Una noche de un martes –ninguna fecha especial por cierto – un grupo de 7 jóvenes se reunieron en la casa de uno de ellos en una dinámica parecida a los grupos de estudio tradicionales. Curiosamente había algo diferente que los motivaba a reunirse y no era el aprenderse una teoría o comparar la resolución de ejercicios matemáticos. Lo que los reunía era poder encontrar la forma idónea de cómo abrir los ojos y hacer conciencia a 80 jóvenes que estarán a su cargo por 5 días trabajando en un asentamiento precario.
Mientras la mayoría se preocupa por estudiar, descansar o divertirse, estos jóvenes, además, están ocupados planeando cómo construir 22 viviendas de emergencia en uno de los asentamientos más grandes en el Área Metropolitana de San Salvador. Estos jóvenes son universitarios. A diferencia de otros han logrado comprender que el tener acceso a educación superior los coloca en una posición privilegiada y eso los responsabiliza frente a los problemas sociales más graves que enfrenta el país y les emociona poder trabajar seriamente por resolverlos.
Este grupo de 7 jóvenes pertenece a un grupo de 50 voluntarios de Un Techo para mi País que están organizando la construcción de 154 viviendas que comienza el 31 de julio y finaliza el 4 de agosto. Este grupo ha estado trabajando y preparándose desde hace tres meses para liderar el proyecto de voluntariado más grande a nivel nacional. Este proyecto involucra a 550 voluntarios más que renunciarán por 5 días a las comodidades de sus hogares para entregarlos a las comunidades más pobres de su país.
Año con año se publican numerosos estudios sobre pobreza, se generan muchas posturas, se estructuran nuevos modelos para combatirla, se discute sobre el tema en foros y convenciones, se escriben críticas, quejas, otros protestan por acuerdos tomados, etc. Y ante este problema urgente por atender en el que las familias afectadas viven en una incertidumbre permanente no sabiendo si su techo soportará la tormenta de la noche no cabe la menor duda que debemos actuar ya. La realidad de pobreza es una emergencia que se debe atender cómo tal ya que de ello dependen vidas de familias enteras.
Estos jóvenes le están dando una lección de solidaridad al país, se están identificando con las necesidades vitales de las familias que viven en pobreza y le están dando la importancia que se merecen al prepararse con mucho profesionalismo y actuando con prontitud.
¿Quién dijo que reunir a 550 voluntarios universitarios por 5 días en los asentamientos más pobres era imposible? ¿Quién dijo que construir 154 viviendas de emergencia en 5 días era imposible? ¿Quién dijo que conseguir el financiamiento de estas viviendas era una cifra inalcanzable? ¿Quién dijo que era imposible hacer parte a empresas de este proyecto social? (cada vivienda cuesta 1500 USD).
La juventud ha demostrado que estos y más avances son posibles.
La juventud salvadoreña está despertando, se está haciendo sentir y está demostrando que tiene la capacidad de agrupar a distintos sectores sociales en un ideal de justicia que busca defender y trabajar por la dignidad de las familias más pobres del El Salvador.
(El autor es Director Social Un Techo para mi País El Salvador)