Parece que hay acuerdo sobre la reforma de pensiones. ¿Es la ideal? No. Es la posible y la necesaria.
Nunca las pensiones fueron el principal causante del déficit fiscal, siempre lo fue el exagerado aumento del gasto gubernamental. Por eso, la crisis fiscal va a continuar. Un poco aliviada por el arreglo de las pensiones, pero siempre habrá un déficit. Nos salvamos del impago, pero solamente del más inminente, el peligro sigue.
Con el problema pensiones resuelto, hay que retomar las negociaciones fiscales que el gobierno abandonó. Ya estaban bastante avanzadas, entre gobierno, FMLN y ARENA, y con mediación de los organismos financieros internacionales. Ya había el diseño de un acuerdo integral, con una fórmula bien simple: calcular y sumar todo el déficit de los años 2017, 2018 y 2019; dividirlo en 3 partes iguales: uno para cubrirlo con reducción de gastos del Estado; otro cubrirlo con aumento de impuestos; y el restante cubrirlo con financiamiento del Fondo Monetario Internacional. De manera que en tres años el presupuesto estará equilibrado.
Sobre esta fórmula general hubo acuerdo. Pero como siempre, el diablo está en los detalles. ¿Dónde recortar el gasto? ¿A quién afectar y a quién no?¿Cómo aumentar los impuestos? ¿El IVA? Además, ¿cómo calendarizarlo, o sea en cada año, cuánto ahorrar, cuánto recaudar y cuánto prestar?
Técnicamente, matemáticamente, fiscalmente será fácil terminar este acuerdo. La traba es política. Antes de las elecciones, nadie quiere hablar de impuestos, mucho menos de aumentar el IVA. Y no viene una elección, vienen dos seguidas. El gobierno obviamente no quiere recortar subsidios o congelar salarios estatales en medio de una campaña electoral permanente.
Pero la solución no es postergable. No podemos esperar hasta que pasen las elecciones del 2019. Mientras pelean por el poder, se arruinaría el país que quieren gobernar. No pueden ir a dos campañas hablando de cualquier cosa, menos de decirle a la gente la verdad: Cualquiera que llegue a gobernar, necesita recortar gastos y aumentar impuestos.
Hay una solución: Que todos digan la verdad, por amarga que sea, y juntos asuman el costo político de decir la verdad y hacer lo correcto. Y si no todos, por lo menos los que dicen que vienen para componer al país…
Las elecciones no las va a ganar quien trate de engañar a la gente, sino quien tenga el valor de decir la verdad y se atreve a hacer lo necesario. Saludos,
(MAS! / EL DIARIO DE HOY)