martes, 2 de septiembre de 2014

Carta a los medios sobre el caso trata de menores

Estimados colegas que dirigen medios:
Un nuevo ‘shitstorm’ está alborotando las redes sociales: en miles de mensajes se expresa la sana indignación sobre una red de prostitución de menores. La gente quiere que se haga justicia. Con razón. Yo también quiero que todo el peso de la ley caiga sobre quienes prostituyen a menores de edad – y esto, obviamente, incluye a los clientes. Los detestables perversos que compran sexo con niñas.
Pero de repente se mezcla algo muy feo en esta tormenta de indignación. Aparecen nombres de supuestos clientes. Aparecen campañas de linchamiento digital. Y aparece la insinuación que los medios de comunicación están callando los nombres de los presuntos implicados para protegerlos, o peor aún, porque provienen de sus filas…

Por muy calientes que sean las pasiones que este caso despierta, hay que manejarlo con cabeza fría. La fiscalía aun no ha presentado cargos contra ningún ‘usuario’ de esta red que supuestamente facilita el sexo con menores. A esta altura no hay ningún indicio que la fiscalía quiera proteger a alguien. Las investigaciones tienen sus pasos a seguir, y sacar antes del tiempo los nombres de los investigados puede complicar o incluso hacer caer el caso, una vez que llegue a la corte. La fiscalía, aunque a veces comete este error, no debe llevar sus casos a los medios antes de llevarlos a los tribunales correspondientes.

Pero resulta que alguien de la fiscalía filtra la copia del testimonio de una de las menores a un periodista que tiene fama de publicar lo que sus fuentes anónimas le filtran – aun cuando no tiene posibilidad de corroborar los datos filtrados. Entonces, Héctor Silva junior publica en twitter una página de un documento que supuestamente (no lo podemos corroborar) representa la declaración ante la fiscalía de una de las mujeres involucradas en el caso.

Por supuesto que este documento, si es auténtico, no debería haber salido al público. Mientras la fiscalía no presenta el caso, es información sumamente confidencial. Su publicación puede tener serias implicaciones jurídicas.

Resulta que en la fotocopia que publica Silva, aparece el nombre de un personaje famoso. Que no lo voy a repetir, porque mientras nadie lo acusa formalmente, nadie tiene derecho de lincharlo. Comienza, entonces, el shitstorm en twitter y Facebook y blogs de dudosa reputación: contra el supuesto cliente, contra el medio donde trabaja, contra los demás medios porque no lo denuncian, contra la voces de cordura que dicen: Esperemos que la justicia trabaje. Si es culpable, que le caiga el peso de la ley y toda la indignación de la sociedad. Mientras tanto, esperemos que actúe la fiscalía.

Por decir más o menos esto, me acusaron de complicidad con la trata de menores. A mi y a todos los medios que no han entrado en el terreno del linchamiento público – y por tanto, no han puesto el dedo a alguien que por el momento sólo salió implicado en un documento filtrado ilegalmente y publicado irresponsablemente.

Los medios como instituciones y los periodistas, como profesionales, no podemos actuar de otra manera. Callarse mientras no hay acusación formal no es cobardía, es responsabilidad. No es complicidad con la prostitución de menores, es la negación de hacerse cómplice de un linchamiento público. Al colega que publicó el supuesto testimonio filtrado le digo: Si usted tiene otras fuentes para implicar a la persona que menciona, preséntelas. Sería legítimo, como resultado de una investigación periodística. Pero reproducir copias filtradas que usted no tiene forma de corroborar, no es profesional.

Felicito a los medios que están actuando responsablemente en este caso. Saludos, Paolo Lüers

Shitstorm = tormenta de indignación, impulsada en redes sociales, que termina en difamaciones y ataques viscerales a quienes no apoyan las acusaciones. 
(Mas!/El Diario de Hoy)