Sigo pensando sí
Sigfrido y compañía lograrán darle vuelta a las sentencias de la corte. La
verdad es que esta corte tiene que haber estado hacienda bien las cosas, tenía
enojados a los medios de comunicación, al FMLN, a GANA y hasta ARENA no se
tragaba a esos abogados de la UCA. “619 a la ventanilla 3” por fin pasó uno
más. Ahora ARENA defiende a la sala de lo constitucional, pero estoy seguro que
los magistrados no les gustan, ni muchas de sus sentencias les han gustado,
pero les parece peor que los quiten. “451 a la ventanilla 3”, por favor y ahora
vamos para atrás, es imposible entender el sistema de los bancos. Estábamos en
los seiscientos y ahora cuatrocientos y yo tengo… no se que será más difícil
entender la forma de hacer política en El Salvador o el sistema de atención al
cliente de los bancos.
Ya la gente se ha
comenzado a impacientar. En los bancos, todo tiene sus señales claves, los tan
odiados de la carpeta, ya sabes que si tenés uno de esos enfrente es de alguna
empresa y se tardará mil años. O las señoras que gritan yo soy de la tercera
edad, se vuelven y dicen: “joven es que ya ha esta edad el único privilegio que
me queda es no hacer cola”. El típico joven ejecutivo, que se cree el rey del
mundo porque tiene un carro nuevo o porque ya tiene su membrecía del club “X”.
“620 a la ventanilla 3” increíble los únicos que pasan son los de la ventanilla
tres, los otros cajeros seguro están en huelga, como que fueran de Hacienda. Y
justo hablando de los ejecutivos tipo polo y zapatitos nuevos y dos se
encuentran, mientras los demás esperamos ellos se ponen a hablar y no le dan
indicaciones a la cajera. “Chavo ya viste el nave que compré” “Disculpe señor,
que desea que haga con este cheque”
Estos hablando
del “nave” y yo pensando en la Sala de lo Constitucional, será que mejor no
complicarse la vida y seguir lo que estos dos hacen, o es que vale la pena
pronunciarse y decir que existimos
ciudadanos que pensamos que tener instituciones más o menos sanas es uno
de las mejores herencias que nos dieron los acuerdos de paz. “621 a la ventanilla
5”. Yo entiendo la frustración y la tentación de las democracias directas,
cuando las asambleas políticas y los partidos están tan corrompidos, existe una
gran tentación de poder saltarse a los representantes que no expresan la
voluntad popular. “624 a la ventanilla 3” Y entonces escucho lo inesperado,
alguien se levanta en el banco y grita “¡NO PUEDO MÁS! Que alguien por favor me
explique en qué momento voy a pasar, yo he hecho todo lo correcto, yo he
respetado la ley, he tomado mi número, he participado cuando me lo han pedido,
le he creído al cajero tres porque lo he visto eficiente, pero la verdad es que
igual que los otros se saltan número yo soy el 623 y nunca me llamaron” En eso
llegan dos personas y el guardia de seguridad
y le dicen: “señor aquí me va disculpar pero las cosas se hacen como el
banco decide, si nosotros queremos que el 623 vaya después del 624 así será, no
nos importa porque nosotros hacemos las leyes, si no le parece puede ir con
nuestro juez de cajeros” Y con mayor desesperación y hasta lagrimas en los ojos
mi buen y estimado revolucionario de la cola del banco dice “cómo es posible
que el tal juez que tendrá que resolver entre ustedes y yo sea uno que ustedes
le pagan, ustedes lo controlan, que garantía tengo yo que resolverá de una
manera imparcial”
En ese momento
suena el parlante: “634 a la ventanilla D”, se desata el caos, no hay
ventanilla D, en ese momento yo también entiendo mí número es el N-15, no soy
ni de los seiscientos ni de los cuatrocientos que están pasando. El casos se
desata, unos deciden irse del banco, otros protestan en la calle, otros dicen
tener el número 634 y encuentran una ventanilla D, “sí el parlante lo dice es
que en realidad existe” reflexiona los fieles seguidores.