Siempre quise saber cuál es la fuente de la preocupación que altos funcionarios del Departamento de Estado han expresado que en El Salvador existe una conspiración para derrotar al gobierno del FMLN y de Funes. Una conspiración promovida por sectores de la empresa privada. Una funcionaria importante del State Department incluso habló, en reuniones privadas, del peligro de un golpe de Estado... Ahora, leyendo las declaraciones que Vanda Pignato, primera dama y secretaria de inclusión social en el gobierno de su esposo, dio en Washington en un evento de la OEA, me queda claro que la fuente de desinformación de la administración Obama se encuentra en la Casa Presidencial: "El sostenimiento de la democracia requiere obligaciones éticas en el sector privado, con el abandono de toda actividad conspirativa contra la democracia y su compromiso con la institucionalidad". Ojalá que los asistentes al evento de la OEA, entre ellos el secretario general Insulza, tengan otras fuentes, independientes del gobierno salvadoreño, porque si no, se seguiría propagando en Washington el mito de un gobierno Funes que defiende la democracia contra las conspiraciones golpistas de la derecha y de una empresa privada que se opone a la institucionalidad democrática del país - y que además no quiere pagar impuestos... Cualquiera que ha leído los periódicos de las últimas semanas, se habrá dado cuenta que "la actividad conspirativa contra la democracia y la institucionalidad" que menciona la señora Vanda Pignato no provienen de la empresa privada, sino de los dos partidos en el gobierno, FMLN y GANA. Son ellos que quieren cambiar las reglas electorales. Son ellos, no la empresa privada, que se oponen a la reforma electoral que daría a los votantes una incidencia más directa en la elección de diputados. No es la empresa privada, sino los partidos que dan gobernabilidad al presidente Funes, quienes están tratando de efectuar un golpe de estado contra la Sala de lo Constitucional y de perpetuar el carácter partidario de una Corte de Cuentas que no actúa contra los casos de corrupción ni del gobierno anterior ni mucho menos del actual. Si la primera dama le hubiera llevado a Insulza y los representantes de la administración Obama los periódicos salvadoreños, se hubieran dado cuenta que los dirigentes gremiales de la empresa privada salvadoreña han sido parte activa de una amplia alianza de organizaciones y personalidades de la sociedad civil (de derecha y de izquierda) en defensa de la institucionalidad democrática: en favor de la ley de transparencia, en favor de la reforma electoral, en favor de la independencia de la Corte Suprema y de la Fiscalía General, en favor de una reforma para despartidizar la Corte de Cuentas y el Tribunal Supremo Electoral. Es tiempo que el State Department, la Organización de Estados Americanos, y Naciones Unidas, diversifiquen sus fuentes analíticas para poder tener evaluaciones más realistas de la situación interna de El Salvador. Es tiempo que organismos nacionales como FUSADES, ANEP, la Cámara de Comercio, la ASI y ARENA también se hagan escuchar en Washington, en el Congreso, en los grandes centros de estudio (think tanks) de Estados Unidos. No extraña que la esposa del presidente reproduzca en Washington la visión de su esposo. Pero sí es extraño que los otros actores de la vida política y cultural de El Salvador no se expresan en las tribunas internacionales. (El Diario de Hoy) |