viernes, 6 de julio de 2007

LA CULTURA DE LA INVESTIGACIÓN

De datos tomados del Ranking Iberoamericano de Instituciones de Investigación (SCImago-Universia, 2007) se obtienen datos muy interesantes sobre la producción científica en los países tomados en cuenta por el estudio. España, Brasil y México son los países con mayor investigación (I+D), los otros países incluidos en el estudio son Argentina, Chile, Portugal, Venezuela, Cuba y Colombia. Se eligieron estos países por ser los de mayor producción científica de Latinoamérica. En cuanto a la producción científica mundial la encabezan Estados Unidos, Inglaterra, Japón, Canadá y Alemania. El único país que de la región Centroamérica que aparecer citado en el Social Science Citation Index es Costa Rica. Lo cual refleja que en Centroamérica la producción científica es muy baja.

Al comenzar a escribir traté de investigar la producción científica salvadoreña, me ha sido imposible, porque no se ha investigado este tema. Pronto se ve el patrón en El Salvador, a la hora de tratar de hacer una publicación basándose en datos, estadísticas y análisis. No existe. Hay algunos pocos esfuerzos aislados de algunos centros de investigación, pero la realidad es que en el país, en términos generale, no se hace investigación. Algunas fundaciones hacen esfuerzos por realizar investigación, pero en general son esfuerzos aislados y puntales.
La política nacional de ciencia y tecnología, aunque interesante, es uno de esos tantos documentos que están bien realizados, pero no se llevan a la práctica. Y encima el presupuesto, con que cuenta el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, es ridículo, siendo el encargado de fomentar y liderar dicha política. Ya sé, muchos me argumentaran que un país como El Salvador, con tantas necesidades, no debería de invertir sus pocos recursos en ciencia. Error, precisamente comencé hablando del ejemplo de otros países que sí invierten en ciencia y tecnología y donde han dado soluciones ingeniosas y han logrado desarrollar el país. Ejemplo Brasil, centro ahora de la discusión sobre combustibles alternativos, firmando convenios con Estados Unidos y la Unión Europea. Todo por haber invertido en investigación sobre combustibles alternativos. Esta tecnología y conocimiento es ahora sumamente apetecida por los países más desarrollados.

En El Salvador padecemos tanto de este mal que Rene Nuñez, premiado en la conferencia marco sobre el Cambio Climático realizada hace unos años en Nueva Delhi, sigue siendo comidilla de discusión de unos cuantos y no se le da la relevancia científica que merece. Y eso que también ha recibido el Premio Nacional de Medio Ambiente y se le ha dado el título de Hijo Meritísimo de El Salvador, otorgado por la Asamblea Legislativa. Pero el apoyo concreto para explorar y desarrollar todas las aplicaciones prácticas de su proyecto todavía no se le dan.

No es necesario que nos remontemos a invenciones extraordinarias, pero la labor investigativa se ve como una perdida de tiempo y no como algo necesario. La empresa privada en El Salvador no valora tener como parte de sus equipos investigadores que puedan ayudarles a mejorar procesos, a contaminar menos. En fin no se han dado cuenta que son la herramienta básica para mejorar la rentabilidad de sus empresas y que no es necesario pagar sueldos de miseria a sus trabajadores, sino que hay que hacer más eficiente sus procesos.

La prensa también es un claro ejemplo de la poca labor investigativa en El Salvador. Que fácil es poner las palabras de uno contra las palabras de otros, y eso es lo que tenemos en nuestros noticieros y periódicos, unos dijeron y los otros respondieron. ¿Por que no presentar una buena investigación sobre las causas, las razones y las implicaciones de los hechos que están aconteciendo? ¿Por que no buscar la raíz del problema antes de reproducir la partidización política de los problemas? La presa tiene que unirse a un nuevo clima, donde la razón y los datos científicos nos puedan guiar hacia el desarrollo del país.

El gobierno es otra instancia donde se tiene que promover la investigación. Es difícil tomar decisiones sin saber los hechos y las causas. Esto pasa en la mayoría de ministerios salvadoreños, por ejemplo la policía, si no realiza una buena investigación, difícilmente será efectiva para bajar los índices de delincuencia. Para colmo de males, es sumamente difícil contar con datos actualizados. Si preguntan en el Ministerio de Educación por la matricula del año 2006, les dirán que no la tienen; si preguntan en el Ministerio de Medio Ambiente por el listado de áreas naturales protegida, les dirán que está en proceso de elaboración o les darán información vieja. Y no es que estos dos ministerios sean malos o que la gente que labora en ellos no sea competente, al contrario, el punto es que no hay una cultura de investigación y de manejo sistematizado de la información.

Es increíble el esfuerzo que se tiene que hacer para tratar de tener datos actualizados y creíbles sobre cualquier aspecto de la realidad salvadoreña, y aun así tenemos que tomar decisiones. No me extraña porque nos equivocamos tanto. Y al final resulta que cuando investigamos y los resultados no le gustan al ministro de turno, hasta hay que pedirle disculpas por decir la verdad y por haberla presentada científicamente.

En fin, necesitamos una buena política de investigación, una universidad con vocación académica científica, investigación judicial, investigación policial, investigación periodística, así tal vez vamos creando una cultura de investigación, en donde podamos tomar las decisiones basados en el conocimiento y la razón y no en la especulación y el supuesto.