Como es costumbre en la ciudad, nos alegramos cuando la temperatura baja un grado. No se diga cuando baja más, hacemos una fiesta completa celebrando un día en el que no nos vamos a sentir agobiados por el calor y en el que no vamos empapar la ropa de sudor.
Los últimos tres días de esta semana la lluvia se intensificó y poco a poco la alerta nacional fue subiendo de verde a roja, la cantidad de familias evacuadas también empezó a subir, en la televisión aparecían dando informes meteorológicos y de daños figuras públicas cada vez más importantes. La Tormenta Agatha estaba haciendo de lo suyo.
Durante la tormenta más de alguna vez los salvadoreños nos trasladamos seis meses atrás cuando ocurrió el Huracán Ida. Ninguno quería vivir nuevamente esa catástrofe. Ninguno podía creer que era la primera tormenta del invierno y ya estaba causando estragos.
Nuevamente – como todos los años - El Salvador es golpeado por la naturaleza y se vuelve a comprobar la permanente vulnerabilidad en la que vivimos. Nuevamente los albergues, nuevamente la ayuda, nuevamente los informes continuos en medios, etc. Es una emergencia y el tiempo de reacción es vital. Hay que actuar: los rescatistas a los ríos, los jóvenes a los albergues y a las zonas afectadas: unos distribuyendo alimentos, otros verificando condiciones de terrenos y viviendas, otros platicando con niños de los albergues, etc. Lo que está prohibido es quedarse de brazos cruzados, la población nos necesita y hay que responder.
Después de la emergencia a cuestionarse. ¿Por qué ocurren estos desastres cada invierno?
El problema de la pobreza, la vulnerabilidad y la exclusión se olvida en verano y en los inviernos se combate con albergues y víveres. Es inhumano que la sociedad y nuestros funcionarios públicos no reconozcan esos problemas como urgentes por resolver.
El problema tenemos que hacerlo problema, tenemos que hacerlo que se vea, tenemos que hacerlo que incomode para que así se discuta y se resuelva. Y los jóvenes sabemos cómo hacer eso, trabajando. Nuestro trabajo es nuestra protesta, es nuestra denuncia. Cada vez que nos unimos, nos organizamos y actuamos para eliminar las condiciones de pobreza y vulnerabilidad le estamos diciendo al país que vivimos en un sistema de oportunidades que no funciona igual para todos, que tiene fallos, un sistema que es injusto y que debido a los estragos que causa nos hemos sensibilizado con las familias más afectadas y decidimos trabajar junto a ellas.
No es posible que 32 familias en San Vicente estén recibiendo estas lluvias bajo tiendas de campaña que les fueron otorgadas por “2 meses” en noviembre del año pasado luego del Huracán Ida y que no se hayan pasado a sus viviendas temporales por ineficiencia del gobierno. No es posible que estas 32 familias hayan tenido que esperar 6 meses y otra tormenta para recibir por lo menos una solución temporal.
Los jóvenes no podemos permitirlo y por eso debemos trabajar cada vez con más fuerza, con más convicción, haciendo cosas cada vez más grandes, haciéndole ver a la sociedad que el problema de la pobreza es inmenso y no damos abasto, pero haciéndole saber también que se puede y se debe solucionar y que los jóvenes estamos dispuestos a hacerlo.
Hasta el momento el sol no ha salido para todos, aún hay 8,000 evacuados que regresarán a sus viviendas muy probablemente en zonas de permanente riesgo.
Ha llegado el momento en el que los jóvenes despertemos y marquemos las prioridades en la agenda pública a través de una propuesta constructiva: nuestro trabajo incansable con los más desfavorecidos.
"Un Gol por Un techo"
Si el Fútbol nos une, que nos una tu donación
Gerardo Calderón
Director Social
Un Techo para mi País El Salvador
Oficina: (+503) 22433655
Calle Los Claveles, Colonia La Sultana
Antiguo Cuscatlán, El Salvador
www.untechoparamipais.org/elsalvador/
www.facebook.com/techo.elsalvador
Twitter: @UnTecho