En medio de la delicada situación creada
por la derogación de la ley de amnistía del 1993, la peor noticia que
podía salir era esta: “Sánchez Cerén anuncia nueva ley para reparar a
víctimas de la guerra”. Así tituló El Diario de Hoy, el lunes 24 julio.
¿Quién habla aquí, uno se pregunta, el presidente de la República
tratando de calmar los ánimos, o uno de los principales afectados por la
derogación de la amnistía, tratando de matar su chucho a tiempo?
No fue una maniobra de la ‘prensa oligárquica’ para comprometer al presidente. Fue información verídica sobre el discurso del presidente en su reality show ‘Gobernando con la Gente’, esta vez desde Huizúcar. El órgano no oficial del partido gobernante, el Diario Colatino, tituló así: “Sánchez Cerén se pronuncia a favor de la justicia transicional”.
Resulta que el presidente no supo cuándo es prudente callarse. No supo que no es él, como el más interesado, que tiene que hacer propuestas de cómo evitar que la derogación de la amnistía termine en una cadena de demandas, contrademandas, venganzas y juicios interminables. Esta cadena de venganza comprometería a todos los actores de la guerra y la paz, pero muy en particular al FMLN, incluyendo al ahora presidente de la República. No los afectaría más porque hayan sido los principales violadores de derechos humanos durante el conflicto – todos sabemos que este no es el caso. Los afectaría más por una simple razón: porque el FMLN es la única institución del país que no ha sido renovada; porque en el FMLN sigue el mismo liderazgo político que durante la guerra tuvo el mando militar de las FPL y PC- y que ahora tendrá que responder ante la justicia. En cambio, todos los responsables por el lado de la Fuerza Armada tienen años de estar retirados, y muy pocos ejercen algún tipo de liderazgo político o empresarial. Y aunque seguramente habrá nuevos intentos de comprometer al ex presidente Cristiani, en el actual liderazgo de ARENA no encontrarán a quiénes acusar de crímenes de guerra. Por esto, los que hasta hoy dirigen el FMLN y su gobierno, aunque no han sido los principales causantes de crímenes de guerra, serán los que más tendrán que perder en caso que realmente se abrieran juicios penales en todos los casos pendientes del conflicto armado.
La idea de buscar otra forma que no sea buscar venganza y castigos penales está implícita en la misma sentencia de la Sala de lo Constitucional. Puede y debe haber una legislación que establezca una instancia temporal de justicia transicional que podrá satisfacer las demandas de verdad y reparación – pero sin necesidad de mandar a nadie a la cárcel. Esta fue la reacción inmediata de las personas sensatas del país a la sentencia de la Sala. En esto coincidimos muchos, independientemente si estábamos de acuerdo o no con la sentencia. Había que acatarla, y había que buscar una forma de cumplirla y que en vez de hacerle daño al país haga más sólido su proceso de paz y reconciliación.
El presidente (y todos los demás “implicados” de todos los bandos), por decencia y prudencia, tenían que apartarse de este debate. Si no, la posible solución sería inmediatamente percibida como un nuevo pacto de los protagonistas de la guerra de evadir su responsabilidad. Precisamente esta percepción se generó cuando el presidente de la República se “fue de boca”, como le suele pasar siempre cuando agarra un micrófono en plaza pública…
La única forma peor de tratar este delicado tema hubiera sido convocar una conferencia conjunta de los ex miembros de la Comandancia General del FMLN con los integrantes del ex Alto mando militar.
El presidente y los demás protagonistas tienen que entender que la solución a este dilema, para tener validez, esta vez tiene que surgir de la sociedad civil, incluyendo las víctimas, y no de las partes beligerantes.
Los mensajeros de la sensatez, que fueron a hablar con la cúpula del FMLN y con el presidente para que dejen de declararle la guerra a la Sala y para señalarles que la sentencia deja espacio para evitar nuevas confrontaciones, a lo mejor no les explicaron que esto sólo podía funcionar si ellos no toman la iniciativa y una vez en la vida se callan. Tal vez no sea tarde para explicarles.
(El Diario de Hoy)