La gente perdona a sus líderes que cometan errores. Lo que nunca les perdona es cobardía.
Neto
Muyshondt cometió dos errores: uno de imprudencia y otro de hipocresía.
El error de imprudencia (de haberse metido en un diálogo con
pandilleros siendo vicepresidente de su partido) lo está pagando caro
ahora porque se lo están cobrando, no solo sus adversarios del FMLN (que
es lógico), sino también sus supuestos amigos en ARENA. Sin embargo,
los ataques del FMLN son tan absurdos y a la vez tan hipócritas que a la
larga se hunden ellos mismos. Ellos, quienes han negociado con las
pandillas todas las elecciones entre el 2004 y enero del 2014 - ¡y con
éxito! - dicen ahora que la ola descomunal de homicidios que sufre el
país desde enero del 2015 es culpa de ARENA porque en febrero del 2014
Neto se reunió con pandilleros para convencerlos que desmonten el
operativo de intervención a favor del FMLN implementado en la primera
ronda presidencial, en enero de 2014.
El dramático auge de la
violencia en 2015/16 es debido a la decisión del FMLN y su segundo
gobierno de declarar la guerra sin cuartel a las pandillas.
Regresemos
a Neto Muyshondt y sus pecados. El error de hipocresía lo cometió
cuando, habiendo dialogado con los pandilleros en el 2014, luego regresó
a un discurso bélico contra las pandillas, la tregua, y todos los
esfuerzos de diálogo para reducir la violencia. Pero para sorpresa de
muchos, este error lo enfrentó muy bien Neto Muyshondt, cuando
publicaron la grabación de su reunión con los pandilleros, se hizo
cargo, y en vez de acobardarse, corrigió su actitud hipócrita de antes.
Dijo, con la frente en alto: No solo no es ningún delito hablar con
pandilleros, a veces puede ser necesario. En aquel momento para
garantizarle el derecho al voto libre a todas las comunidades, y otro
día para buscar la reinserción de los que ahora están al margen de la
sociedad y la ley…
Observando a Neto Muyshondt en esta crisis,
atacado por adversarios y abandonado por correligionarios, estoy seguro
que ya no va a regresar al discurso hipócrita contra cualquiera que se
atreva a incluir a los pandilleros en el diálogo que necesitamos para
superar el estado de guerra en que está el país.
Donde Neto
Muyshondt ha pecado de hipocresía y ahora se atreve a enfrentar el
problema (no solo el suyo, también el del país) con sinceridad, muchos
dentro de su partido ARENA pecan de doble hipocresía. No solo sabían
perfectamente (y en algunos casos se beneficiaron) de las gestiones que
Muyshondt y Ruano (y yo, de paso sea dicho) hicimos para convencer a los
pandilleros a no seguir interviniendo en el derecho al voto libre de
sus comunidades, sino además ahora se rasgan las vestiduras condenando a
sus correligionarios. Esto se llama cobardía, y la gente no se los va a
perdonar.
En los momentos que yo escribo esta carta, el Tribunal
de Ética de ARENA está reunido recibiendo las declaraciones tanto de los
dos “pecadores”, el alcalde Salvador Ruano, y el diputado Ernesto
Muyshondt, como de Norman Quijano, en aquel entonces candidato a la
presidencia, y Jorge Velado, en 2014 y ahora presidente del COENA.
Ojala que los miembros de este tribunal tengan sabiduría, sinceridad y valor para no caer en la hipocresía que rodea este caso.