Recibí la invitación a una conferencia de prensa: La familia Dalton dará a conocer su “posición sobre el nombramiento y permanencia dentro del actual gobierno de Jorge Meléndez, ex comandante ‘Jonás’, que junto a Joaquín Villalobos es responsable directo del asesinato del poeta Roque Dalton”
Nunca voy a conferencias de prensa. A esta fui, no tanto por curiosidad profesional, sino porque Jonás es mi amigo.
Quieren linchar a Jonás. En plaza pública. Piden su cabeza. ¿Quiénes? Gente muy cercana al presidente de la República que pidió a Jonás hacerse cargo de la Dirección de Protección Civil. Uno de los hermanos Dalton tiene un alto cargo en una secretaría de la Presidencia. El otro tiene por esposa a una viceministra. Quieren seguir apoyando al presidente, pero sólo si les entrega la cabeza de Jonás. Piden medidas contra Humberto Centeno por haber nombrado a Jonás, para no tener que cometer el sacrilegio de criticar al presidente. Vaya valentía.
También son cercanos a personas dentro del FMLN que siempre han sido hostiles contra los dirigentes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). No sólo por lo de Roque Dalton, ejecutado por el ERP bajo acusaciones absurdas en 1975, cuando todo el embrionario movimiento insurgente estaba enredado en sus fantasías de conspiración, romanticismo, sectarismo, traiciones...
Han sido envidiosos porque el ERP de Joaquín Villalobos y Jorge Meléndez, a raíz del conflicto sobre el asesinato de Roque Dalton, logró salir de este laberinto de paranoias y luego surgir como la fuerza más dinámica, creativa, efectiva y menos sectaria de la guerrilla salvadoreña. Y como la fuerza que durante la guerra menos cayó ante la tentación terrible de usar la represión interna y contra la población civil para resolver sus problemas políticos y militares. Otras organizaciones se quedaron enredados en sus paranoias durante toda la guerra. No es casualidad que las masacres a combatientes y colaboradores de la guerrilla pasaron en San Vicente y no en Morazán u otros territorios del ERP. Tampoco es casualidad que a picahielo fue asesinada la comandante Ana María de las FPL y no la comandante Ana Guadalupe del ERP. Ambas eran visionarias y abogadas de una solución negociada, por mucho tiempo no comprendidas por sus compañeros. A lo mejor algo tiene que ver con lecciones aprendidas del caso Dalton...
No sé cuál ha sido el papel de Jonás en la detención, la decisión de ejecutar y el asesinato de Roque Dalton. Si participó como joven radical y confundido, miembro de un grupo inmaduro de aficionados que querían convertirse en guerrilla, esta tragedia le sirvió para convertirse en un hombre que superó el sectarismo y se convirtió en un líder guerrillero audaz, justo y responsable que nunca perdió su humanidad en función de la eficiencia militar. De esto me ofrezco como testigo. Si no me creen, pregunten a los pobladores de Morazán y a los militares hechos prisioneros por la Brigada Rafael Arce Zablah comandada por Jonás.
Todas las organizaciones guerrilleras, en esta fase, tuvieron varios casos como Dalton. Incluso la Resistencia Nacional (RN), que nació como reacción al militarismo del ERP que costó la vida a Roque Dalton, luego pasó por procesos complicados con múltiples víctimas de luchas internas. De las FPL de Cayetano Carpio, Marcelo y Sibrián, ni hablar...
Pedir la cabeza de Jonás en un gobierno que tiene como vicepresidente a Salvador Sánchez Cerén es simplemente cínico. Este hombre ni siquiera acepta que los 1000 combatientes y colaboradores de las FPL ejecutados bajo su mando en campañas de "limpieza" murieron víctimas de crímenes de guerra. No se puede pedir la cabeza de Jonás por un crimen cometido hace 35 años por un grupo de revolucionarios "inmaduros", y al mismo tiempo legitimar que en el FMLN siguen mandando dirigentes que ordenaron en su fase "madura", al final de la guerra, asesinatos selectivos a dirigentes e intelectuales civiles de la derecha. Algunos de ellos, incluso, ordenaron secuestros años después de los Acuerdos de Paz, y hoy son dirigentes del FMLN y diputados.
No entiendo porque en un país que ha aprendido a entender que la guerra llevó a muchos actores de ambos lados a cometer crímenes contra miles de compatriotas, hay que hacer un caso ejemplar de la absurda muerte de un poeta que murió víctima de los enredos y paranoias de una guerrilla no preparada para la responsabilidad ética y la madurez que exige la lucha armada. ¿Cuántos errores y crímenes habrán cometido todas las organizaciones guerrilleras incipientes en estos años?
Yo no soy quien decir a la familia de Roque Dalton cómo lidiar con su pérdida. Pero no puedo imaginarme que les sirva recibir la cabeza de Jonás, quien terminó siendo uno de los jefes militares más decentes de esta cruel guerra. Mucho de lo que los hijos de Roque Dalton dijeron hoy sobre Jonás y su papel en la guerra, como jefe del Frente Nororiental y de la Brigada Rafael Arce Zablah, sólo se explica por la ceguera que les causa su dolor y su odio. No corresponde a la realidad, como pueden comprobar sus subalternos, los pobladores e incluso sus adversarios.
Los verdaderos héroes son los que asumieron la guerra, la hicieron con eficiencia, y no perdieron su calidad humana. Jonás es uno, y a lo mejor la tragedia de Roque Dalton -su absurda muerte a manos de sus compañeros- ayudó a forjar a este jefe militar ejemplar.
Nunca voy a conferencias de prensa. A esta fui, no tanto por curiosidad profesional, sino porque Jonás es mi amigo.
Quieren linchar a Jonás. En plaza pública. Piden su cabeza. ¿Quiénes? Gente muy cercana al presidente de la República que pidió a Jonás hacerse cargo de la Dirección de Protección Civil. Uno de los hermanos Dalton tiene un alto cargo en una secretaría de la Presidencia. El otro tiene por esposa a una viceministra. Quieren seguir apoyando al presidente, pero sólo si les entrega la cabeza de Jonás. Piden medidas contra Humberto Centeno por haber nombrado a Jonás, para no tener que cometer el sacrilegio de criticar al presidente. Vaya valentía.
También son cercanos a personas dentro del FMLN que siempre han sido hostiles contra los dirigentes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). No sólo por lo de Roque Dalton, ejecutado por el ERP bajo acusaciones absurdas en 1975, cuando todo el embrionario movimiento insurgente estaba enredado en sus fantasías de conspiración, romanticismo, sectarismo, traiciones...
Han sido envidiosos porque el ERP de Joaquín Villalobos y Jorge Meléndez, a raíz del conflicto sobre el asesinato de Roque Dalton, logró salir de este laberinto de paranoias y luego surgir como la fuerza más dinámica, creativa, efectiva y menos sectaria de la guerrilla salvadoreña. Y como la fuerza que durante la guerra menos cayó ante la tentación terrible de usar la represión interna y contra la población civil para resolver sus problemas políticos y militares. Otras organizaciones se quedaron enredados en sus paranoias durante toda la guerra. No es casualidad que las masacres a combatientes y colaboradores de la guerrilla pasaron en San Vicente y no en Morazán u otros territorios del ERP. Tampoco es casualidad que a picahielo fue asesinada la comandante Ana María de las FPL y no la comandante Ana Guadalupe del ERP. Ambas eran visionarias y abogadas de una solución negociada, por mucho tiempo no comprendidas por sus compañeros. A lo mejor algo tiene que ver con lecciones aprendidas del caso Dalton...
No sé cuál ha sido el papel de Jonás en la detención, la decisión de ejecutar y el asesinato de Roque Dalton. Si participó como joven radical y confundido, miembro de un grupo inmaduro de aficionados que querían convertirse en guerrilla, esta tragedia le sirvió para convertirse en un hombre que superó el sectarismo y se convirtió en un líder guerrillero audaz, justo y responsable que nunca perdió su humanidad en función de la eficiencia militar. De esto me ofrezco como testigo. Si no me creen, pregunten a los pobladores de Morazán y a los militares hechos prisioneros por la Brigada Rafael Arce Zablah comandada por Jonás.
Todas las organizaciones guerrilleras, en esta fase, tuvieron varios casos como Dalton. Incluso la Resistencia Nacional (RN), que nació como reacción al militarismo del ERP que costó la vida a Roque Dalton, luego pasó por procesos complicados con múltiples víctimas de luchas internas. De las FPL de Cayetano Carpio, Marcelo y Sibrián, ni hablar...
Pedir la cabeza de Jonás en un gobierno que tiene como vicepresidente a Salvador Sánchez Cerén es simplemente cínico. Este hombre ni siquiera acepta que los 1000 combatientes y colaboradores de las FPL ejecutados bajo su mando en campañas de "limpieza" murieron víctimas de crímenes de guerra. No se puede pedir la cabeza de Jonás por un crimen cometido hace 35 años por un grupo de revolucionarios "inmaduros", y al mismo tiempo legitimar que en el FMLN siguen mandando dirigentes que ordenaron en su fase "madura", al final de la guerra, asesinatos selectivos a dirigentes e intelectuales civiles de la derecha. Algunos de ellos, incluso, ordenaron secuestros años después de los Acuerdos de Paz, y hoy son dirigentes del FMLN y diputados.
No entiendo porque en un país que ha aprendido a entender que la guerra llevó a muchos actores de ambos lados a cometer crímenes contra miles de compatriotas, hay que hacer un caso ejemplar de la absurda muerte de un poeta que murió víctima de los enredos y paranoias de una guerrilla no preparada para la responsabilidad ética y la madurez que exige la lucha armada. ¿Cuántos errores y crímenes habrán cometido todas las organizaciones guerrilleras incipientes en estos años?
Yo no soy quien decir a la familia de Roque Dalton cómo lidiar con su pérdida. Pero no puedo imaginarme que les sirva recibir la cabeza de Jonás, quien terminó siendo uno de los jefes militares más decentes de esta cruel guerra. Mucho de lo que los hijos de Roque Dalton dijeron hoy sobre Jonás y su papel en la guerra, como jefe del Frente Nororiental y de la Brigada Rafael Arce Zablah, sólo se explica por la ceguera que les causa su dolor y su odio. No corresponde a la realidad, como pueden comprobar sus subalternos, los pobladores e incluso sus adversarios.
Los verdaderos héroes son los que asumieron la guerra, la hicieron con eficiencia, y no perdieron su calidad humana. Jonás es uno, y a lo mejor la tragedia de Roque Dalton -su absurda muerte a manos de sus compañeros- ayudó a forjar a este jefe militar ejemplar.
(El Diario de Hoy)