De todo ha habido en el debate sobre el caso de los militares y su orden de captura decretada por un juez español.
Ha  habido quienes salían en defensa de los militares y no se dieron cuenta  que estaban meando fuera del tarro, porque lo que había que defender es  la amnistía como pieza clave de la paz.
Ha  habido quienes estaban frustrados porque nadie les dio el gusto de  presentar a los generales esposados y humillados, y tampoco se dieron  cuenta que estaban jugando fuera de lugar, porque su propia libertad y  seguridad nacieron de la misma amnistía que favoreció a los militares. 
Y  luego apareciste tu, Pancho, en televisión, firmemente defendiendo la  patria contra el embate de los insurrectos. Sorry, Pancho: El caso de  los militares no es un asunto de defensa de la patria contra el  comunismo. Es un asunto de defender los Acuerdos de Paz y el proyecto de  la construcción conjunta de la democracia, donde todos participan que  antes estaban enfrentados. Esto había que defender, Pancho, no el honor  de la gloriosa Fuerza Armada, que indudablemente fue manchada por el  asesinato de los padres jesuitas.
Ante  un caso delicado como el que el país está debatiendo, el caso de los  militares acusados en España, hay que saber bien cómo argumentar y qué  defender.
La  defensa que tú lanzaste ante las cámaras de Frente a Frente, queriendo  cerrar filas con los ‘defensores de la patria contra el comunismo’,  divide de nuevo al país en los dos bandos que se enfrentaron en la  guerra. Revive un conflicto ya superado.
La  segunda concepción (la que no defiende a los acusados ni a su causa  durante la guerra, sino defiende la amnistía y los Acuerdos de Paz)  busca lo contrario: unir al país alrededor de un proyecto común. Unir a  los que durante la guerra fuimos enemigos y que en la paz tenemos la  responsabilidad conjunta de reconstruir y reconciliar el país.
Así que, Pancho, mal favor les hiciste a los militares acusados. Y al país.
Saludos, Paolo 
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