La semana pasada dio a conocer la ‘Política Nacional de Defensa del Consumidor’. Proponen una legislación con más dientes, con más garantías para los consumidores. Les felicito. La creación de la Defensoría del Consumidor ha sido uno de los mayores aciertos de los gobiernos anteriores. Evelyn Jacir hizo una excelente labor construyendo esta institución, y me alegra que ustedes le den continuidad...
Lástima que el presidente de la República no pudo resistir la tentación de aprovechar la ocasión para meter cizaña ideológica en un asunto donde más bien hay continuidad y consenso. “El principal problema de esta ley (de Defensa al Consumidor) no ha sido su diseño, sino su incumplimiento sistemático”, dijo el presidente. Hasta que llegó Robin Hood Funes a Casa Presidencial...
Lástima que en uno de los pocos asuntos políticos donde hay amplio consenso, el discurso populista del presidente mete ruidos innecesarios: “Muchas de las acciones que se establecen en la política que hoy presentamos son exigencias que están incluidas en la ley vigente, pero que nunca se pusieron en marcha.” Pregunte a los bancos, las emisores de tarjetas de crédito y las telefónicas, y le van a decir lo contrario sobre lo que hizo doña Evelyn. Hasta “la comandante roja” le trabaron a la pobre por aplicar la ley contra los abusos empresariales...
Pero hay otra cosa que quiero resaltar del discurso presidencial: “Con esta reforma, el usuario podrá reclamar que le devuelvan su dinero por un producto o servicio que no cumple con los requisitos debidos.”
Una pregunta, señor defensor del consumidor: ¿Y esto de devolvernos el dinero también aplica cuando el servicio deficiente es del Estado? ¿Podremos pedir que ANDA nos devuelva el dinero cuando no provee agua? ¿Nos devolverán el impuesto del FOVIAL, cuando este no repara los baches? ¿O el impuesto que pagamos sobre alcohol y tabaco (que por ley es para Salud), cuando en los hospitales no hay medicinas?
Si me hace el favor de consultar esto con el señor presidente, le agradecerá mucho,
Paolo Lüers