y críticas a las propuestas, de decenas de miles de activistas movilizándose en plazas, barrios y redes sociales, incluyendo miles de troles con sus mentiras e insultos…
Es una carrera de maratón. Ganará el candidato con mejor estrategia, mayor consistencia, mejor economía de esfuerzos – y quien al mismo tiempo presente las mejores propuestas de la manera más clara, audaz y creíble.
No necesariamente ganará el que puede movilizar más dinero, saturar los medios con spots y cancioncitas. Como el maratón, en el fondo es una prueba de carácter.
No vamos a premiar al más elocuente. Con Saca y Funes tuvimos dos presidentes extremadamente elocuentes, y miren cómo nos fue con ellos. Más que labio exigimos credibilidad y coherencia. A los que hagan las promesas más impactantes, los vamos a observar con más desconfianza. A los que con más habilidad apelen a nuestras emociones, nuestros resentimientos, miedos o sueños, los vamos a analizar bajo la lupa para ver si detrás de la oratoria y propaganda existe racionalidad.
Los ciudadanos vamos a fijarnos más en los tonos suaves y los argumentos que en los grandes gestos. No todos, siempre habrá los que ciegamente aplaudirán a quienes ya asumieron como sus favoritos, líderes, salvadores o redentores. Pero la ciudadanía, en su mayoría, luego de tantos engaños, ahora es más crítica, más escéptica, más exigente, más independiente – más libre. Ojalá que los candidatos lo entiendan y sepan hablar a esta mayoría.
Quienes piensan que todo ya está decidido, se autoengañan – y nos quieren engañar. En estos cuatro largos meses de campaña cualquier cosa puede pasar. El Frente puede recuperarse, Vamos puede conectar con muchos de los indecisos, y los dos “favoritos”, Bukele y Calleja, pueden cometer errores fatales – o consolidar su posición con muestras de liderazgo.
De nosotros, los ciudadanos críticos, depende de que el país no se equivoque nuevamente. El Salvador no aguanta otro gobierno ineficiente, incapaz y que no tenga el valor de definir correctamente sus prioridades. Por esto, mi única recomendación a los votantes es: Desconfíen de los que en esta campaña traten de decir lo que se imaginan que ustedes quieren escuchar. Fíjense en quienes tienen el valor de decir verdades, aunque nos puedan doler y nos exijan sacrificios.
Repito: En el fondo esta carrera presidencial es una prueba de carácter. Pero no solo del carácter de cada uno de los candidatos, también del carácter de cada uno de nosotros. Si nosotros, los ciudadanos, pasamos este test de carácter, nuestro país tendrá futuro. Si no, nos van a seguir engañando y frustrando.Saludos,
(MAS! y EL DIARIO DE HOY)