sábado, 2 de septiembre de 2017

Carta a Daniel, el sospechoso de todo

Querido Daniel:
Vos ya entraste a la historia de la justicia salvadoreña como “el sospechoso de todo”, fiel representante de toda una generación de jóvenes que por vivir en zonas de conflictividad con pandillas, son sujeto del acoso permanente y persecución arbitraria de la policía y, lamentablemente, también de la Fiscalía.

Más allá de esto, vas a entrar en la historia de la justicia salvadoreña como el bicho que la policía de Altavista detuvo una vez, pero que resultó víctima de fraude procesal. Te metieron un paquete de droga que los mismos agentes estaban transando. Al descubrir esto la unidad de control de la PNC, te tuvieron que absolver de toda culpa y arrestar a los agentes tramposos. Pero para no reconocer su error, la PNC y la Fiscalía, lejos de liberarte, inmediatamente te trabaron otra acusación, esta vez por extorsión.

Ahora, meses después, resulta que esta acusación es igual de fabricada que la primera. Resulta que no sos vos el reincidente, sino que la Fiscalía. Nuevamente, la acusación que en estos día la Fiscalía llevó a audiencia de instrucción está llena de “errores” y contradicciones.

Hay una sola forma de explicar esto: se trata de la venganza de la Policía y la Fiscalía, que no te perdonan que en el primer caso los hiciste ver mal. Nunca te van a perdonar que gracias a tu defensa y el apoyo que te ganaste en los medios, se hicieron públicos el fraude procesal cometido por la PNC y la complicidad de los fiscales. Y para encubrir esto y salvar su cara, están obstinados en comprobar que vos sos delincuente, como si comprobando esto se legitimaría el fraude procesal cometido. Y para comprobar que sos delincuente, reinciden en las mismas tácticas fraudulentas del primer caso.

Y otra vez, la Fiscalía se ve muy mal. En la audiencia de instrucción, tu defensor comprobó que la Fiscalía no hizo lo que es su sagrado deber: recabar todas las pruebas, incluyendo las que pueden comprobar la inocencia del acusado. Solo la fiscalía puede (y debe) solicitar el seguimiento satelital al teléfono que te decomisaron, para comprobar si realmente estuviste en el lugar de la extorsión, como afirma (sin pruebas) la acusación. Esto se puede interpretar como negligencia, en el mejor de los casos, pero también como incumplimiento de deber o incluso fraude procesal por parte de la Fiscalía.

Te aseguro, Daniel, que tarde o temprano, la verdad saldrá a la luz. Ojalá que temprano, porque ya llevas demasiado tiempo preso por delitos que te inventaron. Simplemente porque, como joven radicado en Altavista, sos el sospechoso de todo y de siempre.

La actuación de la Fiscalía ya no se deja explicar por falta de recursos y por exceso de trabajo. Hay un patrón detrás de los dos casos tuyos y de cientos de otros que no llegan a llamar la atención de los medios o de la Procuradora de Derechos Humanos. Este patrón hay que analizarlo y discutirlo de fondo, antes de que en 2018 la Asamblea decida quién será el futuro fiscal general que pueda convertir la Fiscalía General de la República en garante del Estado de Derecho, incluyendo los derechos de los jóvenes como vos.

Saludos,

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(MAS! / EL DIARIO DE HOY)