Hay una leyenda que se repite hasta la saciedad: En el FMLN están los promotores radicales de la lucha de clases, y alrededor de Casa Presidencial se han agrupado los moderados, los que buscan el progreso por la vía de la concertación...
Todas las leyendas tienen algo de cierto, pero en el fondo son mentiras. Me consta que hay en Casa Presidencial personas ajenas a los dogmas y clichés del marxismo barato. Las conozco y las respeto, aunque quisiera que no estén ahí, en este gobierno, en esta alianza.
Pero hay otros y tal vez más poderosos en Casa Presidencial. Encontré por pura casualidad un artículo de la primera dama, Vanda Pignato, publicado en una página web, en la cual es difícil que alguien lo encuentre, del Fondo España-PNUD. Pero este artículo, que yo titularía ‘El Mundo visto desde Casa Presidencial’, no debería pasar desapercibido, porque proviene de la pluma y mente de la que parece la más importante asesora del presidente.
Ella misma dice que no quiere ser una primera dama de adorno (“Entre esos paradigmas imperantes hasta mediados de 2009 en el país se encontraba lo que ha dado en llamarse el “primerdamismo”. Esta expresión da cuenta de un rol “ornamental”, meramente protocolario de la esposa del Presidente de la República...”). Nuestra primera dama quiere ser protagonista del gobierno y constructora del cambio. Por esto está controlando, desde la Secretaría de Inclusión Social y desde su lugar privilegiado a la par del presidente en todas las reuniones importantes, buena parte de la gestión gubernamental.
¿Cómo se ve el país desde la casa de Vanda Pignato, recién remodelada por más de 1 millón de dólares? En alto contraste de blanco y negro. “En un país de poco más de 20.000 kilómetros cuadrados conviven una ínfima minoría que vive con un nivel de vida propio de las clases altas de los países más avanzados y una gran mayoría popular excluida del progreso.”
La única razón lógica que puede tener la autora de hacer énfasis en la limitada extensión de nuestro territorio nacional, es que en su natal Brasil, modelo a imitar por Vanda Pignato y sus esposo, los ricos y los pobres no están obligados a vivir tan cerca unos de los otros, porque tienen más espacio. ¿La solución? A lo mejor invadir nuevamente Honduras, para tener más espacio y poner más distancia entre los que viven “con un nivel de vida propio a las clases medias altas” y “las mayorías populares excluidas.”
Si para nuestra Secretaria de Inclusión Social el problema es la existencia de una minoría que vive bien, obviamente no va poder desarrollar políticas públicas enfocadas en resolver el verdadero problema: la falta de puestos de trabajo que permitan a la mayoría salir de la pobreza. Quien tiene la creencia religiosa que los pobres son pobres porque los ricos son ricos, por lógica tiene que apuntar a una justicia que consiste en repartir solidariamente la pobreza.
“Al amparo de las políticas neoliberales imperantes durante las dos últimas décadas y media se forjó un sistema económico-social fundado en el privilegio de la cúspide de la pirámide y en la exclusión de la gran mayoría que forma la base de la misma.” Si desde Casa Presidencial el mundo se ve en este esquema de blanco-negro (pobre-rico, bueno-malo), por lógica de este gobierno van a emanar políticas tributarias que enfocan en castigar a los malos ricos. Tal vez así se entiende el lenguaje de varias discursos que en los últimos meses hemos escuchado del secretario técnico y del ministro de Hacienda.
Quien tiene una visión tan simplista y dogmática del país y de la sociedad, también va a ver por la misma óptica reducida el problema de la delincuencia y violencia: “Sin respuestas al fenómeno incipiente de pandillas de jóvenes rebeldes que cuestionaban el sistema imperante y se rebelaban contra él, se las dejó crecer hasta que llegaron a convertirse en organizaciones delictivas fuertemente armadas, que operan en todo el territorio nacional.”
Claro, si desde Casa Presidencial se ve el origen de las pandillas en “una rebeldía” de los jóvenes y el origen de la violencia de estas bandas criminales en un “cuestionamiento al sistema imperante”, ¿cómo esperar de esta Casa Presidencial políticas para derrotar a las pandillas?
Claro, quien entiende el mundo así y a los pandilleros como insurgentes, no está dispuesto a ganar la guerra contra la violencia, sin busca soluciones políticas, negociadas, “de inclusión”... De ahí se explican el discurso y las políticas de varios funcionarios que la Casa Presidencial de Mauricio Funes y Vanda Pignato ha puesto en funciones claves de seguridad pública. Entonces, no han sido deslices cuando altos funcionarios de seguridad pública han hablado de la necesidad de un diálogo de paz con los pandilleros.
Pero hay otros y tal vez más poderosos en Casa Presidencial. Encontré por pura casualidad un artículo de la primera dama, Vanda Pignato, publicado en una página web, en la cual es difícil que alguien lo encuentre, del Fondo España-PNUD. Pero este artículo, que yo titularía ‘El Mundo visto desde Casa Presidencial’, no debería pasar desapercibido, porque proviene de la pluma y mente de la que parece la más importante asesora del presidente.
Ella misma dice que no quiere ser una primera dama de adorno (“Entre esos paradigmas imperantes hasta mediados de 2009 en el país se encontraba lo que ha dado en llamarse el “primerdamismo”. Esta expresión da cuenta de un rol “ornamental”, meramente protocolario de la esposa del Presidente de la República...”). Nuestra primera dama quiere ser protagonista del gobierno y constructora del cambio. Por esto está controlando, desde la Secretaría de Inclusión Social y desde su lugar privilegiado a la par del presidente en todas las reuniones importantes, buena parte de la gestión gubernamental.
¿Cómo se ve el país desde la casa de Vanda Pignato, recién remodelada por más de 1 millón de dólares? En alto contraste de blanco y negro. “En un país de poco más de 20.000 kilómetros cuadrados conviven una ínfima minoría que vive con un nivel de vida propio de las clases altas de los países más avanzados y una gran mayoría popular excluida del progreso.”
La única razón lógica que puede tener la autora de hacer énfasis en la limitada extensión de nuestro territorio nacional, es que en su natal Brasil, modelo a imitar por Vanda Pignato y sus esposo, los ricos y los pobres no están obligados a vivir tan cerca unos de los otros, porque tienen más espacio. ¿La solución? A lo mejor invadir nuevamente Honduras, para tener más espacio y poner más distancia entre los que viven “con un nivel de vida propio a las clases medias altas” y “las mayorías populares excluidas.”
Si para nuestra Secretaria de Inclusión Social el problema es la existencia de una minoría que vive bien, obviamente no va poder desarrollar políticas públicas enfocadas en resolver el verdadero problema: la falta de puestos de trabajo que permitan a la mayoría salir de la pobreza. Quien tiene la creencia religiosa que los pobres son pobres porque los ricos son ricos, por lógica tiene que apuntar a una justicia que consiste en repartir solidariamente la pobreza.
“Al amparo de las políticas neoliberales imperantes durante las dos últimas décadas y media se forjó un sistema económico-social fundado en el privilegio de la cúspide de la pirámide y en la exclusión de la gran mayoría que forma la base de la misma.” Si desde Casa Presidencial el mundo se ve en este esquema de blanco-negro (pobre-rico, bueno-malo), por lógica de este gobierno van a emanar políticas tributarias que enfocan en castigar a los malos ricos. Tal vez así se entiende el lenguaje de varias discursos que en los últimos meses hemos escuchado del secretario técnico y del ministro de Hacienda.
Quien tiene una visión tan simplista y dogmática del país y de la sociedad, también va a ver por la misma óptica reducida el problema de la delincuencia y violencia: “Sin respuestas al fenómeno incipiente de pandillas de jóvenes rebeldes que cuestionaban el sistema imperante y se rebelaban contra él, se las dejó crecer hasta que llegaron a convertirse en organizaciones delictivas fuertemente armadas, que operan en todo el territorio nacional.”
Claro, si desde Casa Presidencial se ve el origen de las pandillas en “una rebeldía” de los jóvenes y el origen de la violencia de estas bandas criminales en un “cuestionamiento al sistema imperante”, ¿cómo esperar de esta Casa Presidencial políticas para derrotar a las pandillas?
Claro, quien entiende el mundo así y a los pandilleros como insurgentes, no está dispuesto a ganar la guerra contra la violencia, sin busca soluciones políticas, negociadas, “de inclusión”... De ahí se explican el discurso y las políticas de varios funcionarios que la Casa Presidencial de Mauricio Funes y Vanda Pignato ha puesto en funciones claves de seguridad pública. Entonces, no han sido deslices cuando altos funcionarios de seguridad pública han hablado de la necesidad de un diálogo de paz con los pandilleros.
(El Diaruo de Hoy. Todas las citas de un articulo de Vanda Pignato, publicado por el Fondo España-PNUD)