Lo conquistado no se entrega. Ha costado demasiado caro volver a
poner la sección Probidad de la Corte Suprema de Justicia en capacidad
de cumplir su función constitucional como guardián de la probidad de los
funcionarios, para ahora permitir que vuelvan a sacarle los dientes a
esta institución clave.
Tuvo que instalarse en el 2009 una Sala
de lo Constitucional independiente. La sociedad entera tuvo que defender
esta Sala del Frente y la gente de Funes y Saca se dieron cuenta que
iba en serio la independencia de estos magistrados. Hubo que derrotar
dos intentos de tomarse de asalto el control de la Corte Suprema. Y tuvo
que pasar otra elección complicada de magistrados de la Corte, ahora en
el 2015, para lograr una Corte Plena más unificada alrededor de la
institucionalidad democrática del país.
Y entonces, la Corte le
quitó el bozal a la Sección Probidad, devolviéndole el mandato de
examinar de fondo, y no solo de forma, las declaraciones patrimoniales
de los funcionarios públicos, incluyendo presidentes de los órganos del
Estado. Y la Corte Plena retomó su facultad de iniciar juicios contra
los funcionarios que no pasaron este examen.
Inmediatamente viene
la contraofensiva: en el debate sobre la nueva Ley de Probidad, iniciada
para evitar que alguien vuelva a ponerle bozal a la Sección Probidad
para proteger a funcionarios corruptos, introducen de contrabando
algunos artículos que, al ser aprobados, volverían a echarle agua a esta
ley y quitarle fuerza a la Sección Probidad.
El Frente y sus
aliados de Gana quieren quitarle a la Corte Plena la facultad de
supervisar la Sección Probidad y de autorizar sanciones y apertura de
juicios. Quieren que tres magistrados de la Sala de lo Civil asuman esta
función, y no los 15 magistrados en pleno. Calculan que es más fácil
corromper a tres magistrados que a los 15…
Además quieren eliminar
de la legislación la llamada “presunción de enriquecimiento ilícito”,
que ahora permite abrir juicios contra quienes entregan declaraciones
patrimoniales donde los números no cuadran.
Posiblemente tengan la
mayoría simple de 43 diputados para hacer estas reformas. Pero esto no
significa que la sociedad tenga que aceptar este retroceso en nuestra
proceso de fortalecer y transparentar las instituciones democráticas.
Dependería de ustedes, los magistrados de la Corte Suprema, sobre todo
de la Sala de lo Constitucional, que pongan paro a esta maniobra. La
consigna “Lo conquistado no se entrega” no es patrimonio de ninguna
ideología particular, aunque la hemos escuchado más en manifestaciones
de la izquierda.
Los mecanismos de transparencia, rendición de
cuentas y vigilancia (como por ejemplo la Sección Probidad) son
patrimonio y conquistas de la sociedad entera, y ustedes como
magistrados son sus guardianes.
Siempre, cuando ustedes ejercen
esta su función de guardianes, la sociedad civil les ha apoyado, y los
partidos al final han tenido que aceptar las reglas.
Saludos,