Estimados
amigos:
Hace 10 años, el martes 13 de enero 2009, salió la primera de mis “Cartas de
Paolo”. Salió en el MAS. Ya tuve varios años de escribir mi Columna Transversal
para El Diario de Hoy, y queríamos crear un formato propio para el MAS: una
columna menos analítica, más directamente al grano, más provocativam más “de
calle”…
Fue hasta abril del 2010 que las ‘Cartas de Paolo’ también
aparecieron en El Diario de Hoy, y poco a poco se fueron transformando:
siempre polémicas, siempre al grano, pero con más contenido analítico o
reflexivo, más largas. La verdad, extraño las versiones más cortas,
aunque requieren, contrario a lo que uno podría pensar, mucho más
trabajo y arte…
La primera Carta de Paolo en MAS
Las cartas comienzan a reproducirse en El Diario de Hoy
Con la que están leyendo hoy, la número
1533, mis cartas cumplen 10 años de vida y forman parte de la cultura nacional.
He criticado a mucha gente, a algunos de manera demasiado dura, a otros de
manera demasiado condescendiente. Donde me he equivocado, pido disculpas a los
afectados, pero sobre todo a ustedes, los lectores.
Una
columna con este estilo controversial siempre sale bajo el riesgo de
cometer injusticias. Pero el error imperdonable sería callarse por miedo
a meter la pata.
Un día 10 de enero como hoy, pero del año
1981, llegué a El Salvador. Cumplo 38 años de vivir y trabajar aquí – ya más
que los años que pasé viviendo en Alemania.
Este mismo día, el 10 de enero 1981,
estalló la guerra que durará 11 años. Se anunció con unos bombazos en el
cuartel San Carlos, a dos cuadras de la casa donde con otros periodistas
estuvimos esperando el inicio de la ofensiva. En el avión me habían advertido
que a las 5 de la tarde iba a comenzar la guerra, cosa que por supuesto no la
creí – hasta que utualito a esta hora empezó a temblar la colonia Laico.
Este día cambió la historia del país – y
ciertamente la mía. De repente me encontré en medio de una guerra, con balas y
muertos de verdad, una guerra que comencé a acompañar como observador, pero que
pronto me arrastró como un remolino en corrientes cruzadas de agua. Lo más
violento que había visto como reportero y fotógrafo habían sido manifestaciones
donde estudiantes y antimotines se agarraron a palos – pero el 11 de enero 1981
ya me tocó tomar fotos de muertos en combate, y de cadáveres que en sus manos
tenían naipes, los “calling cards” de un escuadrón de la muerte. Poco después
tomé la decisión de unirme a la guerrilla.
Cuando 11 años después pusimos fin a esta
guerra, decidí quedarme y ser partícipe de la reconstrucción del país y de su
tejido social. ¿Qué sentido tiene aguantar la guerra, si luego uno no disfruta
de la paz, de la libertad, de los retos que plantean?
Hoy, 38 años después, todavía me topo
(sobre todo en las redes sociales) con algunos que me niegan el derecho de
opinar y participar en la política del país en el cual he pasado una vida
entera luchando, trabajando, haciendo familia, educando a mis hijos, ejerciendo
mi oficio, debatiendo. Callate viejo, ni sos de aquí… Me dan risa. Muchas veces
no tienen ni la mitad de años de vivir en El Salvador que yo. Lo que se
construyó en la guerra y en la paz les parece un sistema obsoleto, poco cool,
nada sexy, deficiente, aburrido, lo mismo de siempre. Te dicen en la cara que
todas estas luchas no cambiaron nada, no lograron nada – y que Bukele tiene
razón de querer botar este sistema y refundar la Patria.
Pero esto no va a pasar. Somos demasiados
los que sí hemos vivido la guerra y aprendido sus lecciones. Somos demasiados
que nos recordamos de los tiempos cuando por una broma o una canción te podían
detener o incluso matar. Son demasiados también los jóvenes que, aunque hacen
uso de la libertad de criticar y protestar, no se compran el discurso anti
político y anti sistema – mucho menos de un hijo de papi, que nunca tuvo que
arriesgar nada en su vida.
Por
esto no me afligen los fanáticos. En 38 años he venido a conocer a mi gente. Joden,
pero no se dejan joder. Pueden dejarse engañar, pero no dos veces por los
mismos. Defienden lo conquistado.
Voy a hacer lo que normalmente no se
hace: dar mi pronóstico para las elecciones presidenciales. ¿Por qué? Porque no
son tiempos normales. Demasiadas fantasías.
ARENA/PCN/PDC: 1,400,000 votos – 50%
FMLN: 600,000 votos – 21.43%
GANA: 740,000 votos – 26.43%
VAMOS: 60,000 votos – 2.14%
Total: 2,800,000 votos – 100%
Esto significa que Calleja puede ganar en
primera vuelta, o tendrá que ir a una segunda contra Bukele. Pero viendo estos
números, también ganaría en segunda vuelta.
En la segunda vuelta, el resultado
dependerá principalmente de los votantes del FMLN y de VAMOS, los dos que quedarían
afuera. Incluso si todos los votantes del FMLN votaran por el candidato de
GANA, este solo llegaría a 1.34 millones de votos. Lo más probable es que la
mitad de los votantes del FMLN se queden en casa, que una porción muy pequeña
vote por ARENA, y que el resto vote por Bukele. Démosle otros 300 mil votos extra
a Bukele…
En el caso de VAMOS, estimo que un tercio
de sus votantes se quedará en casa, un tercio votará por Calleja y el restante
tercio por Bukele. Démosle otros 20 mil votos a Bukele. Entonces, el cuadro
sería así:
Bukele: 740,000 + 300,000 del FMLN = 20,000 de VAMOS = 1,06 millones = 42.23%
Calleja: 1,400,000 + 30,000 del FMLN + 20,000 de VAMOS = 1.45 millones = 57.77%
Con solo 2.51 millones de votos tendríamos
la participación más baja en un segunda vuelta en la historia, debido a la
abstención masiva de los votantes del FMLN.
Si calculamos que este número de
abstenciones será compensado por unos 300 mil ciudadanos que no votarán en la
primera ronda, pero sí querrán votar en la segunda, el número total de votantes
llegaría otra vez a un poco más de 2.8 millones. Es razonable asumir esta
cantidad, ya que tradicionalmente hay un 10% adicional votando en la segunda
ronda de las presidenciales. Solo que esta vez el total no subiría, debido a
los votantes de Frente que no quieren votar ni por ARENA ni por GANA.
Incluso si el 100% de voto nuevo se
inclinara por Bukele, no sería suficiente para igualar o superar el voto de
Calleja. El
cuadro probable para la segunda vuelta sería más o menos así:
Calleja: 1,400,000 + 30,000 del FMLN + 20,000 de VAMOS + 100,000 votos nuevos = 1.55 millones = 55.16%
Bukele: 740,000 + 300,000 del FMLN + 20,000 de VAMOS + 200,000 votos nuevos = 1,26 millones = 44.84%
¿Estos números son realistas? Bueno, no
menos realistas que las cuentas alegres que sacan Bukele y sus propagandistas. Ellos
basan sus números en las encuestas. Yo baso los míos en los resultados de las
últimas elecciones legislativas de marzo 2018, en las cuales la suma de votos
para ARENA+PCN+PDC llegó a 1.24 millones, y para el FMLN a 569 mil. Para la
primera ronda calculo que la alianza ARENA/PCN/PDC solo tendrá un aumento
modesto de 160 mil, tomando en cuenta que la participación en elecciones presidenciales
siempre es más alta que en legislativas.
Por la misma razón calculo al FMLN un
aumento, aunque sea muy modesto, poniéndole 600 mil votos. Detrás de esto está
el análisis político que, aunque es cierto que la fuerza electoral de GANA/Bukele
ha crecido muy rápido, fue a costa del FMLN, pero que esta hemorragia se ha logrado
parar a partir de la candidatura de Hugo Martínez. Mientras tanto, los partidos
de la derecha, aunque no han crecido sustancialmente, se han mantenido. Para
que Bukele gane, el FMN tendría que colapsar totalmente, y además GANA tendría
que quitarles masivamente votos a ARENA, PCN y PDC.
Las
golondrinas basan sus pronósticos en su monitoreo de las redes sociales, y yo
en el monitoreo del trabajo territorial de las diferentes campañas. Pronto
veremos quien hizo cuentas alegres.