Entrevista a la dirigente opositora venezolana María Corina Machado.
De Paolo Luers para El Diario de Hoy.
La
diputada María Corina Machado es la canciller de la oposición venezolana. Esta
función –explicar la situación seria de violaciones a los Derechos Humanos y a
las reglas democráticas en su país- la ha llevado por dos días a El Salvador,
junto a su colega diputada Dinorah Figueroa. Se reunió con varias fracciones legislativas,
con empresarios, con medios de comunicación, y a invitación del movimiento 300 dio una charla sobre los
peligros que emanan del modelo chavista.
El Diario de Hoy publicó en su edición de miércoles la primera parte de
una entrevista que María Corina Machado nos brindó. Aquí la segunda parte.
Ayer
nuestro Diario salió con un titular que decía “Maduro intenta establecer un
régimen policial al estilo cubano”. En Venezuela siempre la gente que me dice:
Esto no es posible, no va con el carácter de los venezolanos, no lo vamos a
tolerar...
En efecto, no
lo vamos a permitir, lo vamos a combatir y vamos a lograr tener a una Venezuela
que sea fuente de estabilidad y de resolución de conflictos y no generadora de
confrontación y división.
¿Hay
en Venezuela una réplica del régimen cubano, o es una figura retórica?
Hay una
presencia cubana inaudita e inaceptable. ¿Que sentirían si en su país los
organismos de seguridad y de inteligencia, estuvieran dirigidos bajo el control
de cubanos? ¿O si sus generales y soldados recibieran órdenes de otro gobierno?
Pero,
¿esto hoy en día está pasando, o estás advirtiendo un peligro?
Hoy en día es
así. Y pareciera que este modelo está derivando, no hacia Cuba, sino hacia
Rusia. Es decir, un país donde la presencia de las mafias en sus diversas
expresiones se va apoderando de las instituciones, de los órganos del poder
publico y termina controlando una sociedad. Venezuela tiene la fragilidad
institucional y la disposición del gobierno actual de hacer cualquier cosa a
cambio de permanecer en el poder.
Hay
un caso que se ha vuelto emblemático para la represión en Venezuela, que es
Iván Simonovis. Un preso político que está enfermo, que está muriéndose en la
cárcel. Todo el mundo dijo que hay que darle una medida humanitaria. ¿Cómo es
posible que paguen el costo político de no liberarlo?
Desafortunadamente
el costo de represión en Venezuela sigue siendo muy bajo. Otro caso:
Globovisión. La compra de Globovisión terminó siendo en la practica la
eliminación del único espacio mediático genuinamente independiente y autónomo
que teníamos. El caso del diputado Richard Mardo, le quitan su fuera
parlamentario, violando la disposición constitucional de que se necesitan dos
tercios y lo hicieron con mayoría simple. La criminalización de la protesta,
utilizando la Guardia Nacional disparando e hiriendo a jóvenes y mujeres -- y
no hay un costo político y una reacción fuerte especialmente de la comunidad
internacional. Entonces cuando el costo es así de bajo, el gobierno hace lo que
le da la gana. La represión que estamos viendo es producto de un gobierno
ilegitimo que se robó la elección. La forma de cohesionar a sus seguidores e
intentando aniquilar los espacios de resistencia es reprimiendo de esta manera.
Ahora es inaudito, es incomprensible y es inaceptable que no haya reacciones
firmes de los demócratas de América Latina en cuanto a lo que está ocurriendo
en Venezuela.
Hablemos
de las Fuerzas Armadas. Siempre he tenido la impresión de que el ejército
venezolano no se va a prestar como instrumento de represión abierta. Entonces,
si el gobierno necesita mas represión para mantener en el poder a Maduro, ¿qué
va a pasar?
Hay que
entender que se le ha hecho mucho daño a las Fuerzas Armadas estos años de
manera sistemática. Es paradójico
que sea Chávez, que vino de las filas militares, quien se propuso destruirla.
Con la corrupción y la creación de las milicias han hecho un enorme daño a la
profesionalización de nuestras fuerzas, agregado a la penetración del
narcotráfico - y esto es por diseño, porque es la forma de ir corrompiendo
desde adentro la institución. Sin embargo, yo siento que la mayor parte de los
cuadros medios de nuestras FFAA fueron formados en democracia y están al
servicio de la nación y no de un proyecto político particular. Ahora, las FFAA
se pondrán a prueba en el momento en que los ciudadanos reaccionen en un
proceso de movilización de calle...
Vamos
al tema de la unidad dentro de la oposición. ¿Han logrado mantener el grado de
unidad formidable que han logrado construir en la campaña electoral del año
pasado de Henrique Capriles? Después de la experiencia del robo de las
elecciones, del fraude que ustedes denuncian, ¿no entró en crisis la unidad?
No. Estamos
acudiendo a un nuevo proceso electoral (las elecciones de alcaldes, en
diciembre de este año. PL) con una unidad prácticamente perfecta. Desde el
punto de vista electoral, la unidad ha funcionado, ha establecido un conjunto
de lineamientos, de reglas que se han cumplido. La presencia de quienes
competimos en las primarias contra Henrique Capriles y perdimos, pero luego lo
apoyamos es la evidencia. Ahora, no se puede confundir unidad con unanimidad. A
veces hay la tentación de no permitir voces de disidencia o discusión dentro de
la propia oposición, y eso es un error, porque eso es lo que hace el
oficialismo, de no permitir que haya discusión de nivel estratégico o táctico.
En la Unidad tenemos que hacer un esfuerzo además por ampliarla y que no sea
solamente electoral, ni solamente de los partidos políticos. Yo he insistido
muchísimo en la necesidad de incorporar sectores de la sociedad civil, gremios,
organizaciones de base.
Te
iba a preguntar sobre eso. Tú llegaste a esta construcción de la unidad como
independiente, no afiliada a un partido. ¿Cuál es el aporte que los independientes
pueden dar a la oposición?
Como no tengo
militancia partidista, puedo decir lo que pienso...
Y lo
estás haciendo...
¡Siempre! Y eso
me da una enorme libertad. Lo hago en privado y lo hago en público. Y eso es
una enorme fortaleza, porque nos permite tener discusiones muy francas, de
distintas perspectivas.
Esto
es lo que hace tan interesante el proceso venezolano, por ejemplo en El
Salvador. La manera cómo la unidad se ha construido entre diferentes partidos y
sectores de la sociedad civil…
Sí, es una cosa
muy interesante. Para las elecciones parlamentarias del 2010, tuvo que ir a
primarias muy competidas, en un circuito con muy buenas posibilidades para la
oposición para ganar. Entonces, lo duro era ganar las primarias. Una vez gané
las primarias dije: Bueno, ahora tengo que ir ayudar a los candidatos
opositores en los otros circuitos. Toda mi campaña la hice prácticamente fuera
de mi circuito, acompañando a otros candidatos opositores. Ahora de cara a las
elecciones de alcaldes todos estamos apoyando a todos, independiente de que
pertenezcan u no a un partido y otro. Lo que no quiere decir que cada
organización no tenga su visión de las políticas que creemos debemos fortalecer
o privilegiar en Venezuela. Y esa discusión es necesaria que se de y que se de
abiertamente.
Entonces
ustedes han logrado un proceso unitario, pero sin tocar la autonomía, el
espacio de debate, el espacio para disentir, ¿eso es lo que me estás diciendo?
Bueno, no hay
todo ese espacio como yo quisiera, pero lo hay, y tenemos largas discusiones.
Ahora, yo soy de la opinión de que los diversos planteamientos estratégicos
tienen que abrirse aun más, tienen que hacerse de cara a los ciudadanos, no a
puerta cerrada.
¿Las
primarias del año pasado, con sus debates abiertos, no han dejado heridas
abiertas? ¿Cómo se han desarrollado las relaciones personales entre todos
ustedes? Por ejemplo, Leopoldo López y Henrique Capriles, cuando los conocí los
vi. muy opuestos, con poca química y mucha competencia. Pero en el transcurso
del proceso de unidad los he visto haciéndose socios e incluso amigos. ¿Como es
en el caso tuyo? ¿Tú ahorita eres amiga de Capriles y de los demás líderes
opositores?
Mira trabajamos
juntos, llegar a decir que soy amiga íntima de todos no es verdad, pero
compartimos una causa y tenemos buena comunicación - y obviamente
complementamos nuestros puntos de vista. Pero yo fui clara en la primaria y
expresé cual era la estrategia con la cual se debía enfrentar el modelo del
oficialismo chavista. Siempre insistí en la necesidad de confrontar y
contrastar los dos modelos en cuanto a sus valores, y además advertir los
atropellos y los abusos de un sistema electoral perverso - y eso no fue
compartido por Capriles durante la campaña electoral del 7 de octubre (del
2012, contra Chávez, PL), pero luego se hizo un cambio de estrategia hacia lo
abril (del 2012, la carrera Capriles contra Maduro, PL) que se acerco mucho a
lo que yo originalmente planteaba. Pero de todos modos, en ambas campañas me
involucré y apoyé, independientemente de mi disidencia.
La
experiencia de no poder defender el voto, luego de ganar en abril, obviamente
metió en crisis la oposición. Hubo fuertes discusiones sobre cómo defender el
triunfo. Incluso hubo críticas a Capriles de no haber apoyado las movilizaciones
en la calle para defenderlo. ¿Cómo salieron de esa crisis?
Sí, hubo varios
dilemas, y decisiones con los que yo no necesariamente estaba de acuerdo. Uno
era el supuesto dilema entre la confrontación o la esperanza. Yo decía que la
esperanza es producto de entender lo perverso de este modelo, lo nefasto, lo
contrario de los valores venezolanos, llamarlo por su nombre, y enfrentarlo
sobre la base de una movilización profunda del país. Entonces, para mi esta
contradicción entre denunciar o confrontar, por un lado, y la esperanza y la
confianza en el sistema electoral, por el otro lado, para mi no existía. Se
pueden compaginar ambas. Unos dicen: Si denuncias y criticas al Consejo
Nacional Electoral, puedes generar desconfianza y por tanto abstención. Siempre
he sostenido lo contrario: la gente tiene que estar clara de los problemas con
el proceso electoral. La participación electoral y la movilización en la calle
no son excluyentes. El 14 de abril (las elecciones que la oposición reclama que
ganaron, PL) nos demostró que frente a una neo-dictadura no basta ser mayoría y
ganar elecciones, se necesita saber defenderlo y eso implica movilización, y
eso implica calle, y eso implica protesta.
¿Y
allí fallaron ustedes?
Subestimamos lo
que el régimen era capaz de hacer frente al triunfo electoral. Ahora, es una
situación muy compleja, es una situación de una enorme responsabilidad y así lo
he dicho yo, yo creo que Henrique Capriles con la información que tenía en ese
momento tomó la decisión que el consideró que era la mejor. Que era suspender
las protestas en las calles...
Pero
sigues en desacuerdo...
Estos regímenes
requieren la presión de los ciudadanos que desafían el poder. Creo en que somos
capaces de rebelarnos contra el abuso y el atropello. Rómulo Betancourt decía
que hay dos mecanismos a través de los cuales el pueblo tiene conciencia de su
existencia material: el voto y la protesta. La amenaza de la represión no puede
ser la excusa para inhibirnos, porque entonces terminaremos todos protestando
en el baño de la casa.
Tengo
entendido que te invitó aquí a El Salvador el movimiento 300, o sea un grupo
decidido a producir un relevo generacional en la política. La oposición
venezolana es un ejemplo impresionante de relevo generacional. ¿Desapareció la
vieja guardia?
No
necesariamente. Hay personas de los partidos tradicionales con mucha influencia
todavía. Y lo que ha pasado no sólo es un relevo generacional, sino que muchos
sectores que no consideraban el servicio público y la política como un proyecto
de vida hemos despertado. Y soy una que entré muy tarde en la política.
¿No
tenías en tu plan de vida entrar en la política?
Jamás, lo
último que quería hacer en mi vida era hacer política. La razón era que pensaba
que para entrar en política era requisito hacer concesiones en materia de
principios - y hoy me doy cuenta que eso es un error garrafal. Si de algo me
arrepiento es de no haber comenzado antes...
Espérate,
¿me dices que tú y otros son un ejemplo de que se puede hacer política sin
comprometer sus valores?
Absolutamente.
Explícame
más. Eso es interesante para este país. Es la pregunta que aquí muchos jóvenes
profesionales se están haciendo. Y no tienen respuesta...
Esa es la gran
trasformación que los venezolanos estamos pidiendo desesperadamente: la
posibilidad de volver a sentir confianza y respeto hacia quienes ostentan el
poder. Eso exige una ciudadanía activa, que pida rendición de cuenta.
Ciudadanía que nos apoya a quienes nos metimos en política, pero nos exigen
rendición de cuentas.
Insito
en el tema generacional. Esta oposición que representan ustedes es como la
revolución de los cuarenteros. No te voy a preguntar tu edad, pero de los otros
líderes que consta que todos oscilan alrededor de los 40. Y todos ustedes han
logrado credibilidad en cuanto dicen: No vamos para atrás, no vamos a restaurar
al régimen anterior a Chávez, vamos a un futuro diferente a lo que había antes
y muy diferente a lo que tenemos ahorita...
Mire, la
democracia venezolana, entes de Chávez, fue un modelo que se agotó en términos de
la relación Estado-ciudadano. Esto no significa que tenemos que descalificar
los logros de ese periodo. Pero incluso mucha antes de Chávez, el estado
concentraba cada vez más y más propiedades y más poder, se convirtió en el
motor, el controlador y el dueño de todo. Generó incentivos perversos para
promover tres grandes males: el centralismo, el rentismo y el populismo. Y esos
son los que desvirtuaron y deslegitimaron el sistema de partidos y el sistema
de la sociedad. Y generaron además incentivos para que el resto de la sociedad
no se involucrara.
...creando
la situación para que surgiera un Chávez.
Así es. Hubo
clientelismo, demagogia, corrupción, inseguridad y eso generó una ruptura, o
la necesidad de un cambio a
cualquier costo. Este sistema obviamente no lo vamos a restaurar.
¿Cómo
sigue la película ahora? ¿Están pensando en hacerle a Maduro un referéndum
revocatoria en cuanto se pueda, cumpliendo la mitad del mandato?
Voy a hablar
por mí, no por la unidad. Cuando uno vive en un sistema democrático uno tiene
derecho a pedir un cambio de gobierno en cualquier momento, y de hecho en
nuestra historia, en nuestra república civil, no hubo un solo gobierno en el
cual no se pidiera la renuncia del presidente. Cuando uno está en democracia
eso es un derecho, pero viviendo en dictadura es un deber.
Entonces,
no quieres esperar 3 años, como dice la Constitución.
Yo dedico todos
los días de mi vida y mis noches a que la duración de este régimen sea lo más
corto posible. Ahora bien, yo soy demócrata y yo conozco y respeto mi
constitución, y sé muy bien cuáles son las herramientas que ofrece la
constitución para que esta tragedia dure lo menos posible. Efectivamente, lo planteo con total
firmeza y responsabilidad, Venezuela no aguanta 6 años de este régimen, ni
aguanta 3. Por eso yo he planteado la necesidad de apelar a otras herramientas
que están en la constitución para poder plantear no solo un cambio de gobierno,
sino también un cambio de régimen.
¿Hay
mecanismos para esto, más allá de la revocatoria del presidente?
Uno de esos
mecanismos y el cual yo favorezco es una Asamblea Nacional Constituyente.
Porqué? Porque permite que sea el pueblo y la gente quien lo pida en el momento
en que así lo deseemos y que podamos, con la fuerza originaria del pueblo, poner
a un lado las instituciones que hoy en día en Venezuela están todas
confabuladas para que este régimen permanezca en el poder. No se trata
solamente de cambiar un presidente, en este momento, la descomposición
institucional y moral es tan grande, el riesgo de anarquía es tan grande, la
destrucción económica y social es tan profunda, que Venezuela requiere un
cambio de régimen a la mayor brevedad.
¿Y
sobre eso hay una discusión abierta en la oposición y en el país?
Sí la hay. Y yo
creo que es sano y necesario que esa discusión sea abierta e incorpore a todos
los sectores del país.
Para
un país como El Salvador hay un aspecto sumamente importante en lo que acabas
de mencionar: la lucha por la institucionalidad, por la independencia de los
poderes...
En Venezuela,
el único espacio institucional donde el resto del país no sumiso al oficialismo
tiene alguna voz es la Asamblea Nacional. Pero los chavistas manejan la
Asamblea Nacional como si fuera un cuartel, y el teniente Cabello (presidente
de la Asamblea Nacional, PL) pretende imponerse violando la constitución y
violando las normas y procedimientos de la propia Asamblea Nacional. Imagínese
que el presidente de la Asamblea le diga a los diputados de toda la oposición:
Yo no les doy el derecho de palabra hasta que ustedes no declaren públicamente
que reconocen la legitimidad de la elección de Maduro. Donde es concebible que
eso ocurra? Y ante nuestra negativa nos caen a golpes.
Bueno,
aquí uno ya aprende a imaginárselo, viendo cómo funciona la presidencia de nuestra
Asamblea...
Pero entonces,
si eso es así, no podemos hablar de un sistema democrático y republicano.