miércoles, 6 de julio de 2011

Los 2 años perdidos de ARENA

Paolo Lüers
Me quedó pendiente la otra cara de la evaluación de los dos años que han pasado desde el cambio de gobierno: los dos años perdidos por la oposición.
Suena muy fuerte este juicio. Bueno, ni modo, así de tajante fue el juicio que en este mismo espacio Observador Político hice de los dos años de gobierno de Funes: dos años perdidos.

Cuando el partido ARENA perdió las elecciones presidenciales del 2009, los votantes le encomendaron dos tareas: ejercer la oposición al gobierno del FMLN y de Funes - y en este proceso renovarse, superar los problemas internos que lo llevaron a la derrota, y posicionarse como alternativa democrática para las elecciones del 2012 y del 2014.

Dos años más tarde, hay que constatar que ARENA no hizo su tarea. Precisamente porque falló en su rol de oposición, tampoco pudo avanzar mucho en el segundo campo. Porque tanto para renovarse, como para superar los problemas internos, y sobre todo para construir un proyecto político atractivo, es condición indispensable ejercer de manera integral y creíble el rol de la oposición política y parlamentaria.

No es suficiente oponerse, denunciar y decir 'no'. Para que el ejercicio de la oposición lleve a un partido a renovarse y a construir una alternativa, tiene que ser una oposición que para cada política, cada propuesta, cada proyecto de ley, cada discurso del gobierno y de los partidos gobernantes desarrolle una propuesta mejor. No es una cuestión de oposición constructiva o más moderada versus oposición destructiva o más agresiva, como muchos señalan de manera superficial. La crítica más destructiva que un gobierno puede sufrir no es la simple negación, sino la crítica que reside precisamente en la capacidad de construir y presentar públicamente alternativas creíbles, viables y concretas a cada política oficial.

Esa es la oposición buena, la destructiva para el gobierno y constructiva para el país. Y para el propio proyecto político.

Si un partido desarrolla de manera consecuente, coherente y sostenida (durante dos años) este tipo de oposición, en el mismo proceso resuelve sus problemas internos. Para construir un proyecto político alternativo y convincente, primero tiene que fomentar el debate interno, el análisis crítico, y la capacidad de incluir críticas, propuestas, aportes de la sociedad civil, sobre todo de su público cautivo: los profesionales, los ejecutivos de empresas, la clase media, y los jóvenes. Sólo en un debate abierto y plural con todos estos sectores (y otros), un partido de oposición puede construir el proyecto político que necesita para volver a convertirse en mayoría.

Lo que en ARENA muchos todavía no han entendido es que el proceso de renovación y de posicionamiento como alternativa necesariamente es un proceso democrático. O es democrático, o no funciona. Tiene que crear democracia interna y democracia en la relación entre el partido y la sociedad. Tiene que crear pluralismo, debate, tolerancia. Para desarrollar las nuevas ideas y propuestas, pero sobre todo para poder proyectarlas con fuerza y credibilidad a la opinión pública, el partido tiene que tener voceros que no solamente más capacitados profesionalmente, sino también mucho más creíbles. Para tener credibilidad, tienen que ser voceros que no representan los liderazgos antiguos que llevaron al desgaste y fracaso al partido. Y no sólo tienen que ser caras nuevas, sino personajes fuertes quienes con autoridad pueden proyectar que el partido está cambiando.

Yo desafié a ARENA, en una columna publicada hace dos años, a crear un 'gabinete de sombra', con una mezcla de personajes que combina a los mejores profesionales en cada campo con los mejores políticos del partido. Hasta ahora, no han producido ni la sombra de un gabinete de sombra...

No han podido, porque esto sólo funciona si es parte de un genuino proceso de construcción de pluralidad, democracia interna, inclusión de ideas y relevo generacional. No se trata de una dirección visionaria contratando a los mejores mentes como voceros. Por lo contrario, ¡se trata de una dirección visionaria abriendo espacios a nuevas liderazgos que la van sustituyendo!

Esto no quiere decir que la renovación de ARENA no haya avanzando en nada. Hay tendencias muy positivas, hay pasos en la dirección correcta: la separación del partido del grupo del ex-presidente Saca; la elaboración de nuevos estatutos por parte de un sector renovador; la inclusión de sectores críticos que incluso lograron revertir las decisiones erróneas de la dirección y de la fracción en el caso del decreto 743. Todos son pasos en la dirección correcta. Pero no son suficientes. Si los nuevos estatutos no se aprueban y aplican; si ARENA no se da una dirección plural que representa a los diferentes intereses y tendencias dentro del partido y dentro de la sociedad; si entre los candidatos para el 2012 no surgen nuevos liderazgos (o más bien si los nuevos liderazgos no son tomados en cuenta para el 2012); si no construyen el gabinete de sombra con los hombres y mujeres más capacitados y más combativos para ejercer la oposición al gobierno y en el proceso construir el nuevo proyecto político... la gran oportunidad de la oposición se pierde.

(El Diario de Hoy)

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